Pocas veces suceden cosas como esta: en 2010 un actor boliviano trabajó hombro a hombro con el cineasta argentino ganador de un premio Óscar Juan José Campanella, y puso su voz a uno de los personajes de la primera película de animación nacida en el país de Cristina Fernández, Metegol. Roberto ‘Chichi’ Kim fue el protagonista de esta hazaña actoral, que se metió a la cancha de un metegol (futbolín, en Bolivia), para jugar junto con el ruso y el cordobés, sus compañeros en el medio campo del equipo verde y amarillo.
Paradójicamente la versión del filme que se estrenó hace dos semanas en Santa Cruz de la Sierra es la mexicana, así que nos quedaremos sin escuchar a Kim, pero los créditos y el actor dan fe de este logro.
¿Cómo llega un boliviano a grabar una película junto a Campanella?
Me encontraba viviendo en Argentina tres años y justo antes de regresarme a Santa Cruz me llama mi ‘castinera’ y me dice “che, antes de que te vayas hay algo para hacer el fin de semana”. Fui al castin y allí encontré a 50 coreanos encorbatados que parecían estatuas, con currículos que eran como tirar un papel higiénico a la calle, y yo era el único de bluyín. Al llegar, me hicieron pasar directo a la oficina de Campanella y ahí me temblaron las choquizuelas porque el director había ganado un premio Óscar cuatro meses atrás.
¿Cómo lidiaste con un cineasta oscarizado, además argentino, y vos de bluyines?
Me encantó la humildad de Campanella, me preparó un café, me preguntó cuánto de azúcar y me lo puso en la mesa. Luego me explicó que necesitaba alguien que hiciera el papel de coreano, pero con humor. Todo fue rápido y al día siguiente me pasaron el guion.
¿Cómo fue la grabación de las voces?
Cuando llegué no lo podía creer porque me crie viendo Videomatch y allí conocí a Miguel Ángel Rodríguez, a Fabián Gianola, Carlitos Balá y a gente que ves en las novelas, programas y en las películas argentinas.
La grabación fue muy divertida porque había como 10 tipos con cámaras y micrófonos que registraban los movimientos del rostro y las voces. Nos amarraban a un fierro largo que había en el estudio, con un tipo de chaleco que nos hacía ver como unos muñecos gigantes de metegol, para entrar a personaje.
¿Cómo es tu personaje en Metegol?
Es un secundario, el personaje era un coreano al que su compañero, un cordobés, lo paraba cargando de chino y yo con tono coreano tenía que aclararle que no era chino.
¿Qué aprendiste de las figuras con las que compartiste?
Que se puede llegar a donde uno quiere siendo humilde y honesto con uno mismo. Campanella sí cree en lo que hace. Lo admiro mucho porque para hacer las cosas no necesita pisotear a nadie o decir mírenme, tengo un Óscar, lo encontrás en la calle comprando un chocolate y podés charlar con él.
También tuve trabajos con Natalia Oreiro y con Jorge Rial, que me contó que empezó como chofer de los periodistas.
Una anécdota que trajiste
No nos podíamos quedar con el guion, pero como yo siempre andaba con un morral, un día lo guardé y me lo traje. Aquí se lo regalé a mi mejor amigo que es cinéfilo, Federico Morón (El gato negro), que me reclamó que faltó el autógrafo de Campanella.
¿Siempre te fue bien allá?
No, aquí estaba con el programa De Toco a Silla y estaba en la Escuela Nacional de Teatro. Allá empecé de cero, primero me tocó hacer papeles de extra, prácticamente de mueble.
¿Qué se viene ahora?
Estoy a la espera de que me confirmen un papel en otra película de Tamae Garateguy, con quien hice Pompeya y seguiré con Ditirambo, en el teatro
Sobre el filme un éxito de taquilla
La película animada en 3D de Juan José Campanella se convirtió en 10 días en el filme nacional más visto en Argentina. Alcanzó un millón de espectadores y $us 43 millones.
También, quedó cerca de los $us 2 millones de recaudación en solo 10 días en México.
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