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domingo, mayo 11, 2014

Lupe Cajías, presidenta de la Asociación de Periodistas de La Paz “Después de décadas, los periodistas tienen miedo”

Luchar por el pluralismo, la libertad de expresión y por el fortalecimiento de la institución que congrega a los periodistas profesionales de La Paz son las misiones que se ha impuesto la nueva gestión de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP). A pocas horas de iniciar un mandato de dos años, su presidenta, Lupe Cajías, conversó con Página Siete. Para ella, el orden es una prioridad. Y cuando habla de éste se refiere a reorganizar la entidad más antigua de la prensa boliviana (fundada en 1929), pero también discutir de forma profunda y autocrítica la función del periodista en el país. Aunque afirma que la APLP hará un trabajo institucional, "ni en contra ni a favor de nadie”, muestra preocupación por el estado de la libertad de expresión. "Actualmente (la libertad de expresión) en Bolivia está cercada, permanentemente hostigada”, sostiene.
Página Siete.- Hace unos días empezó una nueva gestión en la APLP, ¿cuáles son los planes más inmediatos que piensa implementar su directorio?
Estoy estrenadita. Estamos empezando este 10 de mayo y, como adelanté en mi discurso de posesión este viernes, creemos que no podemos ofrecer grandes obras ni siquiera muchas actividades sin ordenar primero la casa. La casa está desordenada a nivel de la casa mayor, es decir el ejercicio cotidiano del periodismo, y también está desordenada la casa menor, que es nuestra querida APLP.
En el detalle de la casa grande, creemos que mientras los periodistas no seamos capaces de cumplir la normativa -no solamente la Ley de Imprenta y obviamente la Constitución Política del Estado-, sino las convenciones internacionales -como la Declaración de Chapultepec- y también otras normas que tienen que ver con el quehacer del periodista como el Código Niño, Niña, Adolescente, la Ley contra la Violencia contra la Mujer, etcétera, tenemos bases frágiles para pedir al resto de la sociedad y también a las autoridades que cumplan la ley. Éste es un primer tema muy preocupante.
En cuanto a nuestra entidad, debemos empezar por resolver problemas puntuales, como que no existen archivos ordenados, no se tiene documentación fácilmente accesible, y si nosotros no tenemos nuestros archivos accesibles ni siquiera para los socios, menos los podemos ofrecer a la comunidad. El tema de cuántos socios existen y quiénes son activos no es una información inmediata. Es una lástima, yo quisiera entrar a una gestión con todas las cosas en orden pero no es así y creo que la comunidad tiene que saber que no es así y que necesitamos que nos acompañen, tanto los socios como la comunidad relacionada con el quehacer de los medios de comunicación. Así que el panorama no es el más bonito ahora que empezamos nuestro trabajo.
Página Siete.- ¿A quién representa la APLP? Se habla que hay muy pocos socios, que votan muy pocos periodistas… Hay una discusión en torno a la legitimidad y representatividad de la institución. ¿Qué opina al respecto?
Yo creo que el número en una entidad no es lo más importante. Por ejemplo, la COB boliviana durante 20 años de crisis de los sectores obreros estuvo dirigida por un minero. Había cuestionamientos, pero no podemos negar el simbolismo de lo que representa la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia en la historia del movimiento obrero boliviano. En su momento la COB estuvo absolutamente disminuida, pero no por eso dejó de ser la COB. Las miradas siempre tienen que ser de mediano y largo plazo. En el caso de la APLP, esto se aplica perfectamente porque posiblemente no tenga entre sus miembros al conjunto de quienes ejercen periodismo en nuestro departamento y, es más, además de los que sí están afiliados hay muchos que han dejado de ejercer, hay muchos ausentes, pero eso no le quita el peso simbólico y la acumulación histórica de la Asociación de Periodistas de La Paz, que ni siquiera es un referente únicamente limitado a nuestra ciudad o a nuestro departamento, sino es un referente nacional, es una columna vertebral del periodismo boliviano y es un referente internacional porque desde su nacimiento y en su desarrollo es la entidad que defiende por sobre todo el ejercicio pleno de la libertad de prensa y esto significa defender la democracia.
Página Siete.- En cuanto al orden externo, ¿cuáles son los desafíos del periodismo boliviano?
Hay problemas en el ejercicio del periodismo. Hemos visto síntomas hace una década o quizá un poco más, cuando el periodismo empezó a ejercer sin el contrapeso de la responsabilidad, sin el contrapeso del profesionalismo. Hay una confusión respecto de lo que es hacer periodismo: por ejemplo, noticieros que pueden ser conducidos por personas que están más vinculadas con el mundo del modelaje que al del periodismo… Puede ser que funcione, pero puede ser que no, y muchas veces no funciona porque esas personas nunca recibieron un curso de ética, por ejemplo. Varias de las denuncias que se tienen contra la prensa, de sus excesos, son justamente cometidos por personas que no tienen el aprendizaje profesional del periodismo. El periodismo boliviano siempre fue muy serio, ésa era su nota alta en la región, y de pronto ha entrado a esta banalidad. Bolivia debería estar debatiendo sobre temas de su modelo de desarrollo, hay asuntos que deberían preocupar más a la prensa...
Página Siete.- Una de las principales misiones de la APLP es la defensa de la libertad de expresión. Se menciona que en los últimos tiempos ha habido una mayor vulneración de este derecho. Recientemente, un informe de Reporteros Sin Fronteras hablaba de un notable descenso de Bolivia en el ranking de los países con mayor libertad de expresión. ¿Qué debe hacer la APLP para mejorar esta situación?
Una vez tenemos que ser autocríticos, pero tenemos que tener en claro que ningún exceso de la prensa se puede frenar con la persecución y mucho menos con la autocensura. Yo coincido con ese informe de Reporteros Sin Fronteras, creo que la libertad de prensa actualmente en Bolivia está cercada, permanentemente hostigada a través de varias herramientas que las podríamos resumir en la represión. Como decía en el discurso de posesión, después de décadas los periodistas tienen miedo y ese miedo hay que vencerlo. El miedo es una de las primeras armas que se utiliza para evitar que existan voces múltiples. Más allá de quiénes son los dueños, cuánto compra el Estado, el drama de los medios paraestatales, queremos voces múltiples. Se está tratando de tener una prensa hegemónica, se usa el cerco económico con distintas presiones que están afectando notablemente. No se debaten los asuntos: se aísla a un individuo y se intenta desacreditarlo a través del insulto, de la degradación. Esto, yo les puedo asegurar como historiadora, no hubo en este país ni siquiera en la época del MNR, ni siquiera en las dictaduras.
Página Siete.- ¿La APLP es de oposición? Se ha dicho abiertamente que la dirigencia de periodistas hace oposición al Gobierno. ¿Cuál va a ser la posición política de la institución?
La APLP es una institución y va a ser un trabajo institucional, cumpliendo el mandato principal por lo cual fue creada. Nosotros estamos por la libertad de prensa, no estamos en contra de nadie y no vamos a ser utilizados por nadie, eso está muy claro. Lo importante de nuestro equipo de trabajo es que reúne a personas de diversos pensamientos, con distintos matices, en algunos casos hasta enfrentados. Seguramente vamos a tener reuniones muy complicadas, pero siempre es preferible eso. No hemos invitado a gente que piensa como nosotros, hemos invitado a gente que, primero, piensa, que tiene libre pensamiento, que es capaz de hablar con su propia voz y que piensa diferente. Yo puedo asegurar que va a ser un ejercicio de democracia y quizá de mucho choque, de aprender a escuchar y de ver en cada uno de los asuntos cómo se logran consensos. En ningún caso la APLP puede ser utilizada políticamente. Para empezar yo soy independiente, creo que hay muchas cosas para aplaudir al Gobierno, a la Alcaldía, y así también hay muchas cosas que criticar.
Página Siete.- Un problema para la prensa es que es cada vez más difícil acceder a la información. ¿Qué opinión le merece este asunto?
Es un error absoluto, las fuentes se han cerrado más que nunca, no solamente a dar entrevistas sino a brindar información en las páginas web, a entregar documentación. A veces se quejan de que no exista contrapeso, pero no hay apertura. Recuerdo el famoso caso de Página Siete y el bebé que habría muerto en una marcha. El error fue no haber puesto un condicionante, porque ahí no había una fuente oficial. ¿Cómo puedes contrarrestar la información si no hay fuentes, si nadie habla? No existe un plan de comunicación. Es una ventaja momentánea, que puede ser útil ahora, pero que en el mediano y largo plazo es muy negativo, porque cuando uno ve los medios de comunicación y tienen una agenda que excluye el debate público, se autoinvisibiliza la gestión.



"La importancia de la APLP es histórica y nadie nos la va a quitar”
Sólo en tres oportunidades la APLP tuvo como presidenta a una mujer. Y en dos de estas oportunidades, la periodista e historiadora Lupe Cajías recibió ese mandato. La primera presidenta fue Ana María Romero de Campero (también primera Defensora del Pueblo), que condujo la entidad en el periodo 1988-1990. Lupe Cajías fue elegida para el periodo 1992-1994. El viernes pasado fue posesionada en su segunda gestión.
Lupe reafirmó como pilar de su mandato la defensa de la libertad de expresión y de la Ley de Imprenta, que regula el trabajo de la prensa y protege los derechos de los periodistas. También reconoció que el ente que representa a los periodistas de La Paz "no pasa por su mejor momento”, refiriéndose a los problemas económicos y administrativos por los que atraviesa.
Quizá la larga trayectoria como periodista, columnista, docente e investigadora le dan a Cajías la autoridad necesaria para afirmar que a pesar de estos problemas la APLP sigue siendo la institución de periodistas más importante del país. "El trabajo de la APLP no se limita a una gestión, es una acumulación histórica que nadie nos la va a quitar. Aun nuestros propios errores no la terminan; a pesar de estos problemas, la institución está por encima de todas las entidades de la prensa y es un referente histórico con una presencia muy fuerte, que es muy difícil de sesgar”, afirma.

Recuperar la capacidad de interpelar al poder

"Lamento muchísimo que hayamos vivido un hecho tan bochornoso, de un alcalde que se mantiene impune mientras agrede a las mujeres, agrede la dignidad de una periodista y que sigamos soportando un discurso machista desde el poder y contra las mujeres. Creo que esto merece una reflexión: algo está pasando, algo muy malo para que estemos en este retroceso”, comenta Cajías en relación con la incapacidad de la prensa para llamar la atención sobre hechos como el recientemente acontecido con el alcalde cruceño, Percy Fernández.
"Por otro lado, estamos viendo que dentro de este intento de acallar a la prensa a través del amedrentamiento se ha optado incluso por vías penales que no están incluidas en la Ley de Imprenta. Éstos son los casos que comentan los observadores internacionales y por los que se descalifica a Bolivia. Nuestra Ley de Imprenta tiene dos principios clave: que en ningún caso hay pena corporal y que sólo protege al periodista profesional, no a quien no es periodista. Por eso es importante estar amparados bajo la APLP; si una persona emite un criterio y no tiene nada que ver con la profesión de periodista, no está amparado por el estatuto del periodista, puede ser procesada dentro del régimen penal”, recuerda.

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