"Hablar de la gestación de la televisión en Bolivia, es para mí algo más que abrir el libro de los recuerdos… es hojear el álbum de mi vida”, con estas palabras se inicia el relato de un importante hito en la comunicación boliviana: el nacimiento de Canal 7, relatado por su gestor.
¿Qué lo motivó para gestionar la televisión para Bolivia?
Estaba de visita en un país vecino cuando por radio escuché un irresponsable comentario: “Bolivia es un país tan triste, tan pobre, que ni siquiera tiene televisión”… esto entró a mi médula como un baño de energía y de desafío… exactamente al año siguiente, estábamos emitiendo al aire la señal de Canal 7, gracias al impulso del Gral. Barrientos que luego de los acostumbrados desayuno-trabajo me encomendó algo que coincidía con un anhelo personal: “Víctor, quiero la televisión”.
¿En Bolivia había alguna experiencia en ese campo?
No, por ello tuve que viajar a los países vecinos, para familiarizarme. El único país que estaba en fase experimental era Paraguay, en cambio Argentina, Brasil, Perú, etc. tenían muy adelantada la televisión. También visité Colombia, que ya había desarrollado el concepto de televisión educativa, que era el lineamiento que queríamos darle a Canal 7.
¿Y cómo se encaró la parte técnica?
A mi regreso se hizo imperativo contratar a un personero técnico, ya que no teníamos ningún elemento nacional que tuviera la especialidad, y lo hicimos a través de la UIT (Unión Internacional de Telecomunicaciones). Emprendimos un recorrido por distintos lugares del país, para ver dónde se podía instalar la señal; incluso llegamos hasta Chacaltaya, ubicación desde la que se divisaba una cordillera del Perú, pero el salto era demasiado pronunciado y la prioridad era el país.
Realizado ese primer examen técnico, se hicieron varios estudios en lugares aptos para instalar repetidoras y enlaces. Se aprovechó que ENTEL estaba terminando de instalar sus antenas en diferentes lugares de altura (...).
¿Y luego de instalada la fase técnica?
Se procedió a la instalación de los estudios. Se aprovechó la estructura metálica que dejó Radio Illimani en El Alto, que era prácticamente un frigorífico con una antena instalada por los japoneses durante la Guerra del Chaco. Esta antena sirvió para hacer las repetidoras más cercanas. Aunque la adjudicación a la empresa española contratada, contemplaba todo en asesoramiento e instalación, llegó un momento en que “con especial habilidad” se declaró en quiebra, ignorando el contrato… tuvimos que acudir nuevamente a la ayuda de otros países para hacer el montaje. Felizmente teníamos algunos equipos que Inelec hizo llegar a Bolivia, antes de la quiebra: así descubrimos que no todos eran de su manufactura, si no que tenían el membrete de fábrica de una empresa francesa que tenía representación en Argentina.
¿Y el equipo humano para el funcionamiento de Canal 7?
De emergencia mandamos a varios becarios para cursar estudios en Colombia, Argentina, Perú, etc. Los más aventajados fueron enviados a España. Lamentablemente a su retorno no quisieron trabajar como empleados de la televisión boliviana, si no se independizaron poniendo empresas propias -como instalación de antenas para televisores- abriendo su propio reducto profesional.
En principio, el gobierno francés mandó un técnico en producción, que cuando se retiró provocó una paralización momentánea, felizmente ya teníamos personeros que lograron sortear la primera emisión en vivo, recibiendo aplausos… era un importante acontecimiento contar con manos bolivianas trabajando en la televisión.
¿Algunos nombres que recuerde?
En realidad se hizo un equipo solidario y compacto, en el aprendizaje de hacer televisión en y para Bolivia. Si tengo que citar solo algunos nombres, diría que recuerdo al profesor Noel Urquizo que se especializó en programas educativos (se hacía también divulgación de nuestros quechua y aymara). Debo destacar también a Lalo LaFaye, Cucho Vargas, Mario Castro… o la habilidad en escenografía de Roberto Cozzi; en prensa estaba un señor Gumucio y posteriormente Ítalo Mariaca o Jimmy Borda. Con ellos y muchos más, logramos que la programación respondiera al lineamiento que inicialmente nos planteamos: que educara, informara y entretuviera (...).
¿Le ha tocado ser gestor y televidente, cómo ve ahora la televisión?
Peligrosa la pregunta y más peligrosa la respuesta… en el caso de la televisión nacional, veo que se ha convertido en una simple repetidora de enlatados, con muy poco mérito en producción nacional: son contadísimos los programas que merecen especial atención y, en el caso de Canal 7 -que conti- nuamente sufre cambios de dirección- no se consigue una continuidad programática, salvo excepciones. Siempre ha obedecido a una batuta política… ese fue desde el inicio, el mal bautizo de Canal 7.
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