Gustavo Riveros ‘El pezón’; - Es comediante y presentador de la radio Play 92.1 y en Palenque Tv.

— ¿Cómo empezó en los medios?

— Comencé el año 1998 con José Alberto El Gringo González. Él tenía su noticiero en PAT y me pidió que contara unos chistes y lo hice. Luego pasaban los mismos al mediodía con la señora Amalia Pando, ésos fueron los inicios de mi carrera en los medios.

— ¿Pensó que llegaría a ser famoso como lo es ahora?

— No lo soñé, todo en mi vida se fue dando. Estuve ocho años trabajando en Champagne Show, visité todo el país y Estados Unidos con este elenco. Hace tres años Johny Plata me dio la oportunidad de trabajar en su emisora Gente y ahora estoy en radio Play y en Palenque Tv.

— ¿Se siente famoso?

— Creo que el Papa es famoso, yo más bien soy popular (sonríe). Creo que uno debe aprender a manejar la “fama” porque puede llevarte a un sitial que no te corresponde. Mi abuelo me decía: “Es agradable ser importante, pero es más importante ser agradable”. Yo prefiero ser agradable.

— ¿No lo agobia que la gente lo detenga en la calle para que le cuente chistes?

— (Sonríe) Es cierto, la gente me pide fotos y sobre todo chistes. A veces estoy tan enfrascado en mis cosas, tengo problemas como todos, pero ese momento trato de complacerlos aunque sea con un chiste sonso.

— ¿Qué hace para superar sus momentos difíciles?

— La procesión va por dentro si tienes problemas. Lo que te pasa, sea bueno o malo, te va a pasar. Una vez tuve que hacer el programa de radio con un gran dolor, el de haber perdido a mi madre. Por más triste que esté, siempre trato de sacarle el lado bueno a todo.

— ¿Qué es para usted el humor?

— Es una forma de vida en lo personal, porque en lo económico aún no puedo decir que vivo de este arte. Por ello también tengo mi profesión como técnico en prótesis dental.

— ¿Qué le gusta más: ser ‘El pezón’ o técnico en prótesis dentales?

— Ambas profesiones me gustan, las dos tienen cosas que no cambiaría. Ambas me han abierto grandes puertas y no me puedo quejar. Me quedo con ambas porque las he sabido aprovechar.

— ¿Qué opina del cariño de la gente que lo detiene en la calle?

— Yo no lo entiendo. Me dicen que tengo carisma y no sé que es eso; yo soy así, me nace contar chistes desde chiquito y les simpatizo. Yo le agradezco a la gente que me quiere.

— ¿No cree que algunos de sus chistes están subidos de tono?

— Hay algunos chistes que necesitan que se digan las malas palabras porque de lo contrario no tendrían el efecto que se quiere. Para mí, el humor que hago no es ofensivo. Algunas personas dicen que mis chistes son fuertes para los niños, pero el que los pequeños vean Tv o escuchen radio, en algunos casos, depende de los padres y si a ellos no les gusta, pueden cambiar de dial, no están obligados a oír lo que no quieren.

— ¿Tiene un lado aburrido o siempre está sonriendo?

— Cuando me enojo soy muy hiriente y sarcástico, pero trato de no enojarme así y prefiero tomarlo todo por el lado bueno y divertido. Es que no me gusta pelear ni discutir.

— ¿Cuántos chistes sabe?

— Una vez me compré el libro de los cinco mil mejores chistes y lo leí completo. Entonces me di cuenta que de esos miles, no conocía 580.

— ¿Quién le puso el sobrenombre de ‘El pezón’?

— Tengo el apodo desde el año 1996. Un colega protesista, Jorge Uriona, me puso este nombre. Quedó al pelo porque soy chiquito, negrito y sólo sirvo para chupar (sonríe).