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domingo, marzo 23, 2014

Virginie Poyetton, investigadora y cooperante en la Fundación Unir “Es más difícil luchar contra la censura periodística indirecta”

La investigadora Virginie Poyetton sostiene que en el trabajo de los periodistas es más difícil de identificar y luchar contra la censura indirecta, que se genera a través de los anuncios publicitarios y que se activa cuando un medio difunde una información que no agrada al anunciante, sea el Estado, la oposición o una empresa.
Esta semana se presentó el estudio de Poyetton, Censura y autocensura periodística en Bolivia, que basa su trabajo en una encuesta a 54 periodistas de las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Esta entrevista versa sobre esa investigación.
Tras este trabajo, ¿cómo dirías que afecta al público la censura y la autocensura?
Ése es el tema clave. Más allá de la profesión periodística -que me interesa mucho por ser periodista- creo que aquí en Bolivia el tema de censura más que todo afecta a la gente en su conjunto, porque más que a la libertad de la prensa, la censura afecta a la libertad de expresión de las fuentes, y las fuentes somos todos los ciudadanos. Y si no tienes un espacio como ciudadano para expresarte en los medios, no tienes libertad de expresión. Eso es un obstáculo para el desarrollo normal de la democracia.
En el estudio se identifica que hay cierto resquemor en los periodistas para reconocer que sufrieron censura, pese a que en la encuesta primó el anonimato. ¿Esto no es una llamada de atención y a qué lo atribuyes?
El 54% de los periodistas dice haber sufrido censura y el 83% dice que ha escuchado de colegas que han sufrido censura. Eso es bien interesante, nos muestra los límites de esta investigación, porque es difícil admitir que uno fue censurado porque implica también -y ésa es la palabra de los entrevistados en los grupos focales- admitir falta de coraje de un periodista que al final hubiera tenido que renunciar.
Si tú como periodista investigas un tema de corrupción y tu jefe te dice que no se publicará, al final es tu responsabilidad moral de decir: "está bien, si no se publica, porque yo pienso que es un tema muy importante para los ciudadanos, renuncio”. Admitir eso es difícil.
El informe reseña varios factores que están relacionados con la censura, pero creo que el que pesa más es la condicionante laboral. ¿Qué opinas?
Muchos periodistas me han dicho eso, pero son varios como el tema de la formación, porque se argumenta que no hay carrera universitaria de periodismo en Bolivia; después hay periodistas que llegan a un medio con poca formación y no tienen el conocimiento ni la fuerza para resistir actos de censura; luego viene el tema laboral, que atañe por ejemplo a sueldos más bajos que años pasados, o a capacitaciones que antes pagaba el medio, y hoy deben correr por cuenta del periodista durante sus vacaciones. Es decir, las condiciones laborales han empeorado y eso afecta a la posibilidad de poder resistir a un acto de censura.
Según el trabajo de campo, ¿cuáles son los temas que inciden en la censura?
Los entrevistados dicen que son los que puedan generar conflictos con el Gobierno y los que puedan afectar a intereses de los anunciantes. Aunque cuando hablamos de autocensura, la mayoría dice que se autocensura por cuestiones éticas. Sin embargo, cuando se refieren a sus colegas, dicen que lo hacen por conflictos con el Gobierno y los anunciantes.
Estos temas nos muestran que en Bolivia hay un tipo de censura de "omisión”, en la idea de que no es que el Estado, una empresa, la oposición quien dice "esta nota no se publica”. Lo que sucede es que cuando se publica una información no deseada por el anunciante, se ve mermada la publicidad. Este tipo de presiones, que son indirectas, son más difíciles de identificar. Y es más difícil luchar contra este tipo de censura.
El estudio identifica estrategias de los periodistas para vadear la censura, pero ¿qué hacer para resolver todo este problema?
Con esta investigación no queríamos identificar a un culpable, y en realidad no hay un culpable, no hay una sola causa. Es un contexto global, que tiene que ver con el financiamiento de los medios, y eso nos plantea el reto de cómo hacer que éstos gocen de más independencia, porque si tu medio depende de los anuncios públicos y el día que críticas al Estado te cortan los anuncios, desapareces.
Pero también es mejorar la formación de los periodistas; es volver a pensar el papel del Estado en este sentido; que haya una distribución de la publicidad de manera imparcial, que el Estado dé las condiciones para que los periodistas puedan ejercer su trabajo y más que todo tiene que dar acceso a la información pública porque en la investigación vimos que el 85% de los periodistas se queja de no poder tener acceso a la información pública. Eso para mí es la clave.

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