Desde hace algunos años Paula Valdez llega a los hogares bolivianos a través de su programa “El ojo del alma”, espacio que desde su inicio pasó por diferentes casas televisivas. Esta producción, pensada sobretodo en la cultura paceña poco a poco se convirtió en una de las favoritas de la mayoría de los televidentes ya que sus segmentos son de bastante interés.
En esta fecha tan especial quisimos destacar a Paula Valdés, la madre, hija y profesional, conozcamos algo más de ella.
La entrevista
¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
Una muñeca rubia en mecedora, mi encuentro con papá en el aeropuerto, los juegos en el patio de mi casa, un par de cachorros llamados “Yanqui” y “Negrita”, mi mamá llevándome a una sesión de fotos en una tarde lluviosa, mi abuela contándome la historia del Oso y la luna, un disco de Gipsy Kings y mi resistencia a jugar con Barbies. Quizá no son tantos como debería, pero los pocos que tengo siguen siendo intensos.
¿Cómo fue tu época colegial?
Marcada por los cambios. Divertida en kínder, dura hasta tercero, confusa hasta sexto y luego, a mis 12 años, llegó todo eso junto porque nos mudamos a Santa Cruz, donde salí bachiller.
¿Eres de las que le dio dolores de cabeza a su mamá?
No creo. Tenemos un carácter muy parecido y alguna vez eso derivó en roces, pero creo haberme esforzado para no hacerle pasar momentos duros o situaciones que puedan provocarle “dolores de cabeza”.
¿Recuerdas el primer obsequio que le diste?
Un corazón de mazapán, aplastado y sin forma, horrible. Todo el curso hizo ramos de flores, preciosos, en semillas de durazno. Como yo no quería que mi mamá se enterara de la sorpresa, jamás le pedí nada, mala idea. Hasta ahora recuerdo lo mal que me sentí al tener que regalarle eso en su día.
¿Cuáles son las palabras que la identifican?
Fuerza, sacrificio, rebeldía, y sinceridad.
¿Cómo es Paula, la mamá?
Una leona, casi camino sobre él para protegerlo, pero al mismo tiempo lo dejo libre para que descubra el mundo. Puedo asfixiarlo con besos, caricias y derretirme mirando sus ojos, pero también puedo “rugirle” un poco, ponerme firme y regresarlo al camino cuando se desvía. Soy madre y padre. Le hablo de historia, pero también de chicas. Pintamos un cuadro, pero también jugamos futbol. A veces también debo ser hermana, crear una complicidad inquebrantable y sincera. Me esfuerzo por ser su amiga, aunque en realidad vivo enamorada de él y se lo hago saber todos los días.
¿Qué fue lo primero que hiciste cuando nació tu pequeño?
Temblar, llorar, abrazarlo fuerte y agradecerle por haberme elegido. Luego suspiré y recuerdo que mientras él me miraba fijamente a los ojos, su fuerza me estremeció y justo en ese momento comprendí que mi vida jamás volvería a ser la misma.
¿Recuerdas su primer día de clases?
Sí. También temblé, lloré, lo abracé fuerte y casi pude escuchar cómo se me partía el corazón al dejarlo en su jardín. Las educadoras casi tuvieron que consolarme más a mí que a él, que en realidad estaba bastante tranquilo
¿Cambió tu vida desde su llegada?
Bastante, aunque más que adaptarme yo a la presencia de mi hijo, siempre he tratado de hacerlo a él parte de mi vida. Pienso que así es más fácil para ambos. Desde pequeño lo he llevado a muchas actividades mías, conoce lo que hago, conoce a mis amigos, compartimos actividades, casi siempre es un “camarada” más.
¿Es difícil realizar actividades nocturnas, porque él te espera para dormir?
Ahora no tanto, porque tengo la ayuda de mi Sofi (su nana) que me hace más fácil la vida. Por supuesto, mis padres siempre han estado ahí cuando los necesité. Santiago adora las “pijamadas” en casa de sus abuelos.
¿Cuál fue el primer regalo que te dio tu pequeño?
Un papel arrugado con un dibujito de los dos, con un corazón en medio. Apenas sabía dibujar, pero se destacan nuestras sonrisas muy grandes. Lo tomo como un símbolo de lo felices que somos ahora y lo tengo guardado en un lugar muy especial para los dos.
A todas las madres que tienen hijos únicos les recomiendan el hermanito para que no se sientan solos ¿cuál es tu opinión?
No creo que el sentirse solo o acompañado dependa de la presencia de un hermano menor. Personalmente, me molesta mucho cada vez que me dicen eso. La decisión de tener un hijo es demasiado importante como para que se la reduzca a “es que tiene que tener alguien con quién jugar”.
¿Crees que tu niño está “limitado” de alguna manera a realizar algunas actividades que tú realizabas de pequeña?
Para nada. Quizá el mayor valor que le enseño es la libertad y él sabe que puede elegir las actividades que más lo llenen y lo hagan sentir feliz. En los tiempos actuales donde tienen tantas cosas a su alcance, su visión de mundo es completamente distinta a la nuestra, a su edad.
Las últimas décadas las estadísticas de madres solteras se incrementaron ¿a qué crees que se deba ello?
Muchas causas, quizá la principal es que las mujeres nos hemos dado cuenta de que no necesitamos depender de la presencia de un hombre para guiar a un hijo por la vida. Independientemente del nivel socioeconómico, que ciertamente puede facilitar o complicar el proceso, finalmente la esencia luchadora de la mujer sale a flote y el riesgo de quedar sola a cargo de un hijo ya no provoca el temor (sobre todo a la censura social) que antes significaba.
La Profesional
Hablando de tu trabajo ¿cuándo te volvemos a ver en la pantalla chica?.
El regreso está previsto para las próximas semanas. En junio seguramente ya estaremos disfrutando del nuevo ciclo del programa por las pantallas de PAT.
¿Cómo fueron tus inicios?
Comencé haciendo prácticas universitarias en el departamento de producción de la red ATB, pero mi sueño era el periodismo. Un buen día me planté frente al jefe de prensa de aquella época, Juan Pablo Guzmán, le dije que me tomara en cuenta para hacer algo más que ordenar periódicos, pautear cintas o esas cosas que siempre mandan a hacer a los practicantes y al día siguiente estaba en las calles con camarógrafo, haciendo mis propias notas para el informativo.
¿Cambiará de alguna manera la característica del programa?
Sí, habrá mucho más énfasis en las entrevistas con gente del arte y la cultura, intentaremos hacer unas presentaciones musicales en vivo y abriremos las puertas al público para que sea parte de las producciones.
Algún mensaje a las madres
Que no dejen de ser mujeres para ser madres. Hay quienes abandonan sus propios sueños y limitan su propia vida a nombre de sus hijos y dejan de ser ellas mismas. Se puede perfectamente ser ambas cosas.
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