La comunicación firmada por el presidente de la ANP, Marco Antonio Dipp, describe un estado de fragilidad económica generada por la asfixia financiera impuesta por el Gobierno anterior, agravada por la crisis política de octubre y noviembre, y ahora como efecto de la emergencia sanitaria.
Un millar de personas trabaja en los diarios que tras la vigencia de una cuarentena suspendieron la publicación de ediciones impresas. La venta de periódicos y publicidad generan el 95 por ciento de ingresos, y sin los recursos generados por la circulación de los impresos se genera una situación de inminente quiebra de las empresas periodísticas.
El texto de la carta remitida por la ANP es el siguiente:
Como presidente de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), organización que agrupa a los medios impresos de comunicación de Bolivia, a pedido y en representación de nuestras empresas asociadas, acudo a su dignísima autoridad para poner en conocimiento suyo la extremada gravedad del momento que atravesamos la totalidad de los periódicos del país.
Logramos sobrevivir, ya en situación de generalizada crisis, a varios años de una sistemática política de asfixia económica desde el Estado hacia los medios de comunicación impresos. Otro duro golpe económico lo recibimos durante los meses de crisis política del pasado año.
Y hoy, por efecto de la emergencia sanitaria, las empresas periodísticas hemos dispuesto, como nunca antes en nuestra historia, la suspensión de las ediciones impresas, que equivalen a aproximadamente el 95 por ciento de nuestra fuente económica de subsistencia; en resguardo de más de un millar de trabajadores formales (empleos directos), y de toda la actividad económica indirecta que se genera, en favor de centenares de familias en el país, en torno a la prensa escrita.
Aun así, y sin importar la adversidad ni los riesgos de las circunstancias actuales, nuestras empresas continúan trabajando sin pausa, como corresponde a nuestra responsabilidad periodística, produciendo y llevando a los hogares bolivianos la información más oportuna y responsable; herramienta indispensable que todos necesitamos para enfrentar la pandemia del Covid-19.
Lo seguimos haciendo ahora únicamente a través de nuestras ediciones y plataformas digitales, en las que tenemos la máxima cobertura y confiabilidad.
Sin embargo, al haber quedado sin nuestra única fuente de actividad económica (la impresión y circulación física de nuestras ediciones, y la venta de publicidad impresa) el colapso de todas nuestras empresas periodísticas es inminente y puede ser irreversible.
Como bien podrá inferir de las consideraciones anteriores y de las circunstancias actuales, la paralización total de nuestra actividad (que ya lleva al menos dos semanas y tiende a extenderse por un lapso todavía prolongado) constituye un golpe letal para los periódicos del país, aún a pesar de los mejores esfuerzos que venimos desarrollando en los últimos años en cuanto a innovaciones tecnológicas.
Nuestra base de sustentación es, de forma determinante, los tirajes y circulación de las ediciones impresas. De hecho, cubrir los costos laborales de marzo de más de nuestros aproximadamente 1.000 funcionarios en el país ya está representando serias dificultades para la mayoría de nuestros asociados.
Con ese antecedente, podrá usted fácilmente concluir que ninguna de las empresas podrá pagar los sueldos de sus trabajadores correspondientes a este mes de abril. Me veo, pues, en la obligación de solicitar, de manera formal y oficial, acciones urgentes y extraordinarias de la administración gubernamental que preside, para salvaguardar la supervivencia de los medios de comunicación de impresos de Bolivia; y, de manera particular, de los periódicos de circulación diaria, que son los más complejos en cuanto a costos laborales y sistemas de producción, y los que gozan de larga tradición y credibilidad ganada a lo largo de varias décadas de labor continua e ininterrumpida.
Sobra señalar que nuestros diarios son la mayor fuente de información confiable entre los bolivianos, ahora circunstancialmente solo a través de ediciones y plataformas digitales, y el principal referente periodístico de Bolivia en el resto del mundo.
Los medios impresos de comunicación, Sra. Presidenta, son empresas atípicas. Son empresas de responsabilidad social antes que de lucro; eminentemente informativas antes que comerciales.
Su existencia es fundamental para la vida institucional de este y de cualquier país. No es por otra razón que varios gobiernos europeos y más de uno de Latinoamérica están, también, acudiendo en auxilio de sus empresas periodísticas en medio de la actual crisis planetaria por la pandemia del Covid-19, y es previsible que lo sigan haciendo en los días que están por venir.
Cumplo con informarle que, en las últimas semanas, he venido sosteniendo conversaciones directas, aunque extraoficiales, con el Ministerio de Comunicación, pero asumo que la particularidad y gravedad de la situación aquí descrita rebasa las posibilidades y atribuciones específicas de esa cartera de Estado y la predisposición que pueda tener su titular, y requiere la atención, análisis y conocimiento de todos los niveles de Gobierno; más específicamente de su gabinete económico.
Por esas y por otras consideraciones que están expresadas en la presente, e independientemente de las políticas nacionales y generales que su administración seguramente estudia en favor del sector privado nacional, solicito que su autoridad pueda instruir el tratamiento excepcional, y con carácter de urgencia, de la situación aquí expuesta.
Para tal efecto, me pongo a disposición para analizar y explorar, con la o las autoridades que usted disponga, alternativas inmediatas que salvaguarden las fuentes de trabajo de nuestros funcionarios en todo el país y eviten, en las semanas que vienen, un derrumbe irreversible de empresas emblemáticas de la prensa boliviana.
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