* Este joven periodista, que trabaja hace seis años en Bolivisión, quiere entrevistar a las personas que no salen en la tele.
Alvaro Irusta (A) está en el periodismo hace seis años, todos en Bolivisión, pero en la televisión ya lleva 13 años de carrera. Comenzó en ATB en El Show de Jacky, donde empezó a surgir su interés por la comunicación.
Hoy cubre sociales y especiales, pero confiesa que las áreas que más le gustan son seguridad y la noche. “Para mí seguridad es un área especial, me ha encantado desde la vez que empecé hacer periodismo porque fui nochero los primeros dos años”, cuenta este comunicador egresado de la UMSA en la entrevista que le hizo Tu Guía, en la que nos habló de su carrera y su vida personal.
TG: ¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo?
A: Lo mejor es el contacto a diario que tengo con decenas de ciudadanos, siento que es lo que me abre a la noticia. Y lo peor es cuando participó de asesinatos, atracos y accidentes de tránsito en el área de seguridad. En una ocasión hubo muchas personas fallecidas en un accidente de tránsito, entre ellas niños, y yo tengo mi hija, entonces me causó mucho dolor ver cómo estaban ellos.
TG: ¿Cómo definirías tu forma de hacer periodismo?
A: En Bolivisión tenemos una línea muy especial, en la que tratamos de ser imparciales, eso siempre nos han inculcado los jefes de prensa en la red, primero Víctor Hugo Rosales y ahora César del Castillo. Eso es lo que trato de hacer a diario, llegar a la gente incluso dejando de lado las notitas de coyuntura, quiero buscar un poco más allá de la noticia y seguir adelante en esto, buscando sueños, soy chango y me falta mucho.
TG: ¿Cuál es tu principal objetivo?
A: De aquí a unos años quisiera ser jefe de prensa y presentador de noticias, pero manejando mi propio equipo, porque para mí presentar noticias sin salir a la calle no es periodismo. El periodismo es estando en la calle y teniendo contacto con los entrevistados.
TG: ¿Qué calificación le darías a tu trabajo?
A: Yo me calificaría con 10 (sonríe), pero la gente es la que tiene que hacerlo, yo hago lo que puedo y la verdad es lo que mejor entrego a las personas.
TG: ¿Qué te autocriticarías?
A: Me falta bastante, a veces me emociono mucho con una noticia y quiero sacarla ya, sin buscar el trasfondo, entonces en esas cosas me falta un poco de análisis.
TG: ¿Cuál es la mejor noticia que te ha tocado dar?
A: Creo que ha sido el seguimiento que realicé para hacer justicia a un cadete de la Naval que tenía VIH, yo inicié esto y todo terminó con la graduación de alferez del cadete después de más de un año y medio de seguimiento. Luego también tengo un premio que gané sobre la nota que hice acerca del maltrato a las mujeres alteñas.
TG: ¿Y la peor?
A: Fue cuando viajé a Oruro con mi camarógrafo y ocurrió un accidente de tránsito. Había más de 30 fallecidos y en ese momento no sabía si cubrir la noticia, entrevistar a las personas o empezar a rescatar a los heridos, opté por lo último mientras el camarógrafo filmaba. Fue una de las cosas que me marcó porque me estaba iniciando en el periodismo.
TG: ¿Qué diferencia hay entre los noticieros de Bolivisión y la competencia?
A: Modestia aparte, yo creo que hay mucha diferencia. Nuestro noticiero es un poco más a la antigüita, más serio, pero también más responsable que otros porque el sensacionalismo está fuera de nuestro horario. Para encarar la noticia, nuestro jefe de prensa nos ha inculcado que no hay nota sin parte y contra parte, entonces todas las notas que tenemos son de dos a tres entrevistados.
TG: ¿Cómo ves al periodismo a nivel general?
A: Creo que no sólo en Bolivia sino en América Latina, el periodismo está mal, ha perdido credibilidad y valores, pero también hay que rescatar el trabajo diario que hacen los periodistas por llevar la información. Hay periodistas y periodistas y no hay que meterlos a todos en un solo cajón.
TG: ¿Qué representa hoy en tu vida el periodismo?
A: Tengo muchos desafíos a diario, que van rumbo a la búsqueda de la noticia más allá de la coyuntura y de la humanidad. Quiero entrevistar a personas que no salen en la tele, que ven los hechos y que quieren ser entrevistadas, pero que nadie les da el micrófono.
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