Jornada de orgullo para El Nacional. Dos de sus miembros, Marisol Coca Wilson y Luis Fernando Mogro Vacaflor con una dilatada experiencia en la redacción, fueron reconocidos ayer por el Consejo Municipal de Tarija yla Asamblea LegislativaDepartamental, respectivamente.
A Marisol se le quedaban pequeñas las aulas, y ya en la recta final de sus estudios empezó a compatibilizarlos con el fragor de la redacción. En el diario Nuevo Sur, en 2007, se familiarizó con la grabadora, con los teclados y con las trasnochadas. Le gustó tanto que apretó los dientes para acabar la carrera lo antes posible. En 2010 se enroló en El Nacional, un proyecto nuevo y en crecimiento. Era un 4 de abril y como bautismo de fuego le tocó una campaña electoral, la primera para un departamento autónomo, en el que la sensibilidad estaba a flor de piel. “Se ganó el puesto en dos patadas” recuerdan algunos de sus compañeros de la época.
Su primer área fuerte fue la de Salud y Educación, hasta que en 2012 saltó a Municipal, un área entre la política de combate y el problema cotidiano que ha sabido reflejar en sus notas con una especial empatía. Sin duda le ha costado críticas y renegadas, pero Marisol, a sus veintipocos es una veterana de plaza y trinchera. Ayer el Consejo Municipal le reconoció por su labor, ella no olvida a sus lectores, a quien se debe.
El fotógrafo de largo aliento
Luis Fernando Mogro nació al periodismo con El Nacional o viceversa, y no es una figura retórica. El ayer fotógrafo reconocido porla Asamblea LegislativaDepartamental se paró en el patio dela General Trigo, a media cuadra de la plaza y desde el primer día hizo de todo. Hasta puso las mesas y sillas en su sitio como recuerda entre bromas de los buenos tiempos, y también de los malos tiempos. Su carácter está impreso en cada letra que se publica desde aquel 4 de julio de 2007. Mogro, el “Ñato”, fue armador, diagramador, responsable de la web, guía de los nuevos, asesor de los viejos, reportero ocasional, agenda viviente, asesor imprescindible y guardián de los mejores secretos y memorias del periódico hasta que un día le cayó la cámara fotográfica entre las manos, la herramienta necesaria para saciar su curiosidad.
El Ñato conoce todas las dinámicas y todos los estados de ánimo por los que pasa una redacción y sabiéndose el más veterano, no ha perdido las ganas de seguir creciendo. Una buena tapa, una foto imposible, un millar de likes en Facebook, las pequeñas grandes victorias que hacen de un fotógrafo un profesional. No perder la ilusión.
El Nacional se suma al homenaje, agradeciendo su labor incalculable y lamenta profundamente que las actitudes sectarias y cerradas de algunos dirigentes del dividido sector acabara frustrando el acto formal.
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