Andrés Sistach, periodista español freelance que cubrió la guerra de Irak, compartió varias coberturas con el camarógrafo José Couso. Éste falleció a causa de las heridas provocadas por el ataque aliado contra el hotel Palestina de Bagdad, el 8 de abril de 2003.
“No merece la pena perder la vida por toda la información que hemos realizado”, dijo Andrés Sistach al diario español La Vanguardia recordando los riesgos que los reporteros de guerra asumen en cuanto deciden aceptar la cobertura de algún conflicto.
Sistach vive en el centro de Barcelona dedicado a la jardinería después de haber recorrido medio mundo para contar historias sobre vencedores y vencidos. “Pero sobre todo de miles de personas asesinadas, desplazadas, humilladas por una suerte que jamás buscaron y que les dio una puñalada por la espalda cuando menos lo esperaban”, confiesa el veterano de la g uerra del Golfo y de la campaña de los Balcanes que supuso la desintegración de Y ugoslavia en 1994.
“Mi vida no existía, al menos lo que consideramos una vida normal. Un día estaba descansando, qué sé yo, en Roma, cuando recibía un encargo. Por lo general un billete de avión con destino a algún rincón del mundo donde la gente se matara por deporte. Al principio iba de mil amores. Ya sea sabe, gloria y fortuna. Pero la muerte de José (Couso) lo cambió todo. Nunca más volveré a ejercer. Son heridas muy profundas que quedan en el corazón de cualquier persona... Aun los periodistas. A pesar de lo que se diga por ahí, lo nuestro es un trabajo de alto riesgo. Lo malo es que la mayoría de nosotros se juega la vida sin un seguro, ni siquiera de cobertura médica... Ni qué decir de accidentes. Por eso lo dejé. Porque me di cuenta de que debía recuperar lo que había perdido después de 30 años de patearme el mundo... Ahora, ¿qué me queda?”, se pregunta el reportero Andrés Sistach en su contacto con el diario La Vanguardia de Barcelona.
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