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viernes, agosto 24, 2012

Juan Carlos Arana - Es el creador de la revista nocturna ‘Posdata’



— ¿Cómo nació Posdata?

— Es un proyecto desesperado, acuñado al calor del desempleo. Me quedé sin trabajo y pensé que el importante era yo. Mi arrogancia juvenil me hizo creer eso. La pasamos mal con mi esposa, mi hija recién nacida y sin ingresos; fue terrible. Un día Carlos Mesa me llamó de PAT y me ofreció un espacio independiente y me regaló el nombre para el programa, uno que él usaba cuando hacía radio a sus 16 años: Posdata, y así se quedó.

— ¿Pensó que iba a mantenerse tanto tiempo?

— No, la verdad no lo creía; es más, a un principio no teníamos publicidad, pero fuimos pioneros en el horario nocturno. Ahora todos los canales tienen una revista a esa hora.

— Y ese joven arrogante, ¿volvió a aflorar alguna vez?

— No, nunca más volvió a aparecer. Me he vuelto más prudente y, si bien no llego a un público masivo, sé que la gente que nos ve ha aprendido a respetar lo que hacemos. Creo que tenemos una línea editorial que no está transada o ligada a algún interés político.

— ¿Cómo se califica tras 25 años como periodista?

— Soy un apasionado de la democracia y de mi país. Eso sí, no soy partidario de un periodismo sanguinario, sí soy incisivo, pero no me creo un César para juzgar a nadie. Me preparo para hacer las entrevistas, ése es mi trabajo, soy un periodista informado.

— ¿A qué atribuye que la gente vea Posdata en ese horario casi de madrugada?

— Es la misma pegunta que me he hecho, sé que es un horario terrible, pero la gente me ve y no sé por qué me aguanta, porque sé que no soy el tipo más bonito ni el más carismático, pero hago Posdata con el corazón y creo que la gente lo nota.

— Opina sobre todo, ¿no lo amedrentaron por algún tema?

— Posdata se emitía en el canal del Estado, recuerdo que un ministro de Gobierno me mandó a detener porque no le pareció una cobertura que hice. Otro ministro me dijo, durante la crisis de octubre, que nunca más iba a salir en otro canal a causa de una editorial; pero son pocos los que han procedido así. Es el precio de ser independiente.

— ¿Tuvo que sacrificar algo en estos años?

— No ha sido fácil mantener Posdata; me ha costado mi casa. Llegué una noche y tuve que decirle a mi familia que ya no teníamos casa a causa de un préstamo. Salimos adelante y, aunque no crean, en estos años sólo he acumulado deudas, pero hago lo que sueño y ésa es una bendición.

— ¿Se puso a pensar qué pasará cuando Juan Carlos no esté en Posdata?

— No, cuando yo no esté a la cabeza, sé que habrá otro que tome la posta y quizás haga mejor las cosas. No me asusta no quedarme.

— ¿Qué siente cuando le dicen ‘el gordito de la tele’?

— Sé que no soy Brad Pitt (sonríe); siento que lo de ‘gordito’ es el cariño de la gente y, como le dicen a mi esposa, “yo me duermo y me levanto con su esposo”. Me siento muy honrado por la preferencia de todas esas personas.

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