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miércoles, junio 07, 2017

La Razón, 27 años de compromiso



Hace 27 años, una nueva cabecera se sumaba a la oferta de los puestos de periódico, nacía La Razón con el compromiso de renovar el periodismo de fines del siglo XX y dar las pautas del que se realiza en este nuevo milenio.

Con la premisa de la libertad. La pericia periodística de Jorge Canelas y Mario Frías se combinó con el esfuerzo empresarial de 10 inversionistas, bajo la gerencia de René Ferreira, así el 16 de mayo de 1990 se fundaba Comunicaciones El País, la casa editora de La Razón. Retrasos en la instalación de la rotativa obligaron a postergar la circulación por tres semanas y, tras ensayos del número cero, llegó el 7 de junio para la presentación en sociedad de este diario con una edición de 24 páginas en blanco y negro, excepto las portadas del cuerpo central y del suplemento de 16 páginas Deportivo Mundial ’90 —a puertas del torneo en Italia—.

A las páginas de Editorial acompañaban las secciones de Política, Economía, Interior, Internacional y Social —firmada por Ficho— eran la oferta que anunciaban los distribuidores de periódicos en el centro paceño. El nuevo emprendimiento aún no llegaba a barrios alejados y menos a otras ciudades.

“Nuestra Razón de ser” fue el titular de apertura de ese primer número. De forma inusual, en la primera página iba impreso un texto que, a manera de declaración de principios, proclama: “ La Razón es un diario independiente, para algunos aún mejor expresado este concepto diciendo que es un diario libre…”.

El compromiso era llegar cuanto antes a las calles, con un producto de calidad, ordenado y serio, y para honrarlo el diario se esforzó por contar con un equipo humano no solo talentoso, sino sensible al servicio que implica el ejercicio del periodismo.

La aventura por un periodismo libre y comprometido con la sociedad empezó a escribirse en una antigua fábrica de tabaco en la calle Jorge Sáenz del barrio paceño de Miraflores. Ahí, donde aún no estaba montada la prensa, se instaló la primera Redacción de La Razón, el primer periódico boliviano con un sistema totalmente digitalizado.

Entonces, unas modernas Macintosh 512 y Plus desplazaron a las máquinas de escribir. Además se introdujo el sistema de diagramación modular para dejar atrás a los centímetros columna, la nomenclatura que dominó el diseño periodístico gran parte del siglo XX.

Hoy, después de 27 años y 9.659 números, La Razón tiene el orgullo de ser el diario de referencia nacional e internacional y contar con el apoyo incondicional de sus lectores y anunciantes, a cambio de un producto de calidad y con rigor periodístico que refleja el trabajo de casi 70 periodistas y 200 empleados que se encargan de activar todas las áreas del medio de comunicación.

Al talento se suman las circunstancias que obligan a la reacción inmediata para mantener siempre bien informados a los lectores. El primer producto extra de La Razón fue para anunciar la muerte de Jorge Lonsdale, uno de los 10 accionistas de Comunicaciones El País y así se reflejó el terremoto en Aiquile, o el diluvio del 19 de febrero de 2002 o la fuga de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Para una mejor guía para sus lectores, desde el 8 de mayo La Razón presenta un rediseño en el que Lo urgente, Lo importante y Lo interesante son las llaves que invitan a leer nuestras páginas en las que se reflejan las secciones informativas establecidas desde su inicio.

En estos 27 años, La Razón transitó por tres etapas. La que marcó la sociedad de Comunicaciones El País con empresarios nacionales y los grupos Canelas y Garáfulic. En una segunda etapa, el diario pasó a manos del grupo Prisa, el conglomerado español con importantes inversiones en medios de comunicación de América Latina. Finalmente está la que transita actualmente, como miembro del grupo empresarial Sunstripes Investments, bajo la dirección de Claudia Benavente. Le precedieron Edwin Herrera, Grover Yapura, Juan Carlos Rocha, Juan Cristóbal Soruco, Lorenzo Carri, Raúl Garáfulic y Jorge Canelas.

El oficio de hacer el periódico

La historia de los periódicos no solo la escriben los periodistas, detrás del papel hay un equipo de profesionales y técnicos que hacen posible que estas páginas lleguen a sus manos.
Una de esas personas es Ángel Miranda, el actual gerente de Producción, quien hace 27 años llegó por una invitación de la gerencia de la empresa naciente, es el único trabajador que participó de estos años de desarrollo. El reto era trabajar en la sección de Montaje y Fotomecánica, hacer que los contenidos editoriales dialoguen con la parte gráfica del periódico.

“ La Razón fue pionera no solamente en periodismo, sino en tecnología gráfica. Saltamos del proceso convencional de fotomecánica a las fotocomponedoras, luego a los quemadores de placas digitales (CTP). Del montaje manual, a un sistema de gestión electrónica (XMF), totalmente automático”, cuenta.

Ángel recuerda que ese primer número y los de los tres meses siguientes se imprimieron en los talleres de un periódico colega. “Había que esperar que ellos terminen su tiraje para que entren nuestras planchas y podamos hacer La Razón. Luego instalamos nuestra primera prensa en la Jorge Sáenz y con los años instalamos la primera rotativa nueva en el país. Pero no solo es tecnología, el equipo humano se complementó con las máquinas y por eso desde entonces La Razón no dejó de circular”.

“Trabajar en La Razón me abrió puertas para profesionalizarme en el sector gráfico, no solo nacional, sino en el ámbito latinoamericano. Tuve la oportunidad de participar en el diplomado de Gestión de Producción Gráfica con jefes de plantas de los diarios más importantes de la región”, destaca.

Esta experiencia le permite afirmar que no solo el periodismo es el mejor oficio del mundo, como definió Gabriel García Márquez, sino también el hacer un periódico porque él siente que “fluye tinta en las venas”.

La fórmula exitosa del periódico La Razón fue, desde su concepción, una mezcla atrevida de vocación periodística e instinto empresarial. Este cóctel explosivo ha dejado un camino singular en el mapa periodístico nacional. Su éxito ha sido, desde el inicio y al margen de los apellidos propietarios, acompañar con credibilidad y capacidad interpretativa los capítulos de la historia última del país. Desafío no menor en una Bolivia que desde 1990 encendía las luces de llamativos virajes y con una necesidad cada vez más clara de leer los acontecimientos a la luz de los movimientos mundiales y las nuevas tendencias.

El derecho a la información, la veracidad, la responsabilidad, el equilibrio son algunos de los bastones de un equipo numeroso de trabajadores del periodismo que sabe que cada día tiene como misión sostener la confianza a lo largo de estos años, un equipo que tiene que responder a las grandes transformaciones del país, sobre todo esta última década en la que también el papel del periodismo ha sido puesto en debate. Sin embargo, pese a que cambian el contexto y las personas, este diario nunca ha perdido el horizonte: hacer el mejor periodismo posible, buscando comprender la realidad de la manera más completa e intentando barrer las simplificaciones distorsionadoras o la manipulación de los datos.

Su periódico amigo, conforme pasa el tiempo y avanza la tecnología, busca también ser más amistoso. Hoy, lo urgente, lo importante y lo interesante son una llave maestra para abrir las puertas del acontecer diario. Nuestros productos especiales no hacen sino pensar en sus necesidades y deseos.

Seguiremos cambiando, seguiremos probando novedosas fórmulas para que nuestros lectores nos sigan tomando de la mano y de la mano sigamos andando un país, un mundo con tareas pendientes.

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