ACABA DE LANZAR UN NUEVO LIBRO EN EL QUE ANALIZA EL PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL PERIODISMO BOLIVIANO | DA PAUTAS CLAVES PARA QUE SE PUEDA HACER UN MEJOR TRABAJO.
La ahora catedrática, pero siempre periodista, Amparo Canedo, acaba de presentar un nuevo libro bajo el título de “Pasado, presente y futuro del Periodismo”. En él analiza el comportamiento de cuatro periódicos de La Paz, cuyo ejemplo puede trasladarse a cualquier parte del país. Desde el punto de vista académico, pero también social, Canedo apunta en la llaga al reclamar que el periodismo boliviano tenga más inclusividad, que rompa los viejos moldes y consiga dar un mejor servicio a la población.
OH! Usted hace hincapié en el tema de la inclusividad dentro del periodismo, ¿por qué escoge este ángulo para su reciente publicación?
La primera aclaración que quiero hacer es que este tema no tiene nada que ver con política ni mucho menos. En 1979, Luis Ramiro Beltrán lanzó a nivel internacional su propuesta de la comunicación horizontal, un modelo basado en el acceso a los medios, el diálogo, y la participación. Este modelo se ha seguido desarrollando teóricamente y es reconocido por algunos teóricos de América Latina como paradigma crítico, pero ese desarrollo aquí en Bolivia actualmente se llama comunicación inclusiva. Esta inclusividad tiene un andamiaje que es el de los derechos humanos, a diferencia de la época pre ´79 en la Guerra Fría entre Estados Unidos y lo que era la Unión Soviética, donde las propuestas tenían un trasfondo un poco más político.
Éste desarrollo de comunicación inclusiva se ha dado más sobre el respeto a los derechos humanos.
Curiosamente cuando yo empecé a ver esto, noté que desde de la comunicación netamente, nunca se visualizaba al periodismo como un campo que pudiera ser inclusivo. Siempre los comunicadores nos han criticado mucho, primero porque dicen que está mal llamar medios de comunicación porque son de información y punto, que la comunicación implica mucho más y la información es sólo una dimensión de la comunicación.
Estoy de acuerdo, pero en lo que no, sobre todo con los que están en el mundo de la comunicación en desarrollo, es en que tengamos que mirar a la información y la comunicación a partir de campos aparentemente disociados o con diferencias abismales.
Si nosotros leemos nuestros códigos de ética, estos son claros, son sólo principios pero son claros, dicen que nosotros los periodistas deberíamos constituirnos en una especie de guardianes de los derechos humanos de las y los ciudadanos. ¿Para qué? Primero porque cuando tú le das información al ciudadano, le permites tomar mejores decisiones en su vida cotidiana porque está bien informado. Si el ciudadano puede tomar buenas decisiones, es probable que la vida de la gente mejore.
OH! ¿Le parece una casualidad que se haya establecido ese paradigma basado en los derechos humanos en 1979, justo cuando algunos salían o estaban en medio de las dictaduras?
Creo que nada es casualidad. Lo que ocurría el ‘79 es que después de la Segunda Guerra Mundial, países como Estados Unidos iniciaron una ofensiva sobre todo ideológica, porque entraron en la Guerra Fría, entonces necesitaron acaparar y tener control sobre todo lo que es el continente americano. El ‘79 no solamente sale el texto de Beltrán, salen algunos otros que resumen un decir basta, aquí nos quieren manejar, nos quieren dominar como a títeres.
Además el año ‘80 sale el informe MacBride, que era un diagnóstico hecho por un grupo de intelectuales, entre los que estaba Gabriel García Márquez, por solicitud de la Unesco que pidió que se haga un diagnóstico a nivel mundial de la situación de la comunicación y de información. Sale el informe y no le gusta a Estados Unidos ni a Inglaterra, y amenazan con abandonar la Unesco. A raíz de eso este informe queda prácticamente en nada.
OH! ¿Qué destaca ese informe?
El informe, que se puede encontrar en Internet, destaca entre otras cosas que algunos países se están metiendo demasiado en otros países con la comunicación, pero en lo que concierne a nosotros, a los periodistas, da varias pautas y una de ellas está relacionada con la noticia.
Detectan que el concepto de la noticia es muy estrecho. No llegan a hablar muchas cosas sobre el tema, pero este tipo de pautas se van dando. Se podría pensar que ya es muy antiguo dado que se trata del ‘80, pero no. Personas como el profesor Marques de Melo, hace poco ha vuelto a pedir que se desentierre el informe MacBride porque para nada ha perdido vigencia.
Estos son ejemplos que te doy de que cuando nace lo de Luis Ramiro Beltrán, que además era una fuerte crítica al funcionalismo, aquel que dice que los lectores somos personas vacías, que nos tienen que meter cosas a la cabeza y que tenemos que reaccionar y pensar de acuerdo a lo que nos dicen. Un absurdo, pero así se concebía antes el periodismo: el emisor que manda un mensaje al receptor, y el receptor que más o menos tiene que hacer caso como una oveja. Y creer lo que el otro le dice.
OH! Usted dice que los medios de comunicación tienen que ser investigadores y educadores, pero podemos ver que no se ha llegado al resultado óptimo en Bolivia. ¿Qué opina de ello?
Es algo que no he dicho todavía, aunque está en el libro. Debajo o detrás de lo que hacemos, hay una red, una maraña, unos tentáculos amarrados unos a otros de forma muy sólida y petrificada desde el siglo XIX y no lo digo solamente yo, hay muchos doctores que han detectado este siglo como en el que nace la pirámide invertida.
En esta época teníamos al capitalismo, teníamos las corrientes del positivismo, y lo que se ha producido en ese momento y que sigue subsistiendo, es como un amarre en lo que es la estructura de la noticia, en la que ha influido la corriente positivista no solamente en las estructuras sino en la manera en la que hacemos periodismo.
Te pongo un ejemplo: el positivista creía ingenuamente que uno se podía acercar al hecho social, agarrarlo, cortarlo, y hacerlo de manera neutral. Hacer unas preguntas, tomar las fotos, ir al periódico y difundir la noticia.
Esta forma de pensar años después en la sociología fue desbancada. Actualmente se sabe que en todo lo que ponemos la mano y la cabeza ya estamos añadiendo niveles de subjetividad. Todo lo que activa el ser humano a través del lenguaje añade niveles de subjetividad. Ya desde la sociología se demostró que esa forma de ver el mundo positivista está mal, es absurda y no existe, porque cuando tú vas a un hecho social no tienes todo el proceso, y el recorte no es objetivo, neutral, ni nada por el estilo. El investigador puede salir incluso transformado.
OH! ¿Y los periodistas?
Nosotros juramos como periodistas que cuando vamos a un hecho tenemos la información, y hemos cumplido nuestra labor. Nos olvidamos que lo que hemos hecho es sólo un recorte. El mayor problema está en el género noticia donde se le enseña al periodista que tiene que responder qué, quién, cómo, cuándo y dónde. Normalmente se tiende a privilegiar el qué y el quién en las noticias. ¿Qué pasa cuando te olvidas del por qué? Responder eso marcaría mejor el proceso anterior a un hecho social.
Normalmente no se lo toma muy en cuenta porque implicaría más trabajo, por tanto implicaría investigar, y nadie tiene tiempo para eso. Y ahí viene mi otro razonamiento, las empresas periodísticas no están hechas para este trabajo, han convertido todo esto en un círculo vicioso donde el periodista es cada vez más esclavizado, cada vez tiene menos tiempo, e incluso las empresas han ido reduciendo el personal, entonces eso nos lleva a terminar haciendo reportería desde el escritorio, por teléfono, terminamos parchando con cables para poder despachar a tiempo.
Los periodistas no se están capacitando ni actualizando, eso está ocasionando que viven en una especie de mundo pequeño donde toda sus retroalimentación está ahí adentro, entre los mismos periodistas, pero en realidad y esto ya lo dijo Bordieu, lo que estamos haciendo es escucharnos entre nosotros, viéndonos entre nosotros, y por eso no es de extrañarse que las mismas noticias salgan en todo lado.
El problema es que ese campo cada vez se está cerrando más, y es lo que demuestro con entrevistas en el libro. La fundación Konrad Adenauer demostró que los periodistas se capacitan con suerte una hora al mes, lo que hace la equivalencia, según ese estudio, de un día al año.
OH! ¿Y cuál es su propuesta?
Lo que yo he hecho en el libro, precisamente después de detectar todo esto, es que a partir de los mismos códigos de ética he creado 27 indicadores de inclusividad, dividiéndolos en cuatro áreas en los que se incluyen el resguardo a los derechos humanos, denuncia, lo que es la parte de la construcción de diálogo y la educación, para que sirvan como especie de cables a tierra. No espero que sea la gran propuesta, es nada más decir lo que podríamos hacer, es no quedarme en lo que es solamente la crítica y el análisis, sino también proponer.
OH! Los medios no tienen la misma cancha ni los mismos jugadores, hay equipos grandes y otros más chicos, ¿Cómo puede aplicarse este estudio a todos?
Hay unas lógicas en las estamos metidos que son erradas, y es el tratar de meterse a todo en lo que se meten los periódicos que tienen más, te digo esto porque nos llamamos nacionales cuando ni lo local tenemos bien cubierto, y paradójicamente los medios en Internet que uno diría que tienen más posibilidad de ser hasta más universales porque están en la red, son más locales que cualquier local. Lo que ocurre es que si tú tienes un periódico pequeño, primero que tener grandes aspiraciones de ser nacional ya es un despropósito, el segundo despropósito es tratar de cubrirlo todo a como dé lugar aunque no tengas ni gente para hacerlo. Creo que estratégicamente lo que debería hacerse es apuntar a la investigación con esas pocas personas y no ofrecer muchas cosas, pero sí asuntos que estratégicamente se sepa que el ciudadano busca en cuanto a información. En vez de tratar de abarcar mucho, hay que tratar de apuntar hacia la calidad pero siempre vinculada a lo que la gente necesita coyunturalmente, eso por lo que es un servicio a la población. Nos tenemos que sentar a pensar, no podemos seguir con los viejos moldes. Creo que el mundo de hoy te ofrece la oportunidad de moverte más estratégicamente, pero tienes que pensar primero para hacerlo.
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