La radio de la reivindicación marítima, de los corresponsales distribuidos en varias fronteras y de un estilo formal pero nada aburrido, cumple hoy 39 años.
Programas que ya son propios de la enciclopedia radial como “Discoteca Discolandia”, “El Panamericano”, “Ciruelito” de Jaime Rivero, “Enigma” y otros dedicados a poner de relieve el arte musical, se crearon en un estudio localizado en la calle Potosí de esta ciudad y ahora permanecen en la cintateca de una cabina radial ubicada en El Prado paceño.
Periodistas de la talla de Walter Montero Ameller, Hugo Gonzales, David Foronda, Jaime Siles y muchos otros, relataron los hechos más trascendentales de las décadas de los 70 y 80, al ritmo de la tecnología, con las primeras unidades móviles que se desplazaron por calles y escenarios de la política y el sindicalismo.
Era hasta extraño ver a los periodistas de Panamericana llevando pesados artefactos de transmisión en la mano, con una enorme antena y baterías de poca duración para emitir las noticias desde el lugar de los acontecimientos, una ventaja frente a otros medios que luego tuvo su siguiente capítulo en los “walkie talkies” de menor tamaño.
Una mezcla de tecnología, creatividad, variedad, buen humor como el del recordado Jaime Rivero, con el “Suavecito” que acompañaba la llegada de la noche y resonaba en las radios de taxis y microbuses, o el suspenso nocturno de “Enigma”, con la profunda voz y los relatos de Walter Vásquez sobre alienígenas, son parte de esta historia de la radio paceña y boliviana.
Es la magia de la radio y el buen uso de la tecnología. Así, hasta el propio Evo Morales, como sindicalista, y dirigiendo a sus bases cocaleras, llenó los espacios relatando el curso de las marchas con el estilo de la ubicación en el tiempo y el lugar. “...En este momento, estamos marchando...”, se escuchó a Morales en más de una oportunidad en el medio que mayor cobertura nacional consiguió como medio privado, superando los niveles que en algún momento tuvo Radio Illimani, ahora Patria Nueva.
Un poco de historia
Pero el aniversario de Panamericana, tiene un sabor agridulce. La noche que ensombreció la naciente democracia boliviana, el 17 de julio de 1980, sorprendió a sus jóvenes periodistas y radialistas a sangre y fuego. Tras la caída de Palacio de Gobierno y la toma de la sede de la Central Obrera Boliviana (COB), en El Prado, frente al cine Monje Campero, un grupo de paramilitares armados irrumpió en las oficinas de la radio, en la calle Potosí, entre Colon y Loayza. Una ráfaga penetró la pared de la oficina central, y pasó rozando la cabeza de algunos periodistas que en ese momento relataban el alzamiento militar que comenzó en Trinidad y se ejecutó con precisión quirúrgica con la captura de la presidenta Lidia Gueiler, su gabinete, y en la COB, con el apresamiento del secretario ejecutivo, Juan Lechín y dirigentes mineros como Simón Reyes. La toma de Panamericana, primero, y luego de otras emisoras como Fides, estaba en los planes estratégicos de la interrupción del proceso democrático.
De aquél grupo de periodistas detenidos, luego echados del país, aún se recuerda el nombre del multifacético Walter Montero, el hombre que relataba con propiedad tanto noticias políticas como deportes.
En un medio en que el humor es escaso y la política reticente a la crítica, “Confidencias” quebró tabúes, se burló humorísticamente hablando de varios presidentes, políticos y criticó hasta a los propios periodistas. Denisse, Roque, Luigi, Cacho y Pato Lucas, los pseudónimos del grupo de ingeniosos médicos, libretistas, periodistas y animadores de radio, representan el lado hilarante de la misma.
Panamericana se inclinó por cultivar la defensa de la territorialidad boliviana, puso de relieve el conocimiento de la geografía a través de sus corresponsales, y la difusión de historias que sólo la radio puede amplificar.
La voz de Daniel Sánchez es inconfundible con aquél mensaje grabado con olas del mar de fondo, y en este exalta esa asociación de la memoria y el permanente compromiso con el retorno boliviano a las costas del Pacífico, un detalle que pasa desapercibido en ciudades como La Paz, pero que en lo más recóndito del país es la señal y mensaje para recordar un objetivo nacional.
El director de la emisora, Daniel Sánchez, no esconde su satisfacción porque vivió toda la historia de Panamericana y al ritmo de la tecnología que hoy lleva la noticia a todo el territorio nacional y más allá de las fronteras.
La potencia radial en la onda media, corta y frecuencia modulada tiene entre sus atractivos las transmisiones radiales de campeonatos nacionales e internacionales de fútbol y de otras disciplinas. El Panamericano Deportivo destaca en su cartelera, siempre renovado, con voces y estilo actualizado, una cualidad marcada en el dial.
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