COMUNICACIÓN | EL PERIODISMO “HECHO EN LA CALLE” ESTÁ GANANDO CADA VEZ MÁS ESPACIO E IMPORTANCIA. PERO CONLLEVA UNA GRAN RESPONSABILIDAD Y LA NECESIDAD DE VALORES ÉTICOS.
Con la llegada de las redes sociales y la democratización del internet, cada vez es más frecuente que sean los ciudadanos de a pie los que cuenten las noticias y que en base a éstas los medios de comunicación las desarrollen. Sin embargo, esta nueva libertad trae también muchas responsabilidades. Hace poco la periodista Daniela Otero, presentó el proyecto de la Fundación para el Periodismo que está diseñado para darles las herramientas a los ciudadanos para que puedan ejercer un periodismo de calle llamado Diarios Ciudadanos.
Este tipo de periodismo se diferencia con el periodismo “oficial” en que democratiza la información y le da la oportunidad al ciudadano de convertirse en un emisor y ya no sólo en un mero receptor. “Es un nuevo modelo de información, que se caracteriza por el hecho de que tanto el receptor como el emisor de la información pueden generar contenidos e intercambiarlos. El receptor pasa de ser un mero consumidor de noticias a ser un productor de información que puede difundir gracias a las nuevas tecnologías”, dice Daniela.
Otero explica que hay varias iniciativas en el país en este campo. “Grupos organizados de difusión de las nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (Tic’s) están incentivando el uso y aprovechamiento de estas oportunidades. Desde la Fundación para el Periodismo, durante este año 2012, se desarrollaron tres plataformas virtuales para explorar las potencialidades del nuevo modelo y establecer grupos de periodistas ciudadanos en Tarija, La Paz y Cochabamba. La experiencia ha tenido bastante receptividad por parte de los ciudadanos, con más de 200 personas registradas como colaboradores. La mayoría de ellos son ciudadanos jóvenes, menores de 30 años, aunque también hay personas mayores, sobre todo dirigentes vecinales. Se espera poder seguir desarrollando plataformas en el resto de las ciudades del país y trabajar de manera más estrecha capacitando en redacción a los grupos interesados”.
¿CUALQUIERA PUEDE SER PERIODISTA?
En estos momentos, una persona que quiere escribir y publicar noticias sólo necesita una computadora con conexión a Internet. Sin embargo esta libertad también tiene un lado negativo, que es aquel que facilita que este periodismo caiga en el rumor y en la desinformación. Un ciudadano puede hacer tanto buen como mal uso del periodismo ciudadano y puede hablar de algún suceso que no haya tenido lugar por el mero hecho de confundir o desprestigiar. Además, en los blogs también puede presentarse opinión como si fuera información precisamente por esa falta de un superior que controle lo que se publica. En ciertas páginas de blogs, que es donde más se desarrolla el periodismo ciudadano, los responsables de estos soportes digitales pueden controlar que no aparezcan noticias falsas ni mensajes que violen el derecho al honor, a la imagen o a la intimidad personal y familiar.
Es cierto que los medios tradicionales compartimentan y seleccionan mucho la realidad debido a cuestiones de espacio. Por eso puede ayudar a asimilar mejor la información a un ciudadano que, si estuviera ante la inmensidad de informaciones de la red, podría abrumarse y no saber ni por dónde empezar.
De acuerdo a quienes incentivan el uso del periodismo ciudadano, este no significa que el periodista profesional esté condenado a desaparecer dentro de unos años, ni tampoco que los alumnos de periodismo deban darse por vencidos. “El periodista no debe temer al ciudadano, ni pensar que éste le pueda quitar algún día el puesto en una redacción. Las personas desean participar en la elaboración de las noticias y muchas manejan información que los medios desconocen. Internet ha propiciado la colaboración directa entre ambos. Es el momento de aprovecharlo, de dar voz al ciudadano. El profesional, ahora más que nunca, debe controlar que las noticias publicadas sean veraces y estén contrastadas, para garantizar la libertad de expresión y de información”, dice Javier Téllez, periodista español, docente de la Universidad Carlos III de Madrid.
“Gracias a las nuevas tecnologías, cualquiera de nosotros puede generar contenidos y crear información para difundirla mediante Internet y las redes sociales. Hasta hace poco, poseer un medio de comunicación era un asunto que requería de importantes inversiones económicas, situación que hoy ha cambiado radicalmente. Basta con un teléfono inteligente o una computadora. Incluso se puede generar contenidos desde un punto internet de cualquier barrio con una inversión mínima. De esa forma, los ciudadanos están en posibilidades de aprovechar estas plataformas virtuales y generar contenidos”, dice Otero.
Para ella, la principal desventaja del periodismo ciudadano en Bolivia es la escasa cobertura de internet en el área rural y el alto costo del servicio –el más caro de la región- “aunque también es necesario tener un extremo cuidado en cuanto a la calidad informativa, en el sentido de que ésta no siempre cumple las condiciones básicas de la información: veracidad, responsabilidad y oportunidad. Los ciudadanos dispuestos a reportear deben saber que opinión no es lo mismo que información, por eso la capacitación en destrezas básicas es importante. La verificación de la información, su contextualización, la dotación de sentido mismo a la particularidad de los contenidos que difunde un vecino hace que los periodistas profesionales sean más necesarios que nunca al momento de establecer esa alianza estratégica con los ciudadanos. Ninguna innovación que promueva la democracia como forma de vida debería ser vista como una amenaza”, dice Daniela Otero.
10 consejos para el periodista ciudadano
1. Sea realista, no añada ni quite nada por su cuenta. Verifique cada información antes de escribir.
2. Las noticias están a su alrededor esperando para ser contadas. Si está atento a lo que sucede encontrará muchas cosas interesantes de las que informar.
3. Escriba desde su punto de vista. Ese ángulo personal, su perspectiva, es lo que le hace diferente.
4. Comparta su trabajo con los otros. Más gente lo verá si lo comparte.
5. No maquille las noticias, deje la imaginación para otros menesteres. A nadie le gustan las mentiras.
6. Escriba sobre cosas cotidianas. Busque lo noticiable en la vida diaria.
7. Sea descriptivo pero no exagerado. Una descripción simple siempre es mejor que una exageración.
8. Sea preciso. No existe más información que la información exacta. La gente confiará en lo que le cuente, no le defraude.
9. Emplee una gramática correcta. Es difícil que la gente entienda de qué está hablando si no escribe correctamente.
10. Lleve consigo un cuaderno, un portátil, un móvil, una cámara… Nunca se sabe cuándo puede suceder algo interesante. (Con datos de NewsMeBack)
Juan León(*):
“Falta el derecho
a la información”
El periodismo ciudadano constituye sin duda la práctica real del derecho a la libertad de expresión y opinión de la gente, alentada por la evolución acelerada y permanente de la tecnología. El creciente acceso a internet y las redes sociales (facebook, twiter, etc.) hacen posible que cada vez más gente capture información, la analice y la difunda, prescindiendo de los medios tradicionales de comunicación.
Es la práctica efectiva del derecho del ciudadano no sólo a recibir información, sino también a difundirla y a opinar, decidiendo al mismo tiempo qué temas le interesan y a través de cuál fuente informarse.
Las noticias online permiten conocer algunos hechos casi en el instante en que ocurren y a veces de manera directa porque los transmiten testigos directos. La tecnología hace que un número cada vez mayor de gente cree su propio medio de comunicación mediante los blogs, según sus expectativas e intereses.
Existen redes sociales, por ejemplo, en las que una determinada comunidad de gente intercambia información de actualidad a través del twitter, la comenta, la interpreta o la retruca en forma casi inmediata y con mucha anticipación respecto a los medios tradicionales. En algunos casos incluso con imágenes.
Las redes sociales se están convirtiendo así en un formidable factor de movilización social. En la Argentina, por ejemplo, miles de personas fueron convocadas a los “cacerolazos” a través de ellas.
Pero su creciente difusión plantea también problemas éticos, de principios y de valores, pues la difusión de información a través de las redes es de difícil control.
Para que el proceso de comunicación se complete falta, además, el ejercicio efectivo del derecho a la información, sobre todo oficial.
Existe aún el criterio de que la información es reservada, secreta o sólo un derecho de los funcionarios públicos. La falta de transparencia o el afán de utilizar la información como herramienta política o de poder abre el camino al rumor y a las especulaciones en un sistema en el que cualquier persona puede operar como transmisor de información.
(*) Juan León es director ejecutivo
de la Asociación Nacional de Periodistas.
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