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domingo, agosto 15, 2010

Alfonso Arévalo Araníbar “Siento la misma pasión de cuando comencé en el ‘68”.

Entrevistar a Toto siempre ha sido sabroso, la primera que va impresa, pero pareciera la última, porque cuenta detalles que muy pocos conocían, como que es hincha de Wilsterman, que prefiere a Pelé por sobre Maradona y menciona a Etcheverry, Baldivieso y el “Chocolatín” Castillo como los máximos exponentes del fútbol que vio, aunque reconoce a Máximo Alcócer, figura de los años sesenta, década en la que iniciaba ésta travesía, la de ser uno de los máximos referentes del deporte en Bolivia.

L.G. ¿Cómo y cuándo comenzaste?

T.A. He comenzado mis correrías en 1968.

L.G. ¿Qué edad tenías?

T.A. Tenía 17 años. Comencé en Radio Centro y desde el primer día supe que el mundo estaba abierto para relatar fútbol, con mucha convicción, con mucha fe.

L.G. La clásica, cuando tenías 8 o 10 años, ¿que querías ser?

T.A. Periodista. Cuando tenía 8 años en mi escuela las horas cívicas las hacía yo, relataba fútbol imaginariamente.

L.G. De que colegio saliste, nadie sabe.

T.A. Yo estudiaba en la escuela Carrillo. En 5to. ó 6to. de Primaria yo relataba partidos del Sudamericano y la coincidencia es que los que relataba de Bolivia, Bolivia ganaba. Hice la secundaria en el Colegio Nacional de Sucre, en Cochabamba, y la carrera de Derecho en la Universidad Mayor de San Simón. Mi tesis de grado “El contrato de trabajo del jugador de futbol”, en 1979, demostraba lo que hoy es una realidad. Expuse, en esa época, que el jugador era una persona que no tenía ninguna condición laboral, pues jugaba pero trabajaba en otros lugares. Señalaba que era indispensable que el contrato que firme sea reconocido por el Ministerio de Trabajo como cualquier asalariado, como cualquier trabajador. Lamentablemente pasó mucho tiempo, porque los dirigentes lo impedían. Lo hice realidad cuando era Secretario de Deportes al hacer firmar el Decreto Supremo en 1993 y a partir de ese decreto los jugadores tienen todos los derechos de los trabajadores.

L.G. ¿Cumpliste tu sueño de niño?

T.A. Sí. De niño conocía las alineaciones de los equipos de Sudamérica. Lo curioso es que lo hacía de memoria. A mi papá no le gustaba el fútbol y no le gustaba que sea periodista. En ese tiempo eran bohemios, se farreaban. Me contaron historias que en Cochabamba transmitían el partido y en el descanso mandaban a un corte musical, cruzaban al frente, tomaban una buena chicha y volvían a relatar el segundo tiempo y a veces, cuando el entusiasmo era mayor, no había segundo tiempo. En ese tiempo yo escuchaba a Cucho Vargas, a Heriberto Vásquez, y yo decía algún día voy a estar a lado de ellos sentado trabajando. Mis apuntes de escuela eran sobre fútbol, sabía quienes relataban, sabía los datos de los protagonistas de los partidos. Debuté de puesto de campo. El señor que me mandó al aire no sabía ni como me llamaba y un amigo, mi compinche, dijo que era Toto Arévalo. Fue mi bautizo, porque Toto me decían mis hermanos y mis amigos íntimos. Fue una tarde a las 14:45, jornada doble la Asociación de Cochabamba y rezaba porque no llegue el titular que se había farreado. Fui al centro de la cancha, agarré el micrófono y los auriculares y comencé: dí las alineaciones de los equipos, me puse al lado de los dos planteles e hice las notas. El relator se quedó sorprendido. Desde ese día mi punto central era la cancha.

L.G. El relator, ¿quién era?

T.A. Carlos Dalence. La radio tenía tan buena audiencia que era un parlante y hasta hubo un momento en que me aplaudían.

L.G. ¿Quién te dice Alfonso?

T.A. 3 ó 4 personas. Mis papás me decían. Hoy, cuando me llaman y me dicen Alfonso, sé quien me está llamando. En carta me han bautizado con todos los nombres, porque Alfonso no tiene nada que ver con mi sobrenombre.

L.G. ¿Cómo nació lo de Toto?

T.A. Hubo un accidente en la casa. Dicen que en esa época hubo una nevada terrible que nunca se había registrado en Cochabamba. Los techos se llenaron de nieve y el dormitorio donde yo estaba se hundió. Estaba en mi cuna, me salvé de milagro. Mis hermanas quedaron enterradas y una perdió el oído. Le costaba hablar y no podía decir Alfonso decía Toto, entonces quedó. En la universidad, en los exámenes orales en Derecho, era Toto, porque no me conocían por mi nombre. La anécdota mas curiosa es con el Presidente Jaime Paz Zamora, quien me invitó a ser Secretario de Deportes. En el momento del discurso se quedó en silencio. Entonces dijo: lo conocemos como Toto, porque no se acordaba como me llamaba.

L.G. ¿Vuelves a la política?

T.A. No. Fue sólo esa vez. Me hubiera equivocado de estar en la política si hubiese tenido una gestión que no trascendía, que dí un paso en falso. Fue una gestión donde se hizo cosas importantes, me enseñó a mirar el panorama desde el lado de la dirigencia del deporte, descubrir sus secretos, sus dificultades, aprender a resolverlos y solucionarlos, me hizo más completo como periodista. Se hicieron los grandes premios de automovilismo Cobija- Tarija, los juegos nacionales y los Juegos Bolivarianos en Cochabamba y Santa Cruz, porque sentí la necesidad de unir al país y porque hubo un Presidente que me escuchaba. ue brinda todo el apoyo.

DEPORTE TOTAL DESPUÉS DE TOTO

¿Después de Toto veremos a tu hijo José Miguel?

El está haciendo sus armas y se está preparando para un nuevo tiempo de Deporte Total, porque hasta en eso he tenido suerte, que alguien continúe con la misma pasión, convicción e ilusión.

¿Cuándo tenías 22 años, como él, cómo eras?

A su edad ya estaba casado, era padre de familia y había hecho mi primera transmisión desde Manaos, Brasil. José Miguel, a los 14 años, estuvo en un Mundial. Le dije que si lo acreditaban yo le pagaba todo, porque estaba convencido de que no lo harían. No sé que hizo o dijo en su carta que el comité organizador respondió que era un privilegio que alguien de su edad fuera al Mundial y estaba al otro extremo del portugués Oliveira, el más viejo con 83 años.

¿Qué papel juega Sonia, tu esposa, en tu vida?

La del equilibrio, porque a veces la pasión lo manda a uno a cometer algunos excesos y ella es el contrapeso.

¿Qué porcentaje tiene de esta historia?

Yo creo que a la historia de Deporte Total yo contribuyo un 25 %. Entre mi esposa y Fico tienen el resto. Me frenan, me controlan, me dejan tranquilo. No me ocupo del dinero, es Sonia la que maneja la billetera y la chequera. Esto ha sido un éxito, van a ser 34 años de Deporte Total en Sud América. Ningún programa ha durado tanto y el que nos competía era el Chavo del Ocho que dejaron de grabar hace 20 años. Me siento como el primer día, con las mismas ganas.

Fico Arévalo, más Amigos Que Hermanos

Federico Arévalo, Fico, es el motor. Pocos tenemos el privilegio de poner la cara y muchos de soportar el peso de toda la estructura y mi hermano es el eje sobre el que se maneja toda la estructura de Deporte Total. Es el más fiel compañero de trabajo, amigo y hombre.

LG. ¿Son más amigos que hermanos?

T.A. Sí. El gran mérito de Deporte Total está en él, lo debo reconocer. El que se lleva las flores es el que aparece en la pantalla, pero no es el que hace todo el trabajo.

LG. Te adora.

T.A. A sacrificado muchas cosas para mantenerse en el lugar en el que está, el de coordinador. Casi pierde la vida en un accidente por hacer Deporte Total. Él podría decir que ha dejado la piel y la sangre, con la mayor lealtad, que es lo que yo reclamo en todos los que son mis compañeros de trabajo. Lealtad, sinceridad y reconocimiento al paso generado. Tengo un aprecio por absolutamente todos los que están en el programa, pues los veo desde la perspectiva de gente que ha desarrollado. Me encanta que estén triunfando, porque de alguna manera siento que la semilla que lanzamos en un momento de la vida no fue en vano sino el producto se está viendo en una televisión deportiva y que tiene una alta dosis de gente con mucho entusiasmo tratando de superarse y mejorar.

Cortitas al pié

Grover Echeverría.

El mejor relator de radio.

Quique Rivera, Turco Berdeja.

Hechos en Deporte Total, gran futuro.

Juan Pasten, Richard Pereira, Ernesto Moreno.

Todos producto de esta casa.

Gonzalo Gorriti, Gonzalo Cobo.

Gorriti es de los chicos que más aprecio. Cobo es uno de los jóvenes que más está creciendo.

Cucho Vargas, Eduardo Pérez.

Cucho es el maestro de maestros, el periodista deportivo más completo. El Padre es un español-boliviano capaz de decir como sentimos.

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