— Se trata de reorganizar mi tiempo y de administrarlo, porque quiero dedicarlo a todas las otras actividades que realizo. Como actriz se me han presentado importantes oportunidades para producciones internacionales y también deseo compartir más con mi familia. Hay otro factor importantísimo, el económico. El Patio Trasero no genera ingresos, a no ser algunos esporádicos.
— ¿Cómo surgió la agenda?
— En 1999 creamos el primer sitio web de artes y culturas bolivianas utopos.org. En esa época muy poco se entendía sobre qué era un sitio web. Creamos ahí la agenda cultural de Utopos, a través del sitio y un mailing list. Seguimos con el sitio web hasta 2006 y en 2007 me llamó María Galindo y me dijo que le gustaría que yo haga la agenda cultural que tenía en utopos. Yo sólo había hecho algo de radio en la Contemporánea, en el programa de un amigo español, Henrique Aller, donde era invitada para hablar de artes. El programa se llamaba El Patio Trasero. Así quedamos en probar por tres meses y me quedé cinco años.
— ¿Por qué el nombre?
— Cuando tenía que dar el nombre, recordé el programa de este amigo que murió en un accidente. Cuando creamos Utopos —“no lugar”, en griego— lo hicimos pensando en que era el no lugar que tenían los y las artistas, así como la actividad artística en general. Y El Patio Trasero resultó ser el espacio que hallamos donde las artes y las culturas sí tenían un lugar de difusión, pensando en el acceso a la información artística y cultural como un derecho.
— ¿Cómo creció esta producción?
— Al principio era muy tímida, pero con el tiempo, El Patio Trasero creció en una audiencia alucinante e insospechada, es un referente en información artística y cultural.
— ¿Cuáles han sido los principales logros del programa?
— Han sido muchos, pero considero que se ha ganado ese espacio donde hacer conocer a los artistas y a las instituciones que los apoyan. Cuando una termina un ciclo, redondea una historia, un producto, un contenido, una calidad y un afecto que no se rompe. No se rompe mi relación con la Radio Deseo, por ejemplo. Los 28 minutos que siempre tuve me resultaron cortos, pero creo haber logrado los objetivos y cumplido con la audiencia.
— ¿Fue difícil nutrir la agenda?
— Son muchas actividades y hay que saber buscarlas. En temporada baja, desde principio del año hasta julio, se registran 120 actividades diarias, entre permanentes y eventuales, sólo en La Paz. En temporada alta, entre julio y octubre, son entre 180 y 190 al día.
— ¿Es posible su retorno?
— Mantengo de forma permanente toda la información cultural a través de Facebook, Twitter y Google, eso no va a parar. De conseguir financiamiento, pondría en funcionamiento el sitio web. A partir de que se hizo pública mi salida, me han llamado de otras radios y de televisión, y no me niego a las posibilidades. En la Radio Deseo he tenido el privilegio de no tener censura ni al contenido ni a mi manera de hacer el programa, tendría que ser un espacio similar, además de rentable.
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