Un grupo de trabajadores de la prensa de Santa Cruz cumplió ayer con el duodécimo día en huelga de hambre en la plaza 24 de Septiembre y continúan sumando respaldo de la población, que hasta ayer había estampado 110.000 firmas en los libros que están ubicados en los alrededores del paseo principal.
En la jornada de ayer se produjo la baja de tres ayunadores, pero ingresaron otras cuatro personas al piquete, mientras que los huelguistas agradecieron por escrito a la Conferencia Episcopal de Bolivia por el apoyo brindado en esta lucha, a tiempo que piden comprensión por no haber suspendido la medida cuando lo solicitaron, el martes 12 de octubre.
Las expresiones culturales también están a la orden del día. Llegan artistas y toman micrófonos para animar no sólo a los huelguistas, sino también a la gente que se congrega en la plaza. Entre los que estuvieron ayer se destacan la cantante Tola Claudio y el humorista David Santalla.
La extrema medida, además de desgastar la salud de las personas que están en huelga, mantiene en vilo a sus familiares que han tenido que combinar su rutina con la atención a los que ayunan.
El caso del camarógrafo Percy Suárez Suárez (40), el primero en iniciar la huelga, es particular. Su esposa y sus tres hijos (20, 19 y 13) se enteraron de su decición a través de la televisión. Comenzó la medida junto a Franz Araúz, y para solventar los primeros gastos pusieron en prenda un televisor y una cadena. Fueron ayudados por otros periodistas, como Milton Montero, que también estuvo en la huelga durante nueve días. “Mi familia se preocupa, al extremo de que me quieran llevar preso por estar en esta lucha”, indicó Suárez.
Comenzaron la movilización con la intención de recolectar por lo menos 20.000 firmas, pero ahora superan las 110.000. “Me voy a descansar, para después unirme con mayor fuerza a la recolección de firmas”, dijo Suárez, que ayer fue dado de baja después de 12 días en ayuno.
El periodista Guider Arancibia, de EL DEBER, también asumió la decisión sin comentársela a sus familiares para evitar preocupaciones. “Hemos cumplido y este movimiento se irradió a otras ciudades”, indicó Arancibia, que ayer dejó el piquete después de nueve días.
Pura Gonzales cumple su cuarto día de huelga y ha dejado a Luana, su hija de diez meses, al cuidado de madre, Eva Velázquez, que la lleva una vez al día.
La esposa y los dos hijos de Gonzalo López, periodista de EL DEBER, han tenido que ajustarse al movimiento de la huelga. Por la mañana, se da modos para llevar a su hijo de dos años para que vea a su padre, y por las tardes, al otro de seis años.
Movilización
- Ayunadores. Se sumaron tres periodistas de Concepción (Víctor Hugo Tapia, Miguel Ángel Bailaba y Javier Hurtado) y Javier Coronel (EL DEBER). Hubo cuatro bajas: Gary Áñez, Percy Suárez, Guider Arancibia y Álex Soté.
- Montero. Hay siete huelguistas. Cumplen el cuarto día de ayuno.
- Movilización. Los trabajadores de la prensa anuncian para el mediodía de hoy un bocinazo en toda la ciudad. Invitan a que todos los conductores, desde lugar donde se encuentren, se sumen a esta manifestación.
Una manera de recordar días de cuartel
Gonzalo López / Periodista en huelga
Al amanecer, el alborotado concierto de las aves que habitan en los árboles de la plaza 24 de Septiembre es el encargado de invitarnos a dejar nuestra posición horizontal.
La mayoría de los 20 hombres y mujeres de prensa que vivimos en medio de las sofocantes temperaturas durante el día y los frentes fríos de algunos amaneceres, comienza sus actividades antes de la 6:00.
Nuestro cobijo es un toldo, en cuyo interior se tendió una gran lona color azul sobre la que se acomodaron, una seguida de otra, colchonetas de todo color y grosor de un metro de ancho. Cada uno acomoda de la mejor forma sus pertenencias en su pequeño espacio.
Desde niños de kinder hasta personas de la tercera edad, de todos los rincones de Santa Cruz, llegan a la plaza para aplaudir y decir ¡viva la libertad de expresión! Los artistas tampoco quedan indiferentes.
Una vecina que no quiso quedarse de brazos cruzados y preparó medio centenar de bolos de agua en su casa, los acomodó en una bandeja y se vino en micro para, personalmente, obsequiar su delicioso producto. Ese gesto fue premiado con fuertes aplausos.
El aseo personal, a medias, es la primera actividad de cada jornada. Digo a medias, puesto que los (las) periodistas que deseamos darnos un baño completo, debemos esperar a que el manto de la noche sirva de ´paredes´ en las tres duchas que hay disponibles. El duchazo es como en tiempos de cuartel, como Dios lo mandó al mundo y lo más rápido posible.
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