Al expresar un sincero agradecimiento a la familia Miralles Bová, y a todos y cada uno de los colegas y amigos integrantes del Subdecano de la Prensa Nacional, el diario LA PATRIA de Oruro, quiero confesarles que me embarga la emoción por ser acreedor a esta presea que otorga nuestro matutino, por más de una década a destacados y meritorios hombres de la prensa.
Recibo con la mayor humildad esta alta distinción que lleva el nombre del insigne periodista y diarista orureño don Enrique Miralles Bonnecarrere, por cuanto constituye una gema que brilla en la difícil coyuntura que vivimos los hombres y mujeres de la prensa, en especial los medios de comunicación y el periodismo boliviano en su conjunto, con similares características de lo que acontece en varias naciones sudamericanas.
Para nadie es desconocido que grupos de poder desarrollan una campaña sistemática y sostenida con el fin de menoscabar la credibilidad de nuestros medios de comunicación. Para desacreditarnos ante la opinión pública, no reparan en acudir a diversas armas innobles en procura de descalificar el trabajo de la prensa y de los propios periodistas, que viven ante una amenaza constante de procesos penales y otras sutiles formas de amedrentamiento, en franco desacato e ignorando los preceptos y la normativa de la Ley de Imprenta, vigente en el país desde 1925.
Se suma a esto, la deliberada acción que se ejerce desde las Direcciones de Comunicación y Relaciones Públicas del aparato estatal, para el control y manipulación de las noticias destinadas a la población, atentado contra la libertad de información y conculcando ese irrenunciable derecho al que tiene todo ciudadano que es la libre expresión.
Para defender ese sagrado derecho los periodistas debemos estar siempre alertas sobre la pretensión que asume la clase política, que desde hace mucho tiempo quiere ocupar el lugar de la prensa, cuando las encuestas señalan que los medios de comunicación son la instancia con mayor credibilidad entre las instituciones del Estado y que además mere-cen el reconocimiento público ciudadano.
Se practica de manera aviesa un evidente chantaje a medios y productores independientes vía el control de la supuesta publicidad que, en los hechos, no es más que una clara difusión de propaganda política para justificar el trabajo de alguna autoridad.
Es necesario, por el bien de nuestros lectores, oyentes y televidentes, que los periodistas reflexionemos en torno a la visión y misión de nuestro gremio, replanteando nuestras tareas y tomando como premisa que la ciudadanía tiene el legítimo e irrenunciable derecho a contar con información transparente, honesta, oportuna y alejada de cualquier tipo de contaminación de intereses subalternos.
El presente año electoral que vive el país, exige el compromiso de todos y cada uno de los periodistas para -incuestionablemente- asumir con la mayor responsabilidad un adecuado y equilibrado manejo de la información, sabiendo diferenciar de la opinión, como única forma de satisfacer la expectativa de la población y tener la confianza de los bolivianos.
Esa labor debemos asumirla con responsabilidad, equilibrio y mucho sentido ético tal como sostiene el académico español Joseph Luis Mico, quien advierte que "obviamente, en géneros como la opinión, uno ya puede retratarse ideológicamente, sin faltar el respeto o mentir sobre lo que conocemos". En cambio en el manejo de la información, asegura que "eso no puede acontecer jamás, ya que ello constituiría una adulteración totalmente inaceptable del periodismo".
Por esa razón que se justifica plenamente y asumiendo defensa de la libre información, oportuna y veraz, no podemos ni debemos asumir militancia partidaria en el ejercicio de nuestra noble profesión, pues con acierto se asevera que el periodismo y el periodista, solo pueden ser militantes en lo que concierne al resguardo de los derechos humanos y la intransigente defensa de la libre expresión, que es el mayor legado consagrado a la humanidad.
Al asumir la gran responsabilidad que conlleva ser acreedor a una distinción tan meritoria, es importante recordar la regia figura del insigne patricio orureño don Enrique Miralles Bonnecarrere, quien en vida dirigió con acierto, ecuanimidad y además pleno respeto a los derechos y libertades ciudadanas, por más de medio siglo el matutino LA PATRIA, donde nos deja el legado para mantener una línea indeclinable de servicio a la región, siendo nuestro diario la vanguardia y trinchera de lucha del pueblo orureño; misión que tenemos que cumplir a cabalidad para asumir en todo momento férrea defensa de los derechos de todos los orureños y en especial de nuestro departamento.
Es importante también referirnos al trabajo cumplido por el decano de los periodistas el doctor Augusto Dávila Sanabria, quien por más de seis décadas supo guiarnos y conducirnos con especial dedicación, influyendo en nuestra vida cotidiana con franca amistad y total desprendimiento para ayudarnos a forjar nuestra profesión.
Un sincero y profundo agradecimiento a don Marcelo Miralles, presidente de la Junta de Accionistas y co director del diario LA PATRIA, a la señora directora Lic. Ximena Miralles Iporre y el gerente Lic. Marcelo Miralles Iporre, quienes junto a su distinguida familia, custodios del legado de don Enrique Miralles Bonnecarrere, que mantienen la línea de honestidad, transparencia y ecuanimidad al dirigir el Subdecano de la Prensa Nacional.
Un agradecimiento a todos quienes asisten a este acto que ha organizado el diario LA PATRIA y con el mayor respeto y profunda gratitud, también va mi mayor reconocimiento a las compañeras de mi vida mi hija María René y mi esposa Marlene Terrazas, quienes siempre me apoyan en mi cotidiano batallar para cumplir a cabalidad mi auténtica vocación de servicio que es el periodismo. Muchas gracias.
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