Pagina Siete
A las nueve de la mañana lee críticamente el periódico, media hora después se pone transgresora, cuestionadora y política, durante una loca mañana. A las 11 revisa la agenda cultural, a las 12 se le ocurre dar una vuelta al mundo y para las 14 ya ha retornado y es trabajadora del hogar, con orgullo y dignidad. Algunas veces se la encuentra en el patio trasero, en la acera del frente, en su beatleoteca o en una asamblea plurianimal.
Otras veces se halla inaudita, en ejercicio pleno de sus cuerdas vocales o en un estado de desnudarse. Es feminista, a veces es marica (¡y qué!), muchas veces es artística, teatral, literaria y musical.
Esta descripción, que quedaría bien a una personalidad rebelde y multifacética singular es, en cambio, una referencia lúdica a la programación de una radio que, según dice, no es un medio de comunicación sino la casa de las palabras: Radio Deseo.
Pero ¿cómo entender esta paradoja primero y esta definición propia después más allá de la metáfora y del lema? Radio Deseo 103.3 FM celebró su cuarto aniversario en julio y Página Siete conversó con María Galindo y Sergio Calero, fundadores y codirectores de este “no-medio” que desde sus inicios ha dado mucho de qué hablar y tiene, probablemente, la programación y la audiencia más diversas e interesantes de la ciudad y del país.
Deseo, un anti-medio
“Radio Deseo pretende romper con la lógica de construir un medio de comunicación que hemos visto como un patrón en la sociedad. Queremos romper con que los periodistas sean quienes manejen el monopolio de la palabra”, dice Galindo.
La comunidad homosexual, las trabajadoras del hogar, los no-videntes, activistas de derechos humanos, defensores de los derechos de los animales e historiadores en la producción de la programación de Deseo reflejan, pues, esta pluralidad. Pero esta desvinculación a la clasificación obedece también a una visión crítica del rol actual de los medios “porque lo que estamos haciendo ahorita las radios, a parte de algunos noticieros, es poco.
Desde la programación musical hasta la cultural es muy mala. La gente quiere de una vez un espacio de interpelación al poder que no sea en función de una relación utilitaria ‘te interpelo para conseguir estito’, una interpelación que no sea simulada como hacen muchos medios”, señala Galindo.
Frente al poder
¿Y cuál ha sido la reacción del poder? Una especie de chantaje con la publicidad que no se coloca en Deseo. “Es obvio que los poderes no se iban a aproximar a Deseo, se iban a sentir molestos y afectados por su presencia. Pocos medios son los que lo interpelan realmente y siendo que Deseo viene de Mujeres Creando, era obvio que iba a continuar esa forma de ver las cosas. Entonces no nos sorprende que no nos pongan publicidad, nunca le hemos esperado, ni la esperamos. Pero eso nos permite tener libertad para decir honesta y sinceramente lo que pensamos”, explica pacientemente Sergio Calero.
Al respecto, otra característica que diferencia a Deseo de ese “patrón de medios de comunicación” es la carencia de una línea de pensamiento como medio. “Lo que hay es una alianza ética en torno a los temas que tratamos”, pero cada programa tiene independencia de opinión y programación. “La variedad es lo que le da la consistencia, pero al mismo tiempo la profundidad y que no existe sintonía, cada programa es suyo”, dice Galindo.
Deseo, la casa de las palabras
“Desde un principio la idea de Deseo ha sido que sea una radio cultural entendiendo la cultura no como folclore, no como museos, sino como una convivencia, como una necesidad humana y social de expresarse. Y por ello nuestra programación es bastante sui generis respecto a las otras radios porque tratamos de darle cabida a cosas que no la tienen habitualmente”, afirma Calero, quien diseña la grilla de la radio diariamente.
El experimentado comunicador se refiere pues a la diversidad de temas y géneros presentes en la programación de Deseo, que ofrece en su menú diario una lectura crítica de los diarios locales (El diario no hablaba de ti, ni de mí), una revista feminista irreverente (La loca mañana), una agenda cultural de lo más completa (El patio trasero) y un programa hecho por las trabajadoras del hogar (Soy trabajadora del hogar, con orgullo y dignidad), entre otros.
Por otra parte, dentro de su programación especial Deseo presenta programas producidos por los colectivos homosexuales, no-videntes, de asesoría legal, sobre educación y sobre las distintas manifestaciones artísticas. Su variedad en lo musical no es menor, contando con programas dedicados a la apreciación de la música contemporánea (La inaudita), del jazz (La quinta disminuida), del rap (Rapúblika) o de la voz humana (Cuerdas vocales) entre otros.
Pasión y apreciación
Todo a través de la participación de productores reconocidos como Marta Monzón, Puka Reyesvilla, Norma Merlo, el Dúo abrelata, Nico Peña, Helen Álvarez, Juan Carlos Calero, Karen Flores, Idoia Romano, Nila Ruiz, Patricia Flores, Yolanda Mamani, Ernesto Durán, Daniel Quino y otros tantos nombres, expertos en sus respectivas áreas.
“En el tema de la programación hay dos cosas: una es pasión y la otra es apreciación, por lo menos en lo que respecta a la música. Es decir, la gente que hace los programas siente pasión por el tema que trata y aprecia lo que hace, y la apreciación pasa por la información. Esas cosas se conjugan y ésa es la esencia para que los programas sean contundentes con respecto a la información y la emoción”, opina Calero.
La radio también se emite a través de su página web: www.radiodeseo.com, donde también se pueden encontrar fotorreportajes y varios de los programas para su descarga.
“Queremos romper con que los periodistas sean quienes manejen el monopolio de la palabra”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario