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domingo, mayo 31, 2015

Alfonso Prudencio Claure, Paulovich “Los bolivianos somos solemnes y levudos, sin sentido del humor”

¿Los bolivianos tenemos sentido del humor? ¡Qué va!, responde Paulovich. "Somos un país de solemnes y levudos”. ¿Y los políticos? ¡Tampoco! "Entre la gente que se mueve en el escenario político, más bien prevalece el sentimiento trágico de la vida”, sostiene.

Alfonso Prudencio Claure, alias Paulovich, habla en el Desayuno de Trabajo de Página Siete, en una entrevista que esta vez no fue desayuno ni té, sino un amable café de media tarde en su domicilio del Barrio del Periodista.



¿Cómo ve al país de frente?

"Lo veo muy mal”, dice, aunque admite que "Bolivia está avanzando”. ¿Y de perfil? "Chistoso, pintoresco, como la fiesta del Gran Poder”, responde.
Revisando algunas de sus columnas de hace medio siglo, vemos que si tapamos los nombres de los presidentes o ministros a los que estaban dedicadas, bien podría pensarse que los dardos van dirigidos a personajes de la actualidad. ¿Tan poco ha cambiado Bolivia en todo este tiempo?

Bolivia ha cambiado, lo que no ha cambiado es la fauna política; tiene descendientes, se reproducen en el tiempo. Los políticos son muy parecidos y puedes compararlos uno con otro a lo largo de los años…



Cuando empezó en los 50, en la primera época del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Paulovich era uno de los periodistas más osados, uno de los pocos que se atrevía a burlarse de la Policía política y de su jefe, el coronel Claudio San Román…



Sí, pero más que nada, Víctor Paz Estenssoro admitía el humor, era un hombre muy inteligente. Siempre hubo entre nosotros una mutua admiración.



En esa época, no sólo hacía humor a costa del MNR en su columna, sino también en la mismísima arena política…



Sí, allá por los años 60, me atreví a candidatear como diputado por La Paz. Me invitó la Democracia Cristiana para que encabezara su lista, ya que de acuerdo a las posibilidades, sólo el primero podía llegar a la Cámara de Diputados. Hice una campaña completamente humorística a través de Radio Méndez, que me cedió sus micrófonos gratuitamente. Una de mis formulas de éxito, que tal vez fue la que me dio el triunfo, fue el eslogan: "Movimientista, tú que puedes votar dos o tres veces, vota una vez por tu partido y otra por mí”. Entonces, al tiempo de denunciar el fraude, pedía el voto para mi candidatura. La campaña causó simpatía y me trajo muchos votantes incluso del MNR.


¿Y qué opinaba Paz Estenssoro?

Le hice chistes, pero claro tenían que ser de mucho nivel, no tanto escribiendo como charlando. Siendo diputado, un día me dijo: "Paulovich, no se olvide que somos un país monoproductor”. Yo le miré la cara y no le dije nada… Tenía toda la razón.


Hablando del MNR, ¿cómo le fue con Goni?
Tuve muy poca relación con Goni. Antes de ser presidente se interesó por un cuento mío, un cuento navideño. Entonces me buscó y me dijo: "Paulovich, te compro tu cuento, quiero hacer una película”, porque en ese entonces él hacía cine. Yo le dije sí, encantado. Me acuerdo que me pagó como 500 dólares y me dijo: "Cuando se haga la película, te voy a pagar más; ahora quiero tener los derechos solamente”. Y le vendí el cuento, pero no se llegó a hacerse la película.
Goni tenía fama de ser un hombre con mucho sentido del humor…

Más bien era chistoso…


¿Cuál es la diferencia?
Al Goni le gustaba hacer chistes, pero en el fondo no creo que tomara las cosas con humor, las tomaba muy en serio. En todas las empresas que acometió no hizo chistes…
¿Usted cree que los bolivianos tenemos sentido del humor? Alguna vez le escuchamos decir que somos muy solemnes y no admitimos con facilidad una broma…

Sí, somos un país de solemnes y levudos…


¿Y los políticos también?

Sí, no hay humor. Aquí, entre la gente que se mueve en el escenario político, más bien prevalece el sentimiento trágico de la vida. Estamos recordando continuamente a nuestros héroes, a nuestras víctimas, a nuestros mártires. Nuestro calendario está cubierto por el recuerdo de nuestras revoluciones y de nuestros hechos de sangre…


Entonces, siendo como somos, ¿a qué se debe su éxito como humorista y, sobre todo, como humorista político?

Es mi estilo de escribir, que no se da, no es una flor muy exuberante en el país…


¿No se hace humor en Bolivia?

No hay una escuela de humoristas o una pléyade de humoristas. A los humoristas se nos recuerda por épocas: Gustavo Adolfo Otero, Juan Francisco Bedregal, Wálter Montenegro, y después de don Wálter Montenegro, vengo yo… Actualmente nadie hace periodismo de humor. Ésa es la conclusión.


¿Y cómo se lleva con Evo Morales?

Nunca he tenido relación con don Evo. Lo he visto una sola vez, en Cochabamba, con motivo de una distinción que me hizo la Alcaldía, nombrándome Cochabambino de Honor porque yo no soy cochabambino. Asistí al acto y estaban el Presidente y el Vicepresidente. Cuando me nombraron tuve que subir al escenario y entonces, al pasar frente a don Evo y don Álvaro, les hice una venia y me fui a recibir mi medalla. Nunca más he tenido la oportunidad de encontrarme con él.


Pero, ¿cómo toma este Gobierno el humor de Paulovich?

La única referencia que tengo es que alguna vez don Evo dijo a alguno de sus colaboradores: "Todos los artículos que escribe este señor Paulovich se refieren a mí… Voy a tener que cobrarle la mitad de su sueldo porque yo soy su único tema…”.


De todos los personajes políticos sobre los cuales ha escrito, ¿cuál le resultaba más fácil?

Con el general René Barrientos hice mucho humor. Banzer era más serio. Con el general Barrientos hice mucho humor por radio y por largo tiempo, en un programa que se llamaba Siempre en Domingo. Además, con él, había una amistad, un afecto recíproco muy grande.


¿En qué rasgos de los políticos se fija para escribir sobre ellos?

En sus rasgos animales… Todos tenemos rasgos animales… No, generalmente en alguna característica que sea bien recibida…



Algún rasgo diferente de los políticos actuales…

No veo, no encuentro, créame, entre la gente del mundo político, y no me refiero solamente al MAS sino a todos los partidos, no veo personajes con rasgos sobresalientes que me llamen la atención y me conduzcan a fijarme en ellos o a entrevistarlos o a tratar de conocerlos mejor. Ésa es la verdad. Por otra parte, desde hace varios años, ya no tengo relación humana digamos con gentes de afuera. Todo mi mundo social está ahora reducido a una reunión de dos horas que suelo tener los sábados en el bar alemán de la plaza Escribá de Balaguer, el Reineke Fuchs, donde me reúno con gente de mi edad; pero más bien para conversar, para murmurar como viejas, sobre algunos adulterios de los que hemos tenido noticias, o sobre lo que le ha pasado al fulano o a la zutana, otro que se ha muerto o se ha casado tres veces…


Y entre los personajes que ha retratado y burlado de él, a cuál recuerda con mayor cariño?
A Barrientos, más que a Paz Estenssoro.



¿Nunca tuvo problemas por sus columnas, con políticos enojados, los dictadores tal vez?

No, nunca he sido perseguido ni encarcelado. No he sido lo suficientemente capaz para agredirlos.


Tras su trayectoria de más de medio siglo, ¿cómo ve al periodismo actual?

El periodismo no va a desaparecer, va a tener nuevas formas. De hecho, tiene nuevas formas. Los periódicos de ahora son diferentes de los mi época. Por ejemplo, Página Siete hace un periodismo diferente, es un periódico hecho de otra manera, con amplitud, con ideas firmes y novedades en la forma de hacerlo.


Finalmente, ¿cómo ve el país, de frente y de perfil?

De frente lo veo muy mal. Es decir, falto de instituciones, falto de una gobernanza ilustrada, inteligente, pero, por otra parte, me doy cuenta de que el país está avanzando. Pese a mi punto de vista, pese al punto de vista de los que están en contra del actual Gobierno, se nota que el país camina. Ahora que gasta mucho para ese caminar, es verdad, que se hace demasiada propaganda por cualquier paso por pequeño que sea, también.


¿Y visto de perfil?
Chistoso, pintoresco, como la fiesta del Gran Poder. La fiesta del Gran Poder debería ser una fiesta del actual Gobierno. Por su nombre y por todo, tiene el dinero, bailan, son felices.

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