— ¿Cómo se animó a aparecer en televisión?
— Yo soy abogada y en el programa desempeño el papel de árbitro. Estoy calificada para ello porque lo hice en mi práctica privada y, aunque todos se refieran a mí como jueza, el concepto es definitivamente más práctico, en el sentido de que los litigantes pueden llegar con casos que no son jurídicamente complejos, firman un contrato donde se le concede al árbitro la jurisdicción para hacer una decisión en el caso. Yo creo que la justicia debe estar al alcance de todos en la vida, creo que los problemas se pueden resolver a tiempo.
— ¿Cuál es la fórmula del éxito de Caso Cerrado?
— Yo creo que hay una gran conexión entre los casos que se presentan y cómo la gente se ve reflejada en ellos y en cómo se los resuelve, a veces de una manera lógica y a veces tratando de inyectar un poco de información práctica que nos pueda servir a todos. Yo aprendo muchísimas cosas de los casos que se presentan y trato de educarme todos los días para que el público de Caso Cerrado se divierta, se entretenga y se eduque con los derechos básicos de la ley y parte de lo que es la vida con el sentido común.
— Se habló de que se paga a los litigantes porque son actores. ¿Es cierto?
— En algunos casos. Yo nunca me involucro en la producción del programa. Me presentan un caso, pero si yo sospecho que existe un caso falso o si están diciendo algo inconsistente, tengo el derecho de echarlos, eso pasa en los tribunales todos los días. Ahora, sí sé que se le paga a un participante, igual que se le paga a un miembro de un jurado. Cuando uno desempeña esa función en un tribunal de EEUU se paga por tu día perdido de trabajo. Eso tiene que ver con lo genuino y la integridad de los casos que se presentan.
— Pero son actores...
— Yo no sé dónde serían actores porque yo no los reconozco, no sé quiénes representan el caso. Sólo sé que yo soy la medida de lo que es genuino, de lo que es legal y le puede interesar al público.
— Entonces no se trataría de dramatizaciones...
— Sí hay dramatizaciones y se advierten al final del programa. Eso es lógico, porque todo es un proceso voluntario. No tengo poder de obligar a nadie de estar en un programa.
— ¿Cree que por el hecho de que se les paga surge el interés de ir, además del hecho de aparecer en televisión?
— Yo creo que sí. El público tiene un interés de salir en televisión y mucha gente percibe que es un negocio sumamente lucrativo y que la fama es algo deseado. Hay gente que busca esa oportunidad y busca su momento en la pantalla chica.
— ¿Siempre se cumple lo que usted dictamina?
— Legalmente, cuando se hace un contrato de arbitraje, las partes deben cumplir con la decisión del árbitro; ése es el propósito de un contrato de arbitraje. Claro que hay casos en los cuales las partes no quieren cumplir con nada, como niños malcriados, pero para eso está el proceso judicial y se hace valer.
— ¿Cómo enfrentó el cáncer de mama?
— Recomiendo que se afinque a una fe cuando le dicen que tiene cáncer, es muy importante tener esperanza ante una
enfermedad; que se informe bien para tomar mejores decisiones, que lleve una libreta y apunte lo que le diga el médico o que grabe lo que le explique, que se rodee de personas positivas porque te va a hacer falta ayuda para todo, hasta para dar un paso y, por último, no quedarse paralizada ante el miedo y ponerse en movimiento.
— ¿Sigue en su batalla contra el cáncer?
— Lastimosamente es una enfermedad que no tiene cura y entré en etapa de remisión. Yo, a Dios gracias, llevo ocho años libre del cáncer y me considero muy afortunada.
— ¿Cómo se ve a sí misma?
— Soy fuerte y firme en mis creencias, siempre preparada para escuchar, porque creo que así puedes encontrar una solución. Sé que parezco inflexible, pero con los años y los golpes de la vida me he hecho más flexible. Hay una parte muy sentimental en mí porque lloro con las tristezas o el dolor de un participante, a veces lo he hecho de rabia e impotencia porque aprendí que no todo en la vida tiene solución.
— Se la ha escuchado muy crítica con gobiernos como el del presidente Chávez y el presidente Evo Morales, ¿qué es lo que no comparte de estos regímenes?
— Yo soy exiliada política, salí de mi país porque no hay libertad de expresión y no hay respeto a los derechos humanos, no hay libertad de escoger a tus políticos. Es usualmente un gobierno dictado por una persona inflexible y con intereses propios que rigen a través del miedo, como los sistemas totalitarios. Como yo soy creyente de los derechos humanos en todo su esplendor, no estoy de acuerdo con este tipo de regímenes.
— ¿No tuvo problemas respondiéndole a Hugo Chávez cuando retiraron Caso Cerrado de la Tv venezolana?
— Yo no me metí en problemas, en problemas se metió el pueblo de Venezuela, que le retiraron de su pantalla una opción televisiva que les permitía reflexionar sobre todo tipo de temas.
— ¿Qué le falta por hacer?
— Muchas cosas: voy a escribir otro libro, me quedan cartas por responder y haré la segunda parte; grabaré un disco con mis composiciones y a enderezar a muchos chicos que van camino a enderezarse o a encaminarse en esta vida, pienso que el ser humano debe compartir su experiencia de manera que la juventud lo acepte y le sirva.
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