Jorge Canelas Sáenz impulsó el proyecto y los primeros días fríos en el galpón de Villa Fátima, otrora depósito de Pepsi, donde aún se realizaban refacciones al edificio para adecuarlo al trabajo periodístico. Con sillas alquiladas a una empresa de refrescos, en la parte inferior del galpón, se planificó el periódico, sus secciones, y los requerimientos de personal. Muchos coinciden en que fue un proyecto muy ambicioso.
Equipos de dos o tres periodistas, además de editores, con personal especial para los turnos nocturnos y para los fines de semanas, y salarios que superaban al promedio del mercado.
Era domingo, la madrugada cuando salió impreso el primer número, ante la mirada del personal de talleres, pero también de varios de los periodistas que se quedaron a esperar este momento histórico, así como el propio director. Eran más de cien personas las que atestiguaron cómo los pliegos impresos eran cargados a los camiones distribuidores.
El gran proyecto ganó rápidamente las calles, donde muchos esperaban expectantes a pesar de la dura competencia, en ese entonces de diarios como Última Hora, El Diario y La Razón.
Es importante recordar que éste fue un diario conformado exclusivamente por accionistas del campo del periodismo, algo que en 1998 era una novedad en el país. Esta situación también impulsó la realización de un "estatuto" y un "Manual de funciones".
Para el primer número, los periodistas elaboraron un documento conjunto, titulado "el periódico que queremos", con el cual el proyecto periodístico recibió el respaldo y complemento necesarios para la confección de un buen producto.
El esfuerzo empezó a dar frutos en poco tiempo, ya que seis meses después de su lanzamiento llegó el primer galardón otorgado por la Asociación de La Prensa de La Paz, hito que representó una larga lista de reconocimientos.
En el año de su fundación, La Prensa logró hacerse del primer lugar en Periodismo de Especialización económica con reportajes, publicados desde julio a octubre, que denunciaban corrupción en la Aduana.
Temas de salud, como el aborto, de medio ambiente, como el tráfico de madera, no faltaron los temas políticos y económicos que causaron molestias y muchos temas que lograron mover a las autoridades para asumir acciones, como la denuncia por la esclavitud en la zafra, la prostitución de bolivianas en la Rinconada, en Perú, las precarias condiciones de los reos en la cárcel de San Pedro.
Fueron 17 años de entrega periodística, de lucha por mejorar, por sobresalir, pero también por subsistir.
Informaciones como el contrabando en camiones en Pando, la corrupción policial, las modificaciones al "impuesto" al salario y muchos otros temas.
Con el tiempo redujo su planilla y se resistió a decaer pese a las condiciones económicas, pero los desafíos, la competencia y las posibilidades obligaron a este periódico a cambiar, una vez más. Esta vez era necesario tomar una decisión y hoy cambia para seguir, por sus lectores.
Ya lo dijo entonces su primer director, don Jorge Canelas: "...el periodismo no se queda quieto. Generalmente, si está bien ejercido, incomoda, porque al ser provechoso para la sociedad, perjudica y lastima intereses de distinto tipo. De ese modo, aparecen diarios nuevos, desaparecen otros, se renuevan otros más, en proyectos y empresas diversas, y con fortuna asimismo desigual".
17 años, 7 meses y un día estuvo el periódico en circulación en las calles del país.
EL ORIGEN DEL NOMBRE
El nombre de este matutino, La Prensa, fue sugerido por Jorge Canelas, quien fue el primer director del periódico, en homenaje a su tío, don Demetrio Canelas, quien en 1908 había fundado un diario pequeño con este nombre, en Cochabamba.
EL LECTOR EN LA TAPA
La decisión de Jorge Canelas también tuvo que ver con el primer logo que tuvo este periódico, donde una figura en negro simboliza al lector leyendo un periódico, y cinco líneas paralelas que simbolizan la identidad de este diario.
DESAFÍOS
A fines de los 80 se empezó a vivir el auge de medios digitales.
COMPETENCIA
La nueva era digital abrió un amplio desafío a los medios.
CAMBIO
Del papel saltamos al Internet, donde esperamos cumplir otros 17 años.
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