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lunes, julio 08, 2013

Los medios ante el desafío de hacer realidad la autorregulación


Una niña fue violada y asesinada. La hallaron en un parque. El cuadro era demasiado doloroso, pero no lo suficiente. Algunos medios acrecentaron la bronca y la angustia cuando la mostraron tal y como fue encontrada. Además, abalanzaron sus cámaras y micrófonos sobre los padres ya demasiado abatidos por el hecho en sí.
Ese cuadro fue el detonante de un rechazo colectivo a la falta de cumplimiento de códigos de ética y de normas que pretenden proteger a niños, adolescentes y a víctimas en general en algunos medios de comunicación. También fue la oportunidad para que el Concejo Municipal retome la idea de promover la regulación de estos, adicionando la propuesta de que el municipio los sancione retirando la licencia de funcionamiento de los infractores.
Ante esto resurge el debate: ¿regulación o autorregulación? Hay voces como la de la exconcejal y periodista Gabriela Ichaso, que considera que la autorregulación es imposible. O como la de la directora del Semanario Uno, Maggy Talavera, que rechaza que los controles provengan desde los ámbitos políticos. En cambio, cree que ha llegado la hora de denunciar a los medios infractores, tal como lo dijo en el programa Asuntos pendientes.
El artículo 107 de la Constitución establece que los contenidos emitidos deben respetar la veracidad y responsabilidad, pero además deben regirse a normas de ética y de autorregulación de organizaciones de periodistas y medios de comunicación. Érick Torrico, director de la Fundación Unir y del Observatorio de Medios, considera que formalmente hay autorregulación en Bolivia, al existir por lo menos cuatro códigos de ética y tribunales en las organizaciones gremiales de cada departamento. Sin embargo, el desconocimiento de estas normas determina que los fallos no tengan fuerza suficiente como para corregir conductas que son reprochables, especialmente en medios audiovisuales o radiales.
Añade que la regulación es una responsabilidad compartida, entre la audiencia y los lectores, los medios y los periodistas. Significa que es preciso que el público sepa cuáles son las normas de la ética periodística, para presentar quejas o reclamos a los ámbitos que corresponda. En ese marco, los medios son responsables de dar a conocer estas normas.
Una experiencia de autorregulación en Bolivia es el Tribunal de Ética Periodística, que ha emitido fallos en diversas ocasiones ante reclamos de personas que se sintieron afectadas por la emisión de determinados contenidos. Otra es el defensor del lector en medios como EL DEBER.
El presidente de la Asociación Nacional de Ética Periodística, Antonio Vargas, considera que las sanciones deben afectar la credibilidad de los infractores y que, hasta el momento, hacer caso de estas depende de la calidad moral del periodista y del medio.
Torrico considera que en Bolivia se debe combinar autorregulación y regulación. La primera en lo que tiene que ver con los contenidos periodísticos, en relación a la responsabilidad y la ética; mientras que la segunda solo debería ser posterior a la emisión de los contenidos, a fin de no caer en la censura.
El debate está abierto y la necesidad de mejorar la calidad de los contenidos, en cuanto al respeto a la dignidad y protección a las víctimas, es una necesidad. Lo importante es que no sea una oportunidad para que el poder intente copar espacios para manipular y restar la posibilidad de que los medios continúen siendo espacio de denuncia y de construcción social

PUNTO DE VISTA

Al servicio del mejor postor
GABRIELA ICHASO ELCUAZ | EXCONCEJAL DE SANTA CRUZ
Cuando el aire acondicionado percibe que ambientó el espacio a 17ºC, se apaga hasta que vuelve a calentarse el lugar, reinicia su funcionamiento y vuelve a enfriar. Eso es autorregulación. La única posible. Física o química, científica y mecánicamente sincronizada.
El ser humano no se autorregula: elige y decide. Si acordamos que esto es así, dejaremos la mentira atrás y podremos avanzar.
Mientras los medios de comunicación, sus propietarios y sus responsables sigan escudándose en los privilegios y falacias con los que abusan del poder que detentan, la sociedad estará expuesta a su esclavitud, porque la libertad de expresión ha sido secuestrada por dictadores de lo que debemos ver, escuchar, leer y creer porque así lo deciden y presentan. No les interesa la información responsable, sino la primicia que mantiene el rating o, dicho de otro modo, el gancho con que atrapan más tiempo al televidente y no importa quién sea el público, su edad, su condición, su derecho, sino simplemente que sea más público, más consumidores, más compradores de lo que sea, a cualquier hora, a cualquier precio.
Vamos a la televisión. Suponiendo una media de 18 horas de programación diaria, solo el 25% es ocupado por espacios periodísticos informativos, porcentaje que se reduce al 15% en horario diurno. Supongamos que las organizaciones de periodistas, como dice la CPE, establecen el código de ética y la autorregulación, que pasados cuatro años hasta la fecha no existen, ¿quién autorregula el restante 85% de programación que no es informativo ni periodístico, sino otros géneros televisivos que incurren en propaganda y publicidad encubiertas, prolongación de espacios destinados a la venta patrocinada de productos y servicios, disfrazados de entretención?
Lo mismo sucede con radios, diarios y revistas. La prueba de la incapacidad y la negación de autorregularse está en las posiciones anticipadas a la reflexión de índole ética, frente a mi posición de proteger a la infancia y a la adolescencia, que están demostradas en el tiempo con los mismos discursos propios del poder que detentan: hacemos lo que nos da la gana porque somos los dueños de la libertad de expresión.
Como seres humanos, como personas en ejercicio de madurez, coherencia, honestidad y la ética mínima del respeto a los demás, esos valores que empuñamos a nombre de todos, ¿cuándo será el momento en que asumamos que los medios de comunicación son herramientas de información, educación y entretención para el bien, con el respeto que esperamos de la sociedad en cada situación que exponemos y proponemos para nosotros mismos?
"Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra" (Nelson Mandela)

ECUADOR, LA LEY MORDAZA CONTRA LA LIBERTAD DE PRENSA
Cuando el poder quiere regular a los medios de comunicación se puede llegar a malos extremos como el de Ecuador.
El Gobierno de Rafael Correa logró la aprobación de una Ley de Medios que pone límites a la posibilidad de informar y de denunciar actos de corrupción. Ahora, los periodistas están amordazados y celosamente vigilados por gente afín al presidente de ese país.
Solo como ejemplo, en la nueva Ley de Medios se crea un Consejo de Regulación en el que no figuran periodistas. Al contrario, está presidido por un miembro que es designado directamente por el presidente. Los otros miembros son de organizaciones sociales: Consejo de Igualdad, Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, gobiernos autónomos descentralizados y Defensor del Pueblo.
Este organismo tiene el veredicto final sobre los contenidos de los medios de comunicación. Pero eso no es todo, el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social es el que elige a los defensores de la audiencia y de los lectores de cada medio de comunicación, en base a ternas que son enviadas desde el Poder Ejecutivo. Es decir que el Gobierno de Rafael Correa tiene control total sobre lo que se puede o no se puede difundir.
Rechazo
Esta ley ha sido cuestionada por la Sociedad Interamericana de Prensa y por la Relatoría Especial de las Naciones Unidas para la Promoción y Protección de la Libertad de Expresión.
El Gobierno y el entorno afín a Rafael Correa considera que la norma democratiza la palabra. En cambio, para muchos periodistas, la ley pone fin al periodismo en su país.
La relatora de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Catalina Botero, hizo varias observaciones, entre las cuales señala la figura del ‘linchamiento mediático’, calificación que se puede hacer a la denuncia de corrupción, si es que el funcionario público se siente afectado, independientemente de que la publicación sea cierta o no.
Los críticos al Gobierno de Rafael Correa consideran que ha consolidado las restricciones a la libertad de prensa en su país, después de sostener batallas verbales y legales con diarios y periodistas de ese país. Ecuador es una muestra de lo que pasa cuando el poder que se mete con la libertad de prensa.

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