La brasileña Dorrit Harazim, ganadora del "Reconocimiento a la Excelencia" en el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, defiende que más allá de las grandes coberturas son los detalles de las pequeñas historias las que dan al lector las herramientas para entender el mundo.
"Una pequeña historieta de alguien desencadena, en mi manera de operar el periodismo, un texto que es muy amplio y explica un montón de cosas", aseguró Harazim.
El reconocimiento a la veterana periodista, de 72 años, destaca precisamente su habilidad para buscar y encontrar "ángulos, detalles, aspectos que otros periodistas dejan pasar" en historias cotidianas, indicó la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada por el nobel colombiano García Márquez, que otorga el galardón.
Harazim, que durante décadas ha desarrollado esa técnica, sostiene que aunque "el lector a veces no se da cuenta", le está "dando las herramientas para entender mejor el mundo".
Dentro de este estilo han sido especialmente celebradas sus crónicas de los nueve Juegos Olímpicos que ha cubierto, en los que ahonda en los detalles de la preparación de los deportistas y deja en segundo plano las marcas que logran.
Sin embargo, revela, la decisión de centrar su relato en "lo que les envuelve" surgió como una necesidad ante lo "poco interesantes" que en una conversación resultan algunos temas.
"No puedes esperar una buena entrevista con un nadador. La entrevista no va a ser interesante porque hablar de agua no es necesariamente interesante. Entonces tienes que inventar una manera de que el lector se interese, si no, no es respetuoso para lo que este joven consiguió", dice. Los Olímpicos de Río de Janeiro 2016, son la única cobertura programada en su agenda. Una de las historias que le gustaría cubrir a Harazim, que escribe actualmente una columna para el diario O Globo, de Río, y se dedica a otros proyectos periodísticos y documentales, es presenciar una ejecución a un reo condenado a pena de muerte en EEUU, algo sobre lo que lleva años documentándose.
También, aunque "no iría por una cuestión física", le apasionaría cubrir la crisis de refugiados sirios que llegan a Europa, asunto que considera "el gran tema" de la generación actual.
"Antes siempre había reporteros que estaban en medio, casi como los combatientes. Sin embargo, la travesía de los refugiados es tan peligrosa que no hay un único reportero que la haga con ellos. En un mundo como el nuestro, en el que todo es fotografiable y filmable online, nadie sabe aún cómo es esa travesía", comentó.
Harazim no contempla la jubilación porque, asegura, este oficio no la incluye y cada vez se puede afinar más, así como el pianista toca mejor con el paso de los años.
"No se puede desaprender estar atenta al mundo, eso casi que se integra en tu ADN", afirma la periodista de origen croata, que solo plantea retirarse cuando dejen de interesarle los temas, lo que, reconoce, "puede ocurrir cuando tienes 50 años, 60, 70 y 80".
Antes de escribir a Harazim le gusta "aprender bastante", lo que hace que no caiga en la "arrogancia" de muchos reporteros especializados.
"Si escribes sobre algo que conoces hace 70 años, te tornas un poquito arrogante y no explicas las cosas esenciales porque piensas que siempre es demasiado", sostiene.
Esta periodista solo rechaza las cobertura "del poder financiero o político" porque considera que "no aportan nada".
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