— Como todo cambio, ha sido complicado. Antes tenía que madrugar, ahora me acuesto más tarde; pero lo más duro ha sido no poder ver mucho a mis hijos. Estos son sacrificios que se deben hacer porque ahora tengo más responsabilidades, pero tengo un equipo maravilloso.
— ¿Recibió críticas cuando asumió las riendas del programa Que no me pierda (QNMP)?
— Hubo de todo. Estoy consciente de que los cambios impactan y molestan a veces, pero yo me quedo con lo positivo. Sabía que iba a ser complicado, pero sabemos lo que le gusta a la gente y eso les ofrecemos.
— ¿Cambió el programa con su llegada?
— Buscamos otros contenidos, pero se ha mantenido el análisis, que es lo que le gusta a la gente, pero con un sello propio. Nosotros no estamos redescubriendo la pólvora en la televisión, pero en este negocio hay que darse cuenta de los momentos oportunos.
— ¿Cuál es hoy el sello de ‘Que no me pierda’?
— Desde un principio le puse mi sello. No copié el sello de mi antecesor, yo soy auténtico. El QNMP ahora es mío y dejó de ser de mi antecesor o de los que estuvieron antes. El QNMP de red Uno es César Galindo.
— ¿Está consciente del peso que eso implica?
— Sí, pero no me asusta, porque si no tuviera una responsabilidad de este tamaño sería muy aburrido este trabajo (ríe).
— ¿Cómo se define como persona?
— Sencillo, tranquilo... como soy en la pantalla, soy fuera de ella. Yo no tengo poses, ni diferentes conductas y me gusta asumir nuevos retos.
— ¿Qué espera en adelante para QNMP?
— Este 2011 vamos a afianzar y posicionar el programa. El año pasado nos lanzaron a la piscina y tuvimos que cambiar todo... y cuando digo todo, fue todo. Pero ahora lo que queremos es mostrar que este medio debe ser utilizado para servir y no servirse de él.
— ¿Cree que su antecesor se sirvió de QNMP?
— No estoy diciendo eso, pero sí que hay muchos comunicadores que se aprovechan de un medio para lanzarse a la política, por ejemplo, o para hacerse famosos.
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