Hombre sencillo, carismático y muy entregado a su labor, hoy conoceremos el trabajo que desarrolló a lo largo de 30 años, principalmente en radio Splendid, que se convirtió en la voz de los aymaras urbanos.
“Fueron años muy gratificantes, aprendí mucho y gracias a la audiencia de ese tiempo pude crecer como profesional”, afirmó con nostalgia el experimentado locutor, hoy alejado de los micrófonos, y también organizador de exitosos festivales artísticos en esa época.
LG: ¿EN QUÉ MEDIO RADIAL EMPEZÓ?
A: Bueno, esta pasión e inquietud por la radio empezó por el año 1962. Mi primer trabajo fue en la emisora de los constructores (Stentor), luego pasé a Continental y finalmente a la Splendid para hacer radio en aymara en la mañana.
LG: ¿USTED HA SIDO UNO DE LOS PIONEROS EN HACER RADIO EN AYMARA?
A: Creo que sí en radio Splendid, junto a Jorge flores y otros señores. Luego se incorporaron Rogelia Huanca, Alicia Calderón y Marcela Quenallata.
LG: ¿QUÉ EVALUACIÓN HACE DE ESOS AÑOS DE TRABAJO RADIAL?
A: He ganado mucha experiencia en temas de la comunicación, yo no sabía que iba a llegar hasta el punto de ser reconocido, gracias a Dios tuve mucho apoyo de la gente. No fue todo fácil, el primer año hubo problema con ASBORA (Asociación Boliviana de Radiodifusoras), que estaba dirigido en ese entonces por Raúl Salmón.
LG: ¿POR QUÉ SE GENERARON LOS PROBLEMAS?
A: Lo pasa es que éramos competencia (sonríe). Nuestros espacios en la radio estaban copados de avisos pequeños como de cumpleaños, compra y venta y eso no gustó a la competencia. Nos molestaron por no tener títulos, certificados del idioma (aymara) y tuvimos que estudiar en ENEL, claro, yo ya sabía el idioma por mi señora madre que me enseñó, pero no tenía título.
LG: ¿A QUÉ SE DEBIÓ EN ESE MOMENTO EL APOGEO DE LA DIFUSIÓN AYMARA?
A: Antes no había televisión ni FM, solo había AM y Onda corta y no había tantas emisora, solo había radio Altiplano, El Cóndor, Cristal, eran otros tiempos. Y la música aymara solo se la colocaba en la mañana de 6: 00 a 7:00 y la excepción era Radio Nueva América con su director Raúl Salmón, que los sábados hacía tocar al mediodía música folclórica. Luego de un tiempo nosotros por iniciativa también salimos con música nacional y con eso tuvimos éxito, antes era una mina de oro radio Splendid.
LG: ¿QUÉ HACÍA ESPECIAL A RADIO SPLENDID?
A: Teníamos un contacto especial con los oyentes. Por iniciativa del director de la radio, Guido Velasco, hicimos concursos de cholitas, comparsas y bandas. Las instalaciones de la emisora estuvieron primero en Villa Copacabana, luego en la avenida Arce y terminamos en la ahora populosa calle Max Paredes, en el edificio Korilazo.
LG: ¿Y LA CONDUCCIÓN ERA SOLO EN AYMARA?
A: Sí, todo en aymara. A mí me dieron tres espacios en la radio: de 6:00 a 7:00 de la mañana, de 12:00 a 13:00 horas y de 14:00 a 15:00 horas de la tarde. Tenía un segmento que se llamaba “Escuela al aire”, donde se difundía puros avisos clasificados. Había días en que se leía hasta 100 avisos, ni tiempo para poner música había (sonríe).
LG: ¿QUÉ ACTIVIDADES MÁS REALIZÓ?
A: Por solicitud de los folcloristas, hice festivales en el Coliseo Cerrado y otros teatros, y el señor Luis Calderón me asesoró en el tema. Hice tres festivales solo y luego cuatro con el señor Calderón. Trajimos conjuntos folclóricos del Perú y contratamos, por ejemplo, a la banda pagador de Oruro. Eran festivales bien planificados y ordenados, con una gran asistencia del público.
LG: ¿QUÉ ES LO QUE MÁS RECUERDA DE ESA ÉPOCA?
A: Que salí millonario, pero de amigos (sonríe), hice buenas amistades que hasta la fecha me recuerdan. Otro aspecto que me marcó fue que hacer radio me permitió incluso participar en una mini serie sobre la Vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, que fue difundida en Semana Santa. Yo protagonicé el papel de Jesucristo y era tal el éxito, que la gente quería que se repita la serie todo el día.
LG: ¿QUÉ LE FALTÓ HACER EN ESOS 30 AÑOS DE CARRERA?
A: Estudiar a un nivel profesional, de niño era panadero, luego fui sastre y cuando ingresé a la radio ya no tuve tiempo de estudiar. De eso me arrepiento, porque sacrifiqué mi formación académica, pero fui bendecido con el cariño de la gente.
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