— ¿Cree que es el alma del programa?
— Yo diría que sí, pero no por figurar. El ojo del alma es mi segundo hijo. Creo que con este programa mostramos las diferentes culturas y a mí me encanta hacerlo. Es importante el apreciar y disfrutar de las expresiones. Creo que visualmente hemos hecho algo serio y novedoso.
— ¿Vuelve a su casa, ahora que el programa se emite en ATB?
— Sí, siento que vuelvo a mi casa porque yo empecé haciendo pasantías hace 10 años en ATB y ahí forjé mi carrera como periodista. Ahora, vuelvo como una y estar de nuevo por esos pasillos es especial. A mí, ATB me marcó y estoy feliz de regresar y debo agradecer a Jimmy Iturri por esto.
— ¿Qué le debe a El ojo..?
— Este programa me sacó de mi ensimismamiento, pues yo me convertí en mamá por primera vez y me entró una depresión porque pensé que mi vida se había acabado, pero me metí en el proyecto, en el afán de sacarlo adelante, y creo que hemos hecho un buen trabajo, nos arriesgamos y mi equipo hace que esto funcione cada día.
— Dice que estaba deprimida, ¿por ser madre?, algunas mujeres anhelan este privilegio...
— (Sonríe) Yo tenía un ritmo de vida muy ajetreado, estaba en un pueblo un día y al otro en un lugar diferente y piensas que un hijo te va a limitar en muchas cosas. El ojo se estrenó un año después de que nació mi hijo Santiago y creo que ése fue el momento de demostrarme que mi vida no se acababa por ser madre y esposa y que, al contrario, yo tenía que luchar más para que mi hijo esté orgulloso de mí. A mí me traumaron los dibujos de Mafalda, yo no quería que mi hijo me quiera sólo por plancharle la ropa.
— ¿Por qué cosas quiere que su hijo se enorgullezca de usted?
— Debo aclarar que no desmerezco el trabajo de un ama de casa, pero yo quiero que él se enorgullezca de mi trabajo y ahora lo comparto con él, porque lo hago formar parte de mi vida profesional.
— ¿Está divorciada?
— Sí, fue una cosa necesaria. La verdad, yo me casé como lo soñé en el lago y fue lindo, pero yo sabía que no iba a ser para siempre. Yo me casé embarazada, pero al final nos separamos y creo que fue bueno.
— ¿No cree en el amor?
— Yo creo, y mucho, pero creo que tengo más genes masculinos. No me ilusiono con esas cosas, sí me rompieron el corazón, pero no me gusta sufrir por eso. Yo creo que soy una naranja completa y sé que puedo vivir sin ellos. No creo ahora en el matrimonio y para mí hay cosas más importantes, como el Santi.
— ¿Ahora ya está más acostumbrada a su papel de madre?
— Claro, fue difícil al principio. Yo soy mamá y papá y debo educarlo. No soy de las madres que dice “por mi hijo hago todo”, yo también hago las cosas por mí.
— ¿Se considera una mamá moderna?
— Trato de ser amiga y no tenemos secretos. Sé que Santiago no es mío y que más adelante partirá para hacer su vida. Hacer cosas por él no me cuesta. Si me siento atrapada, me refugio en mi hijo; es mi plus. Ya entiendo cuando alguien dice que, si tuviese la oportunidad, haría algo de nuevo. Yo, sin duda, volvería a tener a Santiago.
— ¿Está soltera?
— Sí, y creo que ya llegará alguien. Pienso que para tener una relación, ya sea familiar, laboral o sentimental, debes estar en equilibrio y me siento así.
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