Parte del éxito de “The Big Bang Theory” radica en lo creíbles y divertidos que resultan los diálogos y bromas científicas entre sus protagonistas. Esto se ha logrado gracias a que los productores de la serie han tenido desde un inicio un criterio básico para su trabajo: “Si vamos a escribir sobre genios, debemos tener uno cerca”. En este caso, el genio lleva por nombre David Saltzberg y es un astrofísico estadounidense que aceptó el reto de escribir los diálogos especializados de la comedia y revisar cada detalle relacionado a la ciencia y la física en el set de grabación.
Su ingreso a la producción se dio cuando Chuck Lorre y Bill Prady recibieron la respuesta aprobatoria para convertir el piloto de su programa en una serie y se dieron cuenta de que necesitaban de un verdadero físico para que lo que digan personajes como Sheldon y Leonard suene creíble.
“Un amigo me llamó diciéndome que le habían pedido contactar a un físico para hacerle preguntas para una comedia sobre científicos”, explicó Saltzberg, que se graduó a los 22 años en Física y Astronomía en la Universidad de California y se especializó a los 27 años con un doctorado en astrofísica de partículas. “Me preguntaron si tenía algún alumno y dije que me gustaría hacerlo yo”, añadió el científico.
La forma en la que trabaja Saltzberg es la siguiente: recibe libretos de la serie con espacios en blanco donde le indican entre corchetes: “Aquí viene la ciencia” y él propone ideas para el texto del caso: “En esas partes tengo algo de libertad. Les propongo varias ideas y veo cuál les gusta. A menudo es algo que se puede ver en Google o Wikipedia y ver que son temas actuales”, explicó el especialista que se dio el lujo un día de poner las respuestas de un examen que le tomó a sus alumnos en los pizarrones del departamento de Sheldon y Leonard a manera de “broma interna”.
Y aunque Slatzberg confesó que en un inicio sus amigos le manifestaron su preocupación por la forma en la que se retrataría su profesión en el programa, todos ellos han quedado encantados con el resultado: “A los científicos les gusta y a sus novias mucho más”, dijo el astrofísico.
Así que ya sabes a quién agradecerle las interminables horas de diversión con contenido intelectual.
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