— ¿Qué lo trae de regreso por Bolivia?
— Me fui en 1972 y han pasado muchos años, vuelvo para dar un seminario a los radialistas.
— ¿Por qué se fue?
— Yo trabajaba en radio Huanuni y allí me dediqué a las mujeres y al alcohol, luego Dios se compadeció de mí y me dio la oportunidad de irme a Argentina en 1972. Allí trabajé en radio, en el primer canal a color, hice dos películas... pero con la crisis económica de 1988 me fui a EEUU, invitado por mi padre.
— ¿Cómo llegó hasta Telemundo?
— Me fui a Nueva York y allí conocí a mi esposa. Nos fuimos de luna de miel a Miami por 10 días, pero nos quedamos 21 años (sonríe). En Miami me encontré con Norberto Longo a quien conocí en Argentina gracias al box. Me llamó y me presentó a su jefe, que trabajaba en Univisión, y me pidieron que me presente a trabajar el siguiente lunes. Ahí estuve hasta el mundial de 1998. Luego mi jefe se peleó con Univisión, se fue y fundó Telemundo. Yo también me fui y estoy ahí desde entonces, como voz oficial de noticias y deportes, menos de las telenovelas.
— ¿Por qué no se ocupa de las telenovelas?
— Porque yo soy pastor y a mis ovejitas les digo que no vean telenovelas y prefiero que vean noticias o deportes. Sería muy incongruente. Por ética, estética y respeto a los medios, decidí quedarme en las noticias y los deportes.
— Ahora es pastor, ¿siempre quiso serlo?
— En realidad yo quería ser cura y estuve de interno en el seminario San Cristóbal por tres años, luego cerró y me fui a La Paz. Yo antes perseguía cristianos, para mí eran fanáticos, pero gracias a mi esposa me convertí; además era racista y llevo 21 años casado con una negrita.
— ¿Cómo se casó con una negrita si era racista?
— Ella me escuchaba en la radio en EEUU y por ahí empezamos a hablar por horas. Le dije que quería conocerla y la dejé plantada, luego ella me hizo lo mismo... al final nos encontramos. Dije que sería una aventura, total yo estaba inmerso en los medios y estaba acostumbrado a rodearme de mujeres, finalmente la aventura me duró 21 años (sonríe).
— ¿Cómo hizo para llegar hasta donde está?
— No ha sido fácil. Yo me crié con una abuela y una madre abandonada por mi padre; el apellido Zuazo es de un hombre que me adoptó, no me engendró, pero me crió. A mi padre biológico nunca lo conocí, sé que es griego, pero esas son cosas tristes, a mí el Señor me salvó y me hizo mejor. Además soy perseverante, tengo un sueño y lo persigo. No hay que tenerle miedo a la vida, yo soy boliviano y soy lo que he querido.
— Usted está en Bolivia, pero sigue trabajando, ¿cómo lo hace?
— Gracias a la tecnología. Me llegan los textos que debo grabar a mi Blackberry y yo manejo un aparatito, una isla de edición, donde los grabo, los edito y los mando por correo y allá se encargan de hacer el dinero. Es una maravilla esto de la tecnología hasta desde un crucero puedes hacer este trabajo.
— ¿Prefiere que lo reconozcan como el pastor o como la voz oficial de Telemundo?
— Como la voz oficial de Telemundo, porque así la gente me habla. Si me presento como pastor, la gente va a pensar que los perseguiré para que me den dinero y no es así, el dinero yo lo gano en Telemundo, no cobro como pastor.
— ¿Y cobra caro?
— Yo cobro en Telemundo, soy profesional, el mejor y me pagan muy bien (sonríe). Soy el locutor más caro de Miami y si preguntan cuál es el mejor, ése es Ernesto Zuazo, boliviano. A los que preguntan les digo que es como montarse en un Mercedes Benz. Si me dicen que tienen presupuesto para una carretilla, yo le llamo al locutor de carretillas.
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