Por una casualidad, tres grandes del periodismo boliviano nacieron fuera de las fronteras de Bolivia. Se trata de Julio Borelli Vitterito, el padre José Gramunt de Moragas y Lorenzo Carri, que llegaron a Bolivia en 1938, 1952 y 1959, respectivamente. A estos tres personajes está dedicado el libro Tres grandes del periodismo boliviano, de Hernán Maldonado, periodista boliviano que reside en Estados Unidos, donde publicó su obra.
En Bolivia, Maldonado formó parte de periódicos como El Diario, Presencia y La Tarde, y de radios como Fides y Amauta; además estuvo vinculado a la Agencia de Noticias Fides por 43 años. Fue corresponsal de la United Press International (UPI), la agencia alemana DPA y la española EFE. En EEUU trabajó en el Nuevo Herald de Miami y fue editor de deportes online de CNN en español en Atlanta.
Lucha libre y fútbol
La carrera periodística de Maldonado comenzó cuando tenía 15 años de edad. Un día su padre le dijo: "Es necesario que empieces a pensar en el futuro”, para después conducirle a las oficinas de El Diario, donde le presentó a Julio Borelli Vitterito, quien trabajaba en la sección de deportes.
La primera misión periodística de Maldonado consistió en cubrir la lucha libre de domingo en el precario escenario que había en la plaza Pérez Velasco. Así comenzó y pronto Borelli le asignó otra misión: cubrir la Liga Obrera de Fútbol que se desarrollaba en el estadio Obrero de la plaza Triangular o San Martín.
Maldonado debutó ante los micrófonos dos años después en radio Amauta, cuando fue presentado por Borelli como el "benjamín de la Corporación Deportiva Borelli”.
Una religión
Alrededor de 1958 comenzaron las obras del coliseo de la calle México, que se convirtió en la religión de Borelli, pues fue el gran impulsor de la obra. "En lo alto de un muro, protegiéndose del sol, don Julio observaba la operación y su vista parecía vislumbrar ya la obra concluida”, dice Maldonado, al recordar que los tractores ya habían comenzado a hacer los movimientos de tierra.
Maldonado recuerda que cuando el techo del escenario deportivo estaba listo para ser embarcado desde el puerto de Matarani faltaba "el aval para un crédito y el Gobierno se negaba a firmarlo por falta de fondos”. Borelli, entonces, para impedir la paralización de las obras, "ofreció como garantía hipotecaria del crédito” su propia casa.
Cuando aquello ocurrió, Maldonado ya residía fuera del país y trabajaba en Caracas, Venezuela.
En Fides
Al formar parte de la Corporación Borelli, Maldonado era parte del Informativo Gigante, que en los 60 se emitía los domingos por la noche en radio Fides. Así conoció al padre José Gramunt de Moragas, quien en aquellos años fungía como director.
Uno de los primeros acercamientos con el religioso ocurrió cuando Maldonado estaba recién casado y a la espera de su primogénito, por lo que necesitaba incrementar sus ingresos. El joven periodista solicitó una oportunidad al religioso, la cual fue aceptada, comenzando así una relación profesional y de amistad que dura varias décadas.
Maldonado, junto a Juan Carlos Salazar, también acompañó al padre Gramunt cuando éste fundó en 1963 la Agencia de Noticias Fides. "Las noticias las redactábamos al mediodía en copias con papel carbón y luego las enviábamos por la flota Urus, a Oruro, y por el Lloyd Aéreo Boliviano a Cochabamba”, recuerda.
Una noche de 1967, Maldonado captó una emisión de radio Habana en la cual Fidel Castro anunciaba la muerte del argentino Ernesto Che Guevara en suelo boliviano.
Maldonado transcribía el discurso de Castro y lo pasaba a Gramunt, quien lo leía ante los micrófonos de radio Fides.
Gramunt concluyó con lo siguiente: "Ése fue el final trágico del guerrillero heroico caído en manos de ‘los no menos heroicos soldados bolivianos’”.
Maldonado afirma que aquella fue una lección, pues en ese momento todo el mundo reconocía sólo al guerrillero y no a los combatientes bolivianos que arriesgaron sus vidas.
A finales de los 60, Maldonado tenía mayores necesidades económicas y decidió buscar otros horizontes fuera del país, por lo que partió a Venezuela, donde luego de un mes y medio de estar cesante obtuvo un trabajo en la agencia EFE.
Retomar una amistad
Poco antes de recordarse los 20 años del fallecimiento de Borelli, en 2009 Lorenzo Carri escribió a Maldonado para consultarle datos sobre el amigo en común.
Maldonado recordaba que cuando formaba parte de la Corporación, un domingo Borelli no acudió a la transmisión desde el estadio Hernando Siles y llegó retrasado a la emisión del Informativo Gigante.
Cuando llegó, Borelli tomó los micrófonos y visiblemente sobresaltado comenzó a emitir una especie de editorial en la cual defendió sus valores y estuvo a punto de quebrarse. Todo el equipo de la Corporación estaba sorprendido y en eso Carri llegó a la emisora para preguntar qué pasaba con Borelli.
Este incidente era lo que Maldonado recordaba de Carri, con quien a partir de ese contacto en 2009 inició una relación alimentaba por varios y constantes mensajes de correo electrónico, a través de los cuales Maldonado conoció la pasión de Carri por Jorge Luis Borges, el buen cine, el Barcelona FC, Lionel Messi y el fútbol en especial.
Poeta y polifacético
Poca gente conoce la faceta de Lorenzo Carri como poeta, quien en mayo de 1971 ganó un concurso de poesía dedicado a las madres de Bolivia. "La medalla de oro se la entregó el presidente general Juan José Torres”, cuenta Maldonado, quien añade que con el aporte del premio "viajó a Argentina para entregarle la medalla a su madre”.
Carri llegó a Bolivia en 1959 y en sus primeras semanas consiguió un trabajo en radio Amauta. Pero su verdadero bienhechor en Bolivia fue Mario Cucho Vargas, quien era director del programa La verdad desde la cancha.
Cuando ya estaba establecido en Bolivia, Carri tuvo varias oportunidades que rechazó para desempeñarse en otros confines, como cuando el Sevilla FC de España le ofreció hacerse cargo de la dirección técnica del equipo; o como cuando el conductor chileno Mario Kreutzberger, o Don Francisco, comenzaba a producir su programa Sábado Sensacional en Miami, y el hermano del animador llegó a La Paz para invitar a Carri a unirse al equipo en calidad de productor.
Carri en el país se desempeñó en revistas, diarios, radioemisoras y canales de televisión, y también se daba tiempo para formar nuevos periodistas. Cuando trabajaba en radio Universo llegó un joven de 16 años "deseoso de aprender el viejo oficio”. "Lorenzo le dio la oportunidad y nunca se arrepintió”, afirma Maldonado. Aquel joven era Carlos D. Mesa, futuro presidente de Bolivia.
Un "desconocido”
Como se vio, el libro de Hernán Maldonado no sólo contiene la visión de una época del periodismo boliviano, sino también de la historia boliviana.
Maldonado, por breve tiempo, fungió como funcionario público en la gestión del general René Barrientos Ortuño. Una tarde, a las oficinas del Ministerio de Trabajo, donde laburaba, acudió un anciano que desde las 15:00 hasta las 16:30 esperaba al ministro.
Maldonado se acercó y le dijo que era posible que el ministro no acudiera, por lo que le preguntó si tenía algún encargo.
"Gracias, muchas gracias, dijo el caballero pulcramente vestido, de ojos claros y que yo imaginaba de elevada estatura en sus años mozos”, recuerda Maldonado.
Antes de marcharse, el misterioso señor le preguntó su nombre y a continuación le dijo: "Encantado de hablar con usted. Soy el general David Toro y aunque no me conoce, usted ha debido escuchar hablar de mí”.
"Me extendió la mano y se fue caminando lentamente, apoyándose en su bastón”, recuerda el autor de Tres grandes del periodismo boliviano.
La llegada de Pelé a La Paz
La Copa Libertadores de América comenzó a disputarse en la década de los 60 y, en una de las primeras versiones, al campeón boliviano Municipal le tocó jugar con Santos de Brasil, en cuyo plantel estaba Edson Arantes do Nascimento o Pelé, quien ya era una estrella en Bolivia.
El cotejo se disputó un domingo a las 16:00 pero 24 horas antes centenares de personas se apostaron en un fila en las puertas del estadio Hernando Siles. Doce horas antes del inicio, en las graderías del escenario había al menos 26.000 personas. El ídolo jugó la primera mitad del partido en la que se aseguró la victoria del equipo visitante.
Maldonado recuerda que junto a Borelli y otras personas recibieron al equipo brasileño en el aeropuerto, donde miles de fanáticos aguardaron la llegada del ídolo brasileño. A lo largo del camino entre El Alto y La Paz, otros miles saludaban el paso de los vehículos de la caravana que condujo al equipo visitante al hotel Sucre.
En El Prado paceño aguardaban por lo menos 5.000 personas que querían ver y saludar al jugador. "Pelé parecía abrumado por ese insólito recibimiento”, dice Maldonado. Sin embargo, cuando subió a su habitación, la estrella se percató de que le faltaba su reloj de oro.
Así, mientras desde la avenida la gente gritaba "Pelé, Pelé, Pelé”, en el interior del hotel la Policía y los acompañantes estaban sobresaltados por la pérdida. A pesar de ello, el brasileño se asomó por una de las ventanas y saludó "con la mejor de sus sonrisas”.
Poco después, a la habitación ingresó un teniente de la Policía que había recobrado el reloj de oro de un ladronzuelo. "Pelé se lo obsequió ahí mismo”, recuerda Maldonado.
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