Con la simpatía y la dureza que acostumbraba utilizar en Que No Me Pierda, Enrique contestó todas las preguntas que EL DEBER le hizo en un salón de té que él mismo escogió para la ocasión.
-¿Cuál fue su primera sensación después de que le informaron de su desvinculación de Red Uno?
Fue una sorpresa.
-¿El directorio le hizo conocer con anterioridad observaciones a su conducta?
El empresario de la comunicación todavía no ha aprendido que no es compatible tener un medio de comunicación y ser dueños de varias empresas, porque ahí usted le debe una vela a cada santo y después en el canal está buscando el equilibrio. Y no puede tener este equilibrio si está cuidando sus intereses.
-¿Sintió esta falta de equilibrio en su trabajo cotidiano?
Sobre todo en el último tiempo. Antes no. El Gobierno aprieta fuerte. Con la presencia del presidente Evo Morales se nota el temor del empresariado, si no por qué rotan los mismos lideratos en las instituciones, es porque los otros no quieren poner el pecho.
-Después de conocerse su acercamiento al MAS para su candidatura a la Alcaldía cruceña, ¿cómo fue su relación con la corporación Kuljis?
Bien, ellos apoyaron la decisión que yo tomé. Siempre hemos tenido una buena relación, porque yo me he enmarcado en la línea editorial del canal y nos hemos colaborado. Agradecí y rechacé el ofrecimiento del MAS, porque a mí me gusta mucho el periodismo. Me siento bien con lo que hacía. Ahora me siento con mucha vitalidad. Pero hubiera preferido que el canal esperase un poco para tomar esta decisión, no me parece adecuado justo ahora, en pleno embate.
-¿Esperaba otro tipo de reacción de su antiguo canal? ¿Qué lo proteja y lo respalde?
El empresario cuida sus intereses. Esto es una autocensura. Al empresario lo respeto porque nos genera fuentes de trabajo, pero primero siempre estarán sus intereses y uno es parte del rodamiento de estos intereses, lamentablemente.
-¿Es la primera vez que lo despiden de esta forma?
En toda mi trayectoria nunca recibí ni siquiera una llamada de atención. Nunca. Quizás la madurez hace que me mantenga sereno en estos momentos.
-¿Ratifica su intervención de aquella noche?
Totalmente. Quizás pude utilizar otro tono, porque es una dama, pero no es una cuestión de género, sino de gentileza. De repente por la etiqueta que me puso me molesté y elevé la voz y de eso me arrepiento, pero de nada más. No es un tema de discriminación sino de contenido.
-¿Cree que el cargo de la ministra tuvo incidencia en su despido?
No. Fue la suma de impactos. El empresario es frío. Suma y resta. Creo que el canal sintió que se perjudicaba con ese impasse y fue una forma de mostrarle al Gobierno su apoyo. Pero ya veníamos arrastrando varios problemas, desde el cambio de horario de Que No Me Pierda.
-¿Recibió alguna vez un llamado de atención por su estilo periodístico?
Nunca. Lo que pasa es que actualmente en Bolivia es más fácil para un dueño de un medio de comunicación tener espectáculo que tener opinión. Y los que tienen opinión son los que algunos llaman ‘medios vinculados al Gobierno’.
-¿Cree que incurrió en una falta ética?
Nada de nada.
-Si es que el Gobierno le ofrece un cargo público ¿lo aceptaría?
Lo analizaría, no podría decir no y mañana tragarme mis palabras. Lo que sí tengo seguro es que no voy hacer nada que vaya en contra de mis principios.
-¿Cree que su estilo le interese a otro canal de TV?
Yo soy de rating, aunque no hay una empresa en Bolivia que mida el rating. Considero que sí, me han hablado un par de redes televisivas en este último tiempo. Y me ofrecieron un contrato de jugador argentino y yo nunca acepté por lealtad a Red Uno.
-¿Cambia su visión del Gobierno con este hecho?
No, el Gobierno tiene fortalezas y debilidades. Evo Morales tiene aciertos y desaciertos, pero es trabajador.
-¿Qué es lo que más extrañará de QNMP?
Me da pena por la opinión en temas calientes y por las campañas solidarias. No dábamos una solución estructural pero era una persona menos que sufría
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