El Bailando 2011 de Showmatch, el programa conducido por Marcelo Tinelli, concluyó la noche del jueves con la consagración del bailarín Hernán Piquín y Noelia Pompa, que derrotaron en la final a Héctor "Tito" Speranza y Nadia Hair. Los ganadores recibieron el apoyo del jurado en tres de los cuatro ritmos (reggaeton, adagio, pop latino y electro dance) y el apoyo del público (1.100.000 entre llamadas y SMS) con el que finalmente se impusieron con 52% de apoyo.
Emotivo. La gala estuvo rodeada de emociones, pero pocas como cuando Marcelo Tinelli habló de una carta enviada al diario Clarín por una mujer, en la que relataba cómo el programa se había convertido en una alegría en medio del dolor de su hija enferma de cáncer, que finalmente murió. Hernán Piquín sucede en el primer lugar a Fabio "La Mole" Moli, ganador del 2010.
La carta que conmovió a Tinelli
“Gracias, Marcelo, por acompañar a mi hija”
Marcelo querido: soy, simplemente, una mamá de dos hijas, tengo tu edad y como he vivido una experiencia intransferible, en la cual sin saberlo me acompañaste y formaste parte de ella, necesito contarte y agradecerte.
Mi hija, Virginia, de tan solo 27 años, falleció hace apenas cuatro meses de cáncer. El día que se lo diagnosticaron, (el año pasado), cuando llegó la hora de tu programa, ella dijo:
“¿¡Vamos a ver Tinelli¡?” Te confieso, Marce, que yo no veía, mi cabeza era un torbellino, mientras tanto Virginia miraba tu programa y se reía, como tantas veces, como si nada pasara. Desde ese día hasta que falleció transcurrieron diez meses. Nos acompañaste cada noche, nos reíamos con vos, nos entretenías y yo empecé a esperarte. Cuando Virginia se agravó y comenzó en casa su tratamiento para el dolor, dormía mucho, pero alrededor de las 22 se despertaba y nos recordaba: “¡Empieza Tinelli!”, y allí comenzaba lo que yo denominaba “la fiesta”, cada vez que ella repetía esa frase.
Más tarde, mi otra hija, Corina, me hizo entender que ni empezaba la fiesta ni estábamos tan felices, pero yo, en ese momento, lo vivía así. A tal punto que como mamá desesperada le pedía al especialista del dolor que no la durmiera tanto tiempo, porque ella te esperaba y disfrutaba del programa. Esto fue así, hasta un martes.
El miércoles no te miró, y el jueves al mediodía nos dejó para siempre.
Necesitaba decirte esto, me hubiese encantado hacerlo personalmente, ¡pero no te cruzo nunca! Quería que supieras lo que se logra acompañando gente desde una pantalla.
Trabajo en radio desde hace 26 años, conozco de acompañar gente, pero nunca lo había experimentado. Solo quería que lo supieras. Quedo eternamente agradecida porque hoy, en medio de este océano de dolor, todavía acompañás a mí hija Corina y a mí, y hasta nos robas alguna sonrisa.
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