Nota de Los Tiempos
REALIDAD | EL FEMINICIDIO DEBE SER INTRODUCIDO EN EL CÓDIGO PENAL. LA MUERTE DE LA PERIODISTA HANALÍ HUAYCHO NO PUEDE SER UNA MÁS QUE QUEDE EN LA IMPUNIDAD.
El certificado médico forense señala que Hanalí Huaycho Hanover murió por un shock hipovolémico a consecuencia de las múltiples puñaladas que le asestó el hombre al que una vez había amado. Los informes oficiales apuntan al Teniente de Policía Jorge Clavijo Ovando como el asesino. Los familiares que presenciaron el crimen (entre ellos el hijo de la víctima, de cinco años), relataron que el oficial estaba borracho.
Hoy es fácil para todos nosotros pedir justicia, maldecir al atacante e invisibilizar una vez más el verdadero problema, esa incómoda realidad que nos hace a todos cómplices de lo que le pasó este carnaval: nuestra sociedad está incordiada de machismo, de una podrida relación de poder entre hombres y mujeres.
¿Deberíamos sentirnos culpables de lo que le pasó a esta joven madre? Hagamos una lista y nuestra conciencia dirá.
PRIMERA PUÑALADA. Un grito desgarra la noche. Pedidos de auxilio, de clemencia, niños aterrorizados, pero... es mejor no meterse, los problemas de pareja deben arreglarse dentro de casa; recuerda ese anacrónico cuento donde el "oficioso" defensor de mujeres termina siendo agredido por ambos conyugues. Si vences este prejuicio, tomas el teléfono y marcas el 110...
SEGUNDA PUÑALADA. — Radiopatrulla, buenas noches.
— Quiero hacer una denuncia, parece que mi vecino está golpeando a su mujer.
— Mmm... Tiene que llamar a la Brigada, le doy el teléfono...
— Brigada de Protección a la Familia, buenas noches.
— Por favor, quiero hacer una denuncia, mi vecino está golpeando a su mujer y a sus hijos.
— ¿Está usted en la misma casa?
— No, le digo que es mi vecino, vive al lado.
— Mmm... ¿Puede pedirle a la señora que llame?
— ¿A qué señora?
— A la víctima pues.
TERCERA PUÑALADA. La publicidad apela a lo más primario de nosotros, los machos. De acuerdo a algunos brillantes creativos, un par de bien formados glúteos femeninos deberían causarnos una compulsión irrefrenable por comprar pegamento, alcohol, sillones o cualquier chuchería. El efecto es en realidad otro y muy perverso: nos acostumbra a mirar a las mujeres como una cosa, como un objeto que puedes desear y conseguir, porque el dinero que gastas en pegamento, alcohol, sillones... en realidad te hace sentir que compras, aunque sea un pedazo, de la mujer de la gigantografía, del spot, del afiche.
CUARTA PUÑALADA. Código Penal Boliviano. Art. 254°.- (HOMICIDIO POR EMOCIÓN VIOLENTA). El que matare a otro en estado de emoción violenta excusable o impulsado por móviles honorables, será sancionado con reclusión de uno a seis años. La sanción será de dos a ocho años para el que matare a su ascendiente, descendiente, cónyuge o conviviente, en dicho estado. (sic.)
QUINTA PUÑALADA. Las clases de "Educación Sexual" son la tortura anual de la profesora y el profesor de educación física que separan a la clase mixta en hembras y machos para impartir una lección de genitalidad, casi, casi veterinaria, en la que, manual en mano, explican sobre los complejos mecanismos anatómicos y fisiológicos de la reproducción.
La otra educación sexual, aquella que debe enseñarnos cómo relacionarnos entre mujeres y hombres, más allá de lo físico, esa que debe enseñarnos a respetar nuestras diferencias y la igualdad de nuestras oportunidades, esa queda como asignatura pendiente para mal aprenderla en la calle, en la TV, y en algunos casos, en la violencia del hogar.
SEXTA PUÑALADA. Una adolescente que luego de una crisis de nervios abandona el colegio para siempre, conciliábulo casi clandestino de padres y madres, "¡Cómo se va a quedar, va a ser una mala influencia para las otras chicas!", un maestro sorpresivamente cambiado, las recomendaciones veladas para que las muchachas "se comuniquen más con sus padres" para que "avisen cualquier cosa que les esté pasando", los comentarios de pasillo, y luego... el silencio. Así se saldan hasta hoy los casos de violencia sexual en la escuela.
SÉPTIMA PUÑALADA. "Este Presidente, de gran corazón, a todas sus ministras, les baja el calzón". El Primer mandatario del Estado Plurinacional, hace exactamente un año, dio una penosa lección de cómo tratar a las mujeres, comenzando por sus colaboradoras más cercanas. Echó por la borda sus esfuerzos por la paridad de género. Los avances contenidos en la Constitución en favor de las mujeres quedan en una patética retórica.
Sus allegados políticos, sus amanuenses, su club de fans y hasta las propias ofendidas, no sólo justificaron la agresión sino que la festejaron diciendo que estas licencias son permitidas en los carnavales. Díganselo hoy al hijo de Hanalí.
OCTAVA PUÑALADA. Noticiero cualquiera: "Luego de la pausa: una adolescente fue brutalmente violada en Cochabamba, y en nuestros estudios, bellas modelos en un sensual desfile de lencería".
HORARIO ESTELAR. Franja AAA. Cadena nacional. Una y otra y otra vez más se viola a la empleada de limpieza de la Asamblea Legislativa de Chuquisaca, incluso en el canal donde trabajaba Hanalí, allí donde ahora la lloran, donde piden la cabeza de su asesino. ¿Habría pasado esas imágenes el Jefe de Prensa si la víctima hubiese sido su hermana?, ¿o su hija?, ¿o su novia?
NOVENA PUÑALADA. "Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del Sol." —2 Samuel 12: 11.
"Pero quiero que sepáis que Cristo es cabeza de todo varón, y el varón es cabeza de la mujer… Porque el varón no debe cubrirse la cabeza, porque él es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón. Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón." —1 Corintios 11: 3, 7, 8 y 9.
DÉCIMA PUÑALADA. Vecinas y vecinos de El Alto marchan por las calles pidiendo seguridad, más policías y luminarias en las calles, pena de muerte para los violadores y asesinos; pero las cifras demuestran que una mujer alteña está más segura en las calles que en su propio hogar. De lejos, la mayor parte de los feminicidios se producen dentro de casa, casi siempre el asesino o el violador es el marido, el concubino, el novio o el "ex" de la víctima.
DECIMOPRIMERA PUÑALADA. El cuerpo sangrante de Hanalí recorrió 18.23 Kilómetros antes de recibir auxilio médico. Pese a que un complejo hospitalario estaba a escasas cuadras del lugar del ataque, los médicos de turno les dijeron a los familiares que el sitio estaba lleno. Los reportes periodísticos dicen que los hospitales colapsaron por la atención a personas con "intoxicación alcohólica" o víctimas de riñas y peleas, todas ellas relacionadas con el excesivo consumo de alcohol. De hecho, era más probable que sí tuvieran espacio para atender al asesino de la periodista, que estaba embrutecido por los celos y el trago.
DECIMOSEGUNDA PUÑALADA. La madre le grita a su hijo pequeño: "si no dejas de jugar con las muñecas de tu hermana, te voy a poner vestidito. ¿O acaso eres mujercita?" En el patio del colegio se escucha a los adolescentes jugando: "Patea pues como hombre, carajo, pareces una nena". En la oficina se burlan del "mandarina", del "pocholo”, que no sabe poner a su mujer “en su sitio", de ese que siempre esquiva el bulto cuando sus colegas se van de putas.
DECIMOTERCERA PUÑALADA. "Si un borracho se sube a la acera con el auto y atropella a una mujer a las 11 de la mañana... ¿de quién es la culpa?... De la mujer, claro, a esa hora debería estar cocinando". Los chistes con carga machista, misógina, suenan divertidos, explotan los estereotipos, hurgan en nuestros complejos más viscerales, regodean nuestro morbo. No nos damos cuenta que, a fin de cuentas, nosotros mismos somos los bufones de una patética puesta en escena.
DÉCIMO CUARTA PUÑALADA. Ríos de tinta corren para enseñarnos a "despatriarcalizar" el lenguaje. Se dice ingeniera, magistrada, niñ@s maestras/os... El lenguaje es una construcción social, no se trata de cambiar el lenguaje, sino de cambiar el machismo, el patriarcado y la misoginia de la sociedad. Si cambia la sociedad, cambia el lenguaje, y no al revés.
DÉCIMO QUINTA... Quisiera seguir escribiendo para conjurar la náusea, pero el asco no me deja. Y es que siento la tibia sangre de Hanalí apelmazarse entre mis propias manos.
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