“El periodista es como (un) cocinero que recibe una masa de materia prima y la convierte en digerible para su público”, asegura el inglés Oliver Wates.
Wates es un periodista con más de 20 años de experiencia como corresponsal en tres continentes y casi 15 años como entrenador profesional del periodismo. Con un acento entre portugués e inglés, se muestra siempre activo y es un defensor de la práctica más que de la teoría cuando se trata de desentrañar lo que es el periodismo.
“(El periodista) utiliza esta materia prima de la manera adecuada y será fácil para la digestión y agradable para que la gente consuma (...) para el consumidor de noticias”, expresa.
De una manera didáctica, Oliver Wates explica que el periodista debe procesar la información para convertirla “en digerible y apetitosa para su público” lector.
TECNOLOGÍA Wates destaca el avance de la tecnología y las ventajas de estos equipos en la práctica del periodismo, porque ayudan para acelerar el envío y transmisión de información.
Recuerda que los primeros teléfonos satelitales eran “casi imposibles” de levantar y requerían de una antena direccionada al satélite para funcionar. Ahora los celulares permiten grabar, tomar fotografías, registrar vídeos y enviar este material de inmediato, añade.
“Es increíble cómo en el mundo todo es más fácil desde este punto de vista”, expresa, recordando que cuando él comenzó a trabajar como periodista la velocidad máxima para transmitir noticias era por medio de una línea de télex y 50 caracteres por minuto.
Wates considera que el periodismo se adapta a las nuevas tecnologías.
PELIGROS Respecto a los riesgos a los que se enfrenta el periodista, Wates expresa que la seguridad personal y la de la familia del periodista es lo más importante.
En Bolivia, los casos de narcotráfico pueden ser los más conflictivos en el trabajo periodístico, además de los conflictos sociales.
En otros países del mundo los temas más delicados son los de libertad de religión o libertad de no religión y hay periodistas que pierden la vida a causa de estos temas.
“Hay organismos internacionales que luchan para la seguridad del periodista, pero la situación es realmente diferente en cada país”, sostiene, agregando que desconoce si existe la manera de proteger a un periodista utilizando por ejemplo la anonimidad. “Esto también es difícil en pequeñas comunidades donde todo el mundo sabe quién es quién”, agrega Wates.
Sin embargo, en sociedades donde hay respeto para la libertad de la prensa, para la libertad de opinión, es posible hacer más esfuerzo para proteger a los periodistas que tocan temas sensibles.
“Pero al final, es una profesión riesgosa, o puede serlo”, concluye.
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