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miércoles, agosto 07, 2013
Ismael Cala: ‘Mi único millón es el de seguidores en Twitter’
Es el presentador de ‘Cala’, programa de CNN en español que se emite de lunes a viernes, a las 21.00. El cubano llega a Bolivia mañana para dictar dos conferencias sobre el poder de las redes sociales. Es autor del libro ‘El poder de escuchar’ y no descarta hacer su programa en el país. Antes de su arribo, el anfitrión respondió algunas preguntas a La Razón.
— ¿Qué hacía en Cuba antes de estar en CNN?
— Siempre he estado vinculado a los medios de comunicación, desde los ocho años de edad. Empecé como actor en programas infantiles en Santiago de Cuba, a los 15 años ya estaba en la televisión local y más tarde en la radio y la televisión nacionales. Durante un tiempo fui animador turístico en hoteles y centros de espectáculos.
— ¿Por qué dejó su país, donde ya era conocido?
— Partí de Cuba buscando la libertad total, que es un concepto muy abarcador. Necesitaba tomar las riendas de mi vida. No sirve de nada ser famoso y, al mismo tiempo, una especie de indigente material y espiritual. Por eso siempre digo que no es lo mismo “ser famoso” que tener “éxito”.
— ¿Por qué escogió Canadá para empezar una nueva vida a los 28 años?
— Hay veces en que uno no escoge. Y este es un caso típico. Tuve la oportunidad de viajar a Canadá para presentar un espectáculo, y la aproveché. Llegar a un país desconocido, con otro idioma, es siempre traumático. No fue fácil salir adelante. Trabajé de mesero en un restaurante dominicano. Allí incluso me veían cubanos y me reconocían de la televisión. Hubo gente que cuestionó eso, que yo cambiara las cámaras y el micrófono por una bandeja para sobrevivir, pero al final la vida me ha ido dando la razón.
— ¿Qué cosas pasaron antes de hacer “Cala”?
— Yo leía boletines de noticias los fines de semana en CNN en español. Un trabajo discreto, pero muy honorable.
— ¿Cómo llega “Cala”?
— Ahora se cumplen tres años de que Cynthia Hudson, la máxima ejecutiva de CNN en español, me propuso liderar un show en horario estelar. La decisión formó parte del rediseño de la programación del canal. Inicialmente tenía previsto trabajar en otro horario y en otro tipo de programa, pero luego creo que adoptamos la mejor decisión.
— ¿Qué se necesita para ser un buen periodista? ¿Considera usted que es uno?
— Intento siempre el equilibrio. Lo primero para un periodista es la curiosidad, la duda. Pero no se puede ser un buen periodista sin honestidad intelectual, sin independencia. Yo me considero un comunicador social. Así me siento más cómodo.
— ¿“Cala” le ha traído fortuna económica?
— Tengo un buen trabajo, no me va mal. Salgo adelante y ayudo a mi familia. Doy gracias a Dios por poder realizar estas cosas. Pero créeme que mi único millón es el de seguidores en Twitter, o de “asociados”, como yo les llamo. Sin embargo, ahora me estoy adentrando como emprendedor a través de Cala Enterprises, mi compañía, que produce mis libros, CD y conferencias inspiracionales. La fortuna económica no sería el propósito, sino el resultado de un equipo.
— ¿Siempre ha sido un hombre guapo?, porque hay algunos que comienzan como patitos feos y luego se transforman. ¿Ha sido su caso?
— (Ríe) Quizás, quizás. De adolescente yo era muy delgado. En Cuba me dijeron que me veía como un “machete de canto”, es decir, mirándolo por el filo. Tenía el rostro extremadamente delgado. Quizás el paso de los años y el ejercicio físico me hacen bien. Sería una gran noticia.
— Cuando entrevistó al dúo venezolano Servando y Florentino, se dijo que usted trató la situación con un tinte amarillista. ¿Cómo se aleja de esa línea? o, por el contrario, ¿le gusta generar polémica?
— No existen las preguntas indiscretas, siempre que sean de interés general. Y menos si son referentes a asuntos públicos. Yo no genero polémicas artificiales. Llevo al programa lo que está en la opinión pública. En temas políticos, y más en un país como Venezuela, cualquier cosa que se diga genera polémica. La pregunta fue una sugerencia de mis asociados en las redes sociales, y eso siempre lo tendré en cuenta. Siendo ellos hijos de Alí Primera, la política era un tema inevitable.
— ¿Qué le gustaría dejar en esta visita a nuestro país?
— Me gustaría conectar con los bolivianos. Es algo que siempre busco en mis viajes, ver de cerca cómo vive la gente y cuáles son sus sueños. No será fácil en un viaje tan breve, pero éste es sólo el comienzo. Se trata de abrir la puerta.
— ¿Será que en algún momento el programa “Cala” se pueda hacer en Bolivia?
— Claro que sí. Habrá que pensar en cómo organizarlo el año próximo. Conlleva un gran movimiento logístico. Este primer viaje va a ser muy importante para conocer a los potenciales invitados de una futura semana de Cala en Bolivia.
— ¿Antes de ser el maestro de ceremonias de Miss Venezuela, tenía preconceptos sobre estos concursos?
— Tenía muchas dudas. En Cuba nos enseñaron a despreciar estos certámenes, porque supuestamente atentaban contra la integridad de la mujer. Pero luego conocí a muchas de ellas y vi lo que significa el concurso para sus vidas futuras.
— ¿Volverá a Cuba en algún momento?
— Por supuesto que volveré. No veo razones para no hacerlo. Pero no depende mí, habrá que ver si me autorizan entrar.
– ¿Soñó con todo lo que ahora es su vida?
– Sí, muchas veces. Soy un vivo ejemplo de que los sueños se cumplen. Y sigo soñando.
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