Más de 400 programas emitidos, un centenar de entrevistas y diversos sectores que acompañaron el camino son el resultado de siete años de trabajo y esfuerzo para mantener abierto El Ojo del Alma, el programa cien por ciento cultural, que se emite actualmente por la Red ATB los sábados, a las 18:00 horas.
Bajo la dirección de Paula Valdez, este equipo de jóvenes soñadores cree que es posible hacer televisión inteligente, destinada a un público diverso que busca y valora la expresión artística como información.
El Gobierno Autónomo Municipal de La Paz es el primero del país en apostar por un programa de televisión cultural y mantenerlo al aire durante tanto tiempo en red nacional.
“Era mayo del año 2007. Trabajaba en la Oficialía Mayor de Culturas de La Paz. Diez meses antes me había convertido en madre y sentía que mi carrera como periodista había terminado. La nueva responsabilidad parecía tan grande, que vi irse casi volando muchos de los sueños que aún no había alcanzado a nivel profesional. De pronto, recordé que había presentado un proyecto al ex jefe que días antes acababa de convertirse en Viceministro de Turismo, mi amigo Pablo Groux, pero que no pudo arrancar porque las múltiples responsabilidades para impulsar la Oficialía Mayor de Culturas nos consumían todo el tiempo.
Desempolvé el proyecto y lo presenté al entonces alcalde Juan Del Granado, quien con el desprendimiento que lo caracteriza, decidió arriesgarse a aprobar un proyecto que no estaba contemplado en el POA anual, ni en planificación ni en ninguno de los niveles institucionales por los que deben pasar los proyectos que pretenden nacer grandes. Tampoco era la intención.
Un mes después, con una cámara al hombro, un micrófono prestado y un reducido equipo de comunicadores muy comprometidos con la cultura, comenzaba a rodarse el programa piloto de El Ojo del Alma, que luego se convertiría en el primer programa emitido al aire por las pantallas de Canal 7, Televisión Boliviana”, recuerda nostálgica Paula.
Una estética televisiva distinta
La televisión boliviana de aquel entonces carecía de un espacio 100% cultural. Además, los formatos eran bastante similares y aunque la tecnología permitía usar herramientas no tradicionales, parecía que no muchos se animaban a innovar.
De pronto, El Ojo del Alma rompió estereotipos. Llegó con un formato distinto y con la firme intención de demostrar que la cultura no era necesariamente sinónimo de aburrimiento. Bajo esta premisa, se propuso un espacio de 30 minutos donde los contenidos eran interesantes, desarrollando temas de agenda para la semana o proponiendo reportajes sobre nuevas o desconocidas maneras de expresión artística, pero también ofreciendo una estética televisiva distinta, mediante el uso de efectos de post producción que en su momento fueron muy comentados por los televidentes y que lo siguen haciendo hoy diversas personalidades que La Guía entrevista semanalmente en su sector “Los Sin Medios”, quienes ponderan la calidad y el contenido del programa.
“No es sólo ser, sino parecer’ era una de las fórmulas de éxito que había decidido aplicar a este proyecto, más aún en una sociedad que merecía una televisión acorde a las tendencias contemporáneas del mundo”, resalta la directora y presentadora de El Ojo del Alma.
La casa de todos
Durante estos 7 años, el programa ha acercado a la gente a más de un millar de artistas nacionales y extranjeros a través de distintas entrevistas y reportajes. Cada semana es un reto nuevo… hacer algo diferente desde la mirada común.
“Siempre hay más que mostrar, cuando nos planteamos una nueva escaleta para proyectar las grabaciones, muchas veces navegamos entre nombres destacados que ya fueron parte del programa años anteriores, pero sus propuestas siempre tienen lugar en el Ojo. Queremos hacer de este espacio la casa de todos. Hemos abierto las puertas a las más variadas expresiones culturales… desde él ballet clásico hasta el hip hop, desde la Sinfónica hasta la cumbia y desde la pintura hasta las más urbanas expresiones plásticas”, menciona Valdez.
Si bien el centro de producción es el municipio de La Paz, se ha hecho esfuerzos para pasar fronteras y llegar con programas especiales hasta el interior y exterior del país.
Según Paula, dos de los programas más exitosos fueron los que se grabaron en La Habana – Cuba el año 2008 y en Madrid – España el 2010. En ellos se reflejó el trabajo de algunos artistas bolivianos que residen en esos países, así como la cultura propia de ambas regiones.
El primer equipo en la historia del programa estaba conformado por Arleí Villegas en la producción, Juan Manuel Miranda como periodista, Jhonny Choque como editor y Carlos Tapia en las cámaras. Todos bajo la dirección de Paula Valdez.
El paso del tiempo trajo a varios comunicadores y gestores culturales hasta la familia de El Ojo del Alma. El compromiso con el proyecto debía ser el principal aliado, pues el proyecto contó siempre con un presupuesto muy limitado y, como menciona la directora del proyecto, se trató siempre de “hacer televisión artesanal”.
Periodistas como Margoth Vargas, Wilma Alanoca, Alejandra Saavedra o Andrés Mallo fueron parte de los equipos del programa, así como gestores y productores como Matecha Rojas, Mauricio Rodríguez, Henry Mendoza o Paola Tejerina.
El equipo de El Ojo del Alma que actualmente hace posible la emisión del programa en ATB está conformado por la productora Maricarmen Correa, encargada del sector “La Paz, para comérsela”; el editor y post productor Franz Flores, que dirige el segmento “Entre Tribus”; el camarógrafo Erlan Ortuño, que tiene a su cargo el espacio destinado a las nuevas tecnologías en el arte; y el español Gabriel Derri, que está al frente del sector turístico “Perdido en La Paz”, a la vez de ser editor y asistente de dirección, todos bajo la dirección general de Paula Valdez.
El Ojo del Alma es el único espacio del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP) en el que no hay propaganda institucional.
La continuidad del proyecto fue garantizada por el alcalde Luis Revilla quien, al igual que el ex alcalde Juan del Granado, cree en la cultura y le da el espacio que merece. En los medios de comunicación, especialmente en televisión, la cultura no ha significado un valor comercial, por lo que un espacio financiado para difundir actividad artística le garantiza continuidad y posibilidad de constante renovación.
“Contrariamente a lo que cree mucha gente, el presupuesto asignado al proyecto desde el GMLP es mínimo y se equilibra con la apertura de la Red ATB para un espacio destinado a promocionar la cultura. Contamos con un equipo reducido que debe hacer de todo un poco para sacar adelante la producción semanal. La escenografía de la séptima temporada la hicimos nosotros, lo que le da un valor extra porque nos recuerda que con pasión, entrega y creatividad es posible competir con producciones mucho más costosas y con mayor equipo humano”, destaca la directora del programa.
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