Junto a Williams Chorolque realizó el trabajo El patrimonio del gabinete de Evo, una investigación sobre cómo había cambiado la economía de los colaboradores del presidente. Ahora está entre las mejores del premio Gabriel García Márquez, el más importante de América Latina
Todos los fines de semana del segundo semestre del año pasado, Nelfi Fernández tenía trabajo. Aunque no estuviera de turno en la página web de EL DEBER, la periodista quemaba pestañas analizando cientos de páginas de declaraciones juradas de ministros de Evo Morales.
Así descubrió que las cifras contaban historias de cómo algunos ministros lograron multiplicar su patrimonio en poco tiempo. El trabajo, desarrollado junto con el programador Williams Chorolque y la diseñadora Elizabeth Aróstegui, inauguró EL DEBER Data y ahora está entre los 10 mejores del Premio de Periodismo Gabriel García Márquez, en la categoría Innovación.
_ ¿Cómo surgió la idea de esta investigación?
Todo comenzó en mayo del año pasado, cuando participé en un Acelerador de periodismo de datos. En La Paz, nos reunimos más de 60 periodistas, programadores y desarrolladores en un taller con la periodista argentina Sandra Crucianelli, experta en datos. Ella nos mostró las cosas que se podían hacer y al final se hizo una especie de ‘hackatón’, en la que se lanzaban propuestas de trabajo. Esa semana me permitió entender completamente lo que se puede hacer con esto.
_ ¿Así surgió la idea de revisar las declaraciones juradas?
Sí, son documentos que facilita la misma Contraloría General del Estado. Hasta entonces no había un trabajo de ese tipo en Bolivia. Con el desarrollador Williams Chorolque nos dimos cuenta de que eran de fácil acceso si se tenía conocimiento de programación, que las declaraciones juradas de todos los funcionarios públicos de Bolivia desde 2002 estaban alojadas en la nube.
_ ¿Qué aprendió?
Todo era nuevo. Para mí todo era chino, desde conformar un equipo de trabajo hasta ponernos a trabajar los datos. Comenzamos en mayo, lo concebimos como un proyecto de tres meses y tardamos ocho meses.
Trabajé todas mis horas libres, todos los fines de semana. Cuando creíamos que habíamos terminado, aparecían nuevas cosas para hacer. Cuando acudíamos a la guía de Sandra Crucianelli nos mostraba que aún nos faltaban cosas. Fue mi primer trabajo, era y sigo siendo una novata en periodismo de datos y había que aprender muchas cosas. Trabajé con un gran equipo de personas comprometidas.
_ ¿Cuáles fueron los principales desafíos?
Comprender, aunque sea de forma básica, el lenguaje de programación. Luego, trabajar con una gran cantidad de datos. Los periodistas no somos muy amigos de los números y hay que tener paciencia para comprender lo que no se sabe y para revisar una y otra vez para minimizar los errores.
_ ¿Cuáles son los principales hallazgos?
Encontrar a ministros que mantenían un perfil bajo y que durante el tiempo que fueron funcionarios públicos hicieron crecer su patrimonio de manera exponencial. Un ejemplo es Fernando Vincenti, que fue ministro de Hidrocarburos. En este trabajo, los números nos cuentan las historias. Ahí están en activos, pasivos, netos y rentas con datos que ellos juraron que eran ciertos, no hay distorsión.
_ ¿Qué repercusiones tuvo el trabajo?
Hubo una gran aceptación de los lectores y de los usuarios. En las redes sociales empezaron a comunicarse con nosotros para felicitarnos por la iniciativa, hacer notar algunas cosas que faltaban, entregar documentos o dar ideas de cómo enriquecer la información. Otra cosa que pasó fue que la gente comenzó a descargar los documentos.
El Gobierno bloqueó los enlaces a las declaraciones juradas que nosotros habíamos puesto y en ese momento decidimos subir todas las declaraciones en PDF y en otros formatos. Las 1.032 declaraciones juradas que analizamos del gabinete de Evo Morales y de Álvaro García Linera, estaban linkeadas a nuestro sitio.
La Contraloría las había dejado desde el 2002 hasta la fecha, pero las había reemplazado por encima con las últimas, sin bajar las anteriores. Cuando bloquearon las declaraciones antiguas, la gente pudo seguir descargándolas desde el sitio de nuestra investigación. Me dio alegría saber que había colegas que valoraban nuestro trabajo y que estos datos sirvieron para que periodistas de otras latitudes hicieran sus propias notas.
_ ¿Por qué cree que hay pocos ejemplos de este tipo de periodismo en Bolivia?
Es escaso porque demanda bastante tiempo y porque no se puede hacer con un solo periodista. Hasta hace menos de una década estábamos acostumbrados a que una investigación la hiciera un periodista solitario o con un fotógrafo. Ahora el periodista no es nada solo. Se necesita un programador, un desarrollador, un analista de datos, un equipo. Demanda mucho tiempo y un equipo grande.
Es un periodismo caro.
Sí, el periodismo de calidad es caro y las casas periodísticas se encuentran ante el reto de encontrar sustentabilidad en sus modelos de negocio. Por eso se apuesta más por la inmediatez, pero creo que este es el periodismo que va a salvar al mundo del oleaje de la inmediatez.
_ ¿Qué significa para usted haber sido seleccionada al Premio García Márquez?
Cuando abrí los ojos el jueves, no lo podía creer. Había cientos de postulantes en Innovación y como este trabajo fue finalista del Data Journalism Award, vi que la competencia era demasiado dura. En Bolivia este tipo de investigaciones se las realiza poco, mientras que en otros países están superavanzadas. Quedé sorprendida. Es durísima la competencia y estar ahí es un gran honor porque el premio lleva el nombre de Gabriel García Márquez. Estamos felices
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