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miércoles, abril 24, 2013

Canillitas, un oficio pilar para la prensa escrita

Aún está oscuro cuando los canillitas de La Paz empiezan a llegar a la calle Loayza, casi Camacho, en pleno centro de la ciudad.

Se los ve organizarse en grupos pequeños y, a medida que llegan, saludarse efusivamente; pero en ningún momento se descuidan de vigilar la llegada de los camiones que traen los periódicos que venderán durante el día.

Poco a poco van llegando los distribuidores de diferentes empresas periodísticas, quienes les venden los diarios a un precio menor que el que se cobra al lector, para que los canillitas lo pongan en circulación en sus puestos de venta repartidos por toda la urbe.

Esta labor es indispensable para que el periódico llegue a la mayor cantidad de gente posible.

Algunos de los canillitas de La Paz tienen toda una vida trabajando en este oficio y, aunque también hay gente nueva en el rubro, en muchos casos los más jóvenes son hijos de antiguos vendedores de diarios.

Están organizados en sindicatos y asociaciones. Una de las más tradicionales es la Asociación 27 de Mayo, que cuenta con cerca de 60 afiliados y tiene puestos de venta en las zonas y barrios más grandes y populosos.

María Saavedra, secretaria de relaciones de esta asociación, señala que su trabajo es arduo y que a pesar de que sus condiciones han mejorado relativamente en los últimos años, aún son precarias.

“En un principio teníamos problemas con los periódicos, que nos explotaban y no ofrecían buenas condiciones, pero las cosas han mejorado, aunque aún falta”, sostiene.

Entre las reivindicaciones por las que el gremio trabaja está el derecho a un seguro de salud y a beneficios sociales, como la jubilación.



Historias del oficioSilverio, como le gusta que lo llamen, es uno de los canillitas más antiguos de La Paz. Lleva 61 años vendiendo periódicos, “comencé muy niño, vendiendo con mi madre, quien tomó el trabajo de su padre, mi abuelo, fundador del sindicato”, cuenta.

De acuerdo con Silverio, el Sindicato de Suplementos y Canillitas de La Paz, al que está adscrito, es el más antiguo del país. Fue fundado por huérfanos y viudas de la Guerra del Chaco, “quienes empujados por el hambre y el abandono del Estado salieron a las calles a vender los diarios que había en esa época”.

“Mi abuelo fue uno de los fundadores de ese sindicato y nos inculcó la vocación y el amor por el trabajo a mi madre y a mí, que trabajo desde mis cinco años”.

El veterano trabajador fue testigo de grandes acontecimientos históricos, como la Revolución del 52, las dictaduras y el retorno de la democracia, pero también otros hechos no tan relevantes para la opinión pública, pero no por eso menos importantes.

“Cuando era niño y vivía en el hogar Carlos Quintanilla con mis compañeros, llegó un día Raúl Salmón, quien se quedó a vivir con nosotros por un mes, jugando pelota de trapo y estudiando la manera en la que vivíamos' nuestros sueños y problemática”, recuerda en referencia al reconocido dramaturgo, periodista y ex alcalde de la sede de Gobierno.

De esa experiencia, Salmón escribió dos obras, Escuela de pillos y La calle del pecado, en las cuales muchos de los canillitas de mediados del siglo pasado participaron como actores y también ayudando en la puesta en escena.

María Chura vende periódicos desde 1953 y es otra de las más antiguas y experimentadas del gremio. Desde su puesto, ubicado en la ex Estación Central de Trenes, ha visto a la ciudad transformarse una y otra vez.

Chura recuerda que en esa época existían líneas de tranvía que se encargaban de llevar a la población de un lugar a otro y que el tren llegaba cada día trayendo un gran número de personas, de diferentes regiones del país ávidas de información.

“En esa época se vendía bien, desde mi puesto podía vender 2.000 periódicos al día, las ediciones se agotaban algunos días”, dice.

Silverio también recuerda, con nostalgia, la época en la que después de vender los diarios los niños canillitas organizaban campeonatos de fútbol con pelotas de trapo. Cuenta el canillita que alguna vez participaban de estos torneos personalidades del mundo político y público como Carlos Palenque.

“Palenque era amigo nuestro y pateaba la pelota con nosotros en la plaza Murillo”.

En su momento, los campeonatos fueron tan populares que incluso contaron con la participación de combinados de canillitas de Cochabamba, Oruro y Santa Cruz. Eran otros tiempos.

Manuel Filomeno


“En esa época se vendía bien, desde mi puesto podía vender 2.000 periódicos al día, las ediciones se agotaban algunos días”.


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