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viernes, octubre 04, 2013

Richard Pereira: ‘A veces, la tranquilidad es mejor que la felicidad’



— ¿Cómo se inició en el periodismo deportivo?

— Yo era corresponsal de Toto Arévalo en Sucre y, por una invitación suya, vine hasta La Paz. Trabajé con él y luego pasé a Bolivisión por invitación de Juan Pastén. De a poco el programa fue disolviéndose y yo me quedé como responsable.

— ¿Siempre se abocó al deporte?

— Casi siempre. En Sucre hacía programas de formato musical en radio, pero tratando de encontrar más seriedad en este trabajo me di cuenta de que lo deportivo era lo mío. Me gusta estar cerca de estas actividades y la mejor opción fue dedicarme al periodismo deportivo.

— ¿Cómo se siente con su carrera en este momento?

— Me siento satisfecho, agradecido con Dios porque pude trabajar con grandes referentes de Bolivia en el periodismo deportivo. Me responsabilicé de reflejar grandes eventos: campeonatos, ligas, juegos olímpicos y más. Contamos con un gran equipo para sacarlos adelante.

— ¿Cree que Bolivisión no necesita de un programa deportivo?

— No es eso, creo que nos hemos convertido en un referente deportivo por todos los eventos deportivos que transmitimos. Queda como una asignatura pendiente un programa, por el momento estamos tranquilos con los espacios que tenemos y con un buen equipo para hacerlos.

— ¿Cómo se alista para el Dakar y para la Copa del Mundo?

— Tenemos varios proyectos y Bolivisión va a estar presente en el Dakar y en Brasil, tratando de hacer un trabajo diferente. Es difícil hacer una cobertura así, pero eso es lo especial.

— ¿Le queda tiempo libre?

— Muy poco, porque también relato en radio Estelar, los fines de semana se complementan con los partidos y, cuando se puede, descanso.

— ¿Está solo?

— Tengo a mis papás y un hermano en Tarija, dos hermanas en Sucre; yo estoy separado, tengo una hija que vive en Santa Cruz y con quien trato de estar en permanente contacto, pero yo acá en La Paz ahora estoy solo.

— ¿Cómo está su relación con Fabiola Pastén, la mamá de su hija?

— Es un tema muy delicado que por un tiempo fue mal tratado y tergiversado, pero ahora que ya pasó, lo único que importa es el bienestar de mi hija. La relación con ella (Fabiola) es buena y no se descarta lo que pueda venir adelante.

— ¿Usted puede ver a su hija?

— Trato de estar lo más que puedo, el tema de la distancia y del trabajo me mantienen lejos, pero estoy seguro de que algún día ella lo entenderá, pero está en mis pensamientos y oraciones siempre.

— ¿Cómo evalúa su carrera?

— A momentos le pongo cero y a momentos le pongo diez. Uno siempre está aprendiendo. A veces sientes que llegaste al tope y no es así; por ello, lo mejor es mantener el equilibrio. Debes saber manejar los temas que tocas para no herir a nadie, esto se debe tratar más con la razón que con el corazón. A mí no me pagan por decir lo que la gente quiere escuchar, si no para decir lo que pienso, pero siempre se debe ser responsable.

— ¿En su vida, usted aplica la misma regla de la razón antes que el corazón?

— En el trabajo sí, porque en la vida muchas veces el corazón ha mandado.

— ¿Y se ha equivocado?

— Sí, pero nunca es tarde para enmendar esos errores.

— ¿Es feliz?

— A veces, la tranquilidad es mejor que la felicidad.

— Está tranquilo

— Sí y espero muy pronto complementarlo con la felicidad (sonríe).


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