HA GANADO EL PREMIO DE REPORTAJE SOBRE DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS 2015 | HA CUBIERTO LAS PRINCIPALES CUMBRES CLIMÁTICAS E IRÁ A LA COP 21 EN PARÍS. ESTÁ TERMINANDO DE ESCRIBIR EL PRIMER LIBRO DE PERIODISMO AMBIENTAL DE BOLIVIA.
OH! Ecología, derechos sexuales, violencia intrafamiliar…veo que las áreas en las que más trabajas son de particulares activismos. ¿Qué crees que hubieras sido si no te dedicabas al periodismo?
No me imagino haciendo otra cosa. El periodismo es un entretejido de todo lo que puedes querer en relación a una causa. Y tiene además el toque de la investigación, de contar historias, de caminar calles… Todos tenemos una inclinación, aunque muchos digan que eso en el periodismo no es correcto. Yo creo que el periodista que se dice objetivo, en el estricto sentido de la palabra, es aquel que se limita a informar sin cuestionar y eso no me parece ético ni conmigo misma ni con los demás.
OH! En este tema de la violencia contra la mujer, que ha motivado el nuevo premio que ganaste, ¿qué hechos, reportajes, notas recuerdas como los que más te hayan conmovido o indignado?
Es una pregunta difícil porque son tantos que se me mezclan en la cabeza. La violencia contra la mujer en Bolivia está desatada. Aunque se diga que hoy son más los casos porque las mujeres denuncian más, eso no tiene sentido. Está por demás visto lo que es nuestro sistema judicial; el cómo las chicanerias y las influencias mueven a los operadores de justicia, entonces, ¿realmente las mujeres ganan algo denunciando a un maltratador? Estoy segura que en la mayoría de los casos, las víctimas de feminicidio tuvieron una larga historia de denuncias de que estaban siendo maltratadas, pero se hizo muy poco por ellas. Recuerdo la historia de una mujer en El Alto, que había ido siete veces a la Policía para pedir ayuda, hasta que su marido la mató a golpes.
OH! Nos ha pasado frecuentemente, pero en tu personalísimo caso, ¿qué reportajes de denuncia y revelación de hechos graves ves que han quedado en nada pese a su repercusión?
Son varios. Puedo empezar por el caso del zoológico de Oruro que sigue siendo un lugar donde se tortura a los animales, (hace poco murieron 40 peces por ejemplo), con la denuncia de tráfico de animales silvestres contra Inti WaraYassi, que maneja el Parque Machía; o con que en cada carnaval se sigan encontrando caparazones de quirquinchos convertidos en matracas (y lo mismo pasa con otros animales) como si cumplir la ley por parte de las fraternidades fuera algo opcional.
Temas mucho más duros como el del bebé Pablito, nacido en la calle e infectado por su madre con VIH, que fue rechazado por su condición en hospitales y en una casa de acogida (manejada, irónicamente, por una monja), y que al final fue casi regalado a una familia con antecedentes de drogadicción y otras cuatro hijas, del que poco o nada se sabe ahora.
O el de la Universidad Indígena Tawantinsuyo, un foco de corrupción avalado por miembros del gobierno, que jugó con la ilusión de muchos jóvenes… Es frustrante ponerse a contar los casos.
OH! ¿Qué sientes cuando ves a algunos de sus protagonistas (jueces, políticos, empresarios, etc. siendo reelegidos o posesionados en cargos tanto o más importantes?
Muchas veces hace que me cuestione si realmente vale la pena ser periodista. El problema con este oficio es que no te lo puedes sacar de encima; no se puede apagar un botón y dejar el trabajo en la oficina. Eres periodista siempre. Aunque estés de vacaciones. Entonces ver que gastaste tu tiempo por demostrar que fulano es corrupto por ejemplo y que al mes, fulano sea elegido embajador, ministro, alcalde, institución del año o lo que sea, deja una sensación muy desagradable. Pero no dura mucho. A veces incluso es una inyección energética para seguir con más ganas.
OH! ¿Se puede hacer algo más desde el periodismo?
Se debe hacer algo más. Como te decía, no creo en el periodista que informa y nada más. Para mí el periodismo debe denunciar, debe investigar, debe mostrar lo que no se quiere ver, aunque a veces sea incómodo, denostado, vilipendiado. Es fácil echar la culpa a los periodistas. De un tiempo a esta parte pasamos de héroes a villanos. Y a veces justos pagan por pecadores, como decía mi abuela. La suerte es que el periodismo no es sólo el que se ve en la televisión, y aunque el campo no es tan grande como en otros países y existe una rosca notoria, tenemos periodismo de calidad.
OH! Has asistido a varias cumbres internacionales sobre medio ambiente y otros temas, ¿qué crees que les sobra y qué crees que les falta a semejantes encuentros?
Estoy terminando de escribir un libro que se llama “Periodismo Verde en Bolivia (Y apuntes sobre una política ambiental que no termina de echar raíces)”, que se editará con la editorial Nuevo Milenio, y una parte de él se centra en ese juego perverso de las cumbres de medio ambiente, en las disputas políticas y económicas que no atienden a prioridades concretas.
En cómo se sobreponen intereses políticos frente a necesidades globales. Es un tema apasionante pero al mismo tiempo casi diabólico. En realidad es sencillo: aunque se piensa que hay que salvar al planeta, lo que va a desaparecer, con el modelo consumista que tenemos hoy, es la humanidad. El planeta quedará seco como un desierto, pero va a recuperarse. La humanidad no. Si se entendiera ello, y se pusieran reglas obligatorias sin tanto miramiento a los países que más contaminan (y a todos en general), las cumbres serían útiles mucho más rápido.
OH! Entiendo que te espera la cumbre de las cumbres sobre el clima, ¿qué esperanzas tienes en lo personal?
La COP21 de París va a ser una de las más complicadas de la historia de esta Convención. Tiene que sentar los precedentes para acuerdos vitales para la humanidad. Lo ideal sería que salga un acuerdo equilibrado que reconozca que los países desarrollados tienen responsabilidad histórica en la situación actual del planeta y que deben compensar por ello; que se reconozca que los países en desarrollo tienen derecho, de forma gratuita, al acceso a tecnologías renovables para continuar su desarrollo sin tener que destruir su biodiversidad; que todos los países, desarrollados y en desarrollo, estén obligados a reducir sus niveles de contaminación; que se atienda el tema de la desertificación de la tierra, que es más serio de lo que se cree y que afecta directamente al agua y al alimento, y que todos los países, incluyendo Bolivia y sobre todo Bolivia, sean consecuentes con sus discursos de protección a la Madre Tierra.
OH! ¿Qué es lo que más valoras de tu vida como periodista? ¿Qué es lo mejor que el periodismo te ha dado?
Me ha dado la oportunidad de conocer lugares y personas que han marcado mi vida, bien o mal, pero la han marcado. Puedo trabajar y aprender de colegas como el equipo de OH!, o como tú, que son además de compañeros, excelentes amigos. Y sobre todo me ha dejado encontrar lo que quería ser y hacer: me ha dado una motivación de vida.
Perfil
Mónica Oblitas
Es boliviana, nació en La Paz y trabaja para el periódico Los Tiempos, como editora y periodista de la revista OH!, hace casi 15 años. Trabajó en Presencia, Última Hora y La Razón. Se ha especializado en periodismo ambiental y ha cubierto las Conferencias de las Partes de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático desde 2009. También trabaja temas de derechos humanos y derechos sexuales. En 2001 ganó el primer premio de UNICEF sobre reportaje de derechos infantiles.
Ha ganado, junto a Rafael Sagárnaga, el primer premio de periodismo ambiental en Bolivia el 2007, y el mismo año, el primer premio a nivel Latinoamérica en esa categoría. Acaba de ganar el primer premio de reportajes periodísticos sobre derechos sexuales con el reportaje “Feminicidio, la pandemia que enluta a Bolivia”. Está terminando de escribir el libro “Periodismo Verde en Bolivia (Y apuntes sobre una política ambiental que no termina de echar raíces)”.
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