— ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
— Chicostation me hace feliz porque está dirigido a los niños. Son el mejor público, son muy puros y dulces, me cambian la vida y por eso siento que Chicostation no es un trabajo, sino es más bien mi alegría de cada día.
— Eres famosa, ¿alguna vez eso te causó problemas o lo disfrutas?
— Disfruto salir a la calle y que la gente, aunque yo no la conozca, se acerque a mí y me hable con cariño, me agradezca por el programa o simplemente me haga sentir especial con sus palabras. Es hermoso sentirse querida y lo disfruto.
— ¿Cómo llegaste a la televisión?
— Le rogaba cada día a mi papá para que hable con alguien de la tele, porque yo juraba que mi papito era Superman y conocía a todo mundo, hasta que miré Unitoons en el 2003, programa que emitía Unitel, y convocaron a un casting. Fui la número 1042, hice cola por cinco horas, me insolé, pero mi sueño era lo primero.
— Entonces se hizo realidad tu sueño...
— Fue un sueño y una meta que tenía desde mis ocho años. Recuerdo que jugaba frente al espejo con un peine como si fuera mi micrófono, hacía que mi papá cante y lo presentaba como Don Francisco en Sábado Gigante.
— ¿Qué te mantuvo tanto tiempo al aire?
— Es increíble saber que ya estoy ocho años al aire. Es algo hermoso, creo que siempre fui persistente y nunca dejé que nada me derrumbe, por eso sigo aquí. A la gente le debo mi carrera, a mis compañeros, Oriana y Fernando, que son mis hermanos, y a mi productor, Carlos Solares.
— ¿Algún momento pensaste en dejar el programa y hacer algo más en televisión?
— Estoy feliz con Chicostation. Me encanta, me divierto demasiado y siento que siempre quisiera trabajar con niños. Ahora estoy estudiando para ser periodista y si diosito quiere, ése será mi próximo paso.
— Cuando no estás trabajando, ¿qué haces?
— Estoy en mi cuarto año de Comunicación Social en la NUR. Soy una comelona de primera, amo las pastas, el súper majadito batido, el saice chapaco y el plato paceño. Me gusta estar con mis amigas y en las mañanas hago mis prácticas universitarias en un periódico local.
— ¿Eres disciplinada?
— Amo mi trabajo y soy hiperactiva, hago 100 cosas en el día para estar tranquila, sólo que de verdad soy muy desornada (sonríe) y sufro con eso. Mi auto es una casa rodante, donde tengo mi ropero, y mi cartera es un caso aparte.
— ¿Qué es lo más valioso en tu vida?
— Mi familia es mi tesoro, ellos son todo para mí y creo que por ellos vivo y salgo adelante.
— Chicostation me hace feliz porque está dirigido a los niños. Son el mejor público, son muy puros y dulces, me cambian la vida y por eso siento que Chicostation no es un trabajo, sino es más bien mi alegría de cada día.
— Eres famosa, ¿alguna vez eso te causó problemas o lo disfrutas?
— Disfruto salir a la calle y que la gente, aunque yo no la conozca, se acerque a mí y me hable con cariño, me agradezca por el programa o simplemente me haga sentir especial con sus palabras. Es hermoso sentirse querida y lo disfruto.
— ¿Cómo llegaste a la televisión?
— Le rogaba cada día a mi papá para que hable con alguien de la tele, porque yo juraba que mi papito era Superman y conocía a todo mundo, hasta que miré Unitoons en el 2003, programa que emitía Unitel, y convocaron a un casting. Fui la número 1042, hice cola por cinco horas, me insolé, pero mi sueño era lo primero.
— Entonces se hizo realidad tu sueño...
— Fue un sueño y una meta que tenía desde mis ocho años. Recuerdo que jugaba frente al espejo con un peine como si fuera mi micrófono, hacía que mi papá cante y lo presentaba como Don Francisco en Sábado Gigante.
— ¿Qué te mantuvo tanto tiempo al aire?
— Es increíble saber que ya estoy ocho años al aire. Es algo hermoso, creo que siempre fui persistente y nunca dejé que nada me derrumbe, por eso sigo aquí. A la gente le debo mi carrera, a mis compañeros, Oriana y Fernando, que son mis hermanos, y a mi productor, Carlos Solares.
— ¿Algún momento pensaste en dejar el programa y hacer algo más en televisión?
— Estoy feliz con Chicostation. Me encanta, me divierto demasiado y siento que siempre quisiera trabajar con niños. Ahora estoy estudiando para ser periodista y si diosito quiere, ése será mi próximo paso.
— Cuando no estás trabajando, ¿qué haces?
— Estoy en mi cuarto año de Comunicación Social en la NUR. Soy una comelona de primera, amo las pastas, el súper majadito batido, el saice chapaco y el plato paceño. Me gusta estar con mis amigas y en las mañanas hago mis prácticas universitarias en un periódico local.
— ¿Eres disciplinada?
— Amo mi trabajo y soy hiperactiva, hago 100 cosas en el día para estar tranquila, sólo que de verdad soy muy desornada (sonríe) y sufro con eso. Mi auto es una casa rodante, donde tengo mi ropero, y mi cartera es un caso aparte.
— ¿Qué es lo más valioso en tu vida?
— Mi familia es mi tesoro, ellos son todo para mí y creo que por ellos vivo y salgo adelante.
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