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lunes, agosto 28, 2017
ACTRIZ DE VANGUARDIA, MAESTRA Y RADIALISTA Miriam Bohórquez
“Yo no tenía por qué pedir permiso a las hermanas (del colegio donde trabajaba como maestra), yo tenía el permiso y el aval de mi esposo”, comenta muy segura a ECOS, Miriam Bohórquez de Arce, una encantadora mujer de 80 años, cabellos platinados, hermosa sonrisa, viva mirada y aire distinguido. Maestra de profesión, locutora de radio y una actriz de teatro vanguardista que rompió con algunos esquemas tradicionales de la mujer en las tablas en los años 60.
“El amante complaciente” fue una obra de teatro que escandalizó a ciertos sectores de la conservadora sociedad sucrense de aquellos años, al punto que, al día siguiente de la función, las religiosas que administraban el colegio donde Bohórquez trabajaba como maestra, buscaron a su marido en su casa para reclamarle cómo era posible que permitiera que su esposa actuará en una “obra así” y que muchos padres de familia habían reclamado.
A lo que el esposo, médico y también actor de teatro, Alfonso Arce, respondió: “Hermanas, les agradezco su interés pero yo soy el esposo aquí, este es mi hogar y aquí nadie entra. Nosotros decidimos qué está bien y qué está mal”.
“El amante complaciente”, de Graham Greene es la historia de un triángulo amoroso cuya presentación causó gran revuelo en Sucre. Pese a que el autor era católico y había enfocado su historia desde ese punto de vista, Bohórquez pagó la “osadía” de interpretar la obra y al siguiente año las religiosas ya no la contrataron como maestra, no obstante, al poco tiempo empezó a trabajar en el colegio Sagrado Corazón como maestra de castellano.
Bohórquez recuerda que unos años después, el padre Ramón Aguiló, director de radio Loyola, le escribió una carta desde España, refiriéndose a la mencionada obra y el debate público que organizó sobre ella el entonces rector de la Universidad San Francisco Xavier, Oscar Freerking Salas. Al respecto recordó que se trató de una gran polémica, con discusiones bastante apasionadas y gente a favor y en contra de “El amante complaciente”. Sin embargo, al final, se llegó a la conclusión de que la gente no comprendió la obra, recuerda la actriz.
Aguiló aprovechó la misiva para felicitar a los actores de la obra por su gran personalidad, manifestando que si retornaba a Sucre le gustaría poner una vez más en escena la obra.
Sobre este mismo tema, Bohórquez recuerda la conversación que tuvo con el dramaturgo, educador y filósofo chuquisaqueño Luis Carranza Siles, cuando ella le dijo “para mí es un verdadero problema representar obras de este tipo”, a lo que él le respondió: “Pero Miriam, tú lo haces en teatro, hay otros que lo hacen en la vida real…”.
Teatro
Bohórquez empezó a dar sus primeros pasos en el teatro a los 15 años; su primo, el actor de teatro, Alberto Bohórquez, le animó a ingresar a ese mundo. “A un principio temblaba de susto pero gracias a sus enseñanzas luego me sentí a mis anchas y feliz. Como vivíamos en la misma casa ensayábamos todo el tiempo. Me adapté al papel, era una obra de tres actos que trataba sobre la vida en pareja “Del brazo y por la calle”, se llamaba. “Esa vez nos honró con su presencia el rector de la Universidad San Francisco Guillermo Francovich”, dijo.
Cuando terminó la presentación, la autoridad subió al escenario preguntando dónde está la señora y al ver a Bohórquez dijo: “No puede ser ella, es una chiquilla; la que vimos en el escenario era una mujer”. Francovich la felicitó y manifestó que quedó muy satisfecho con su actuación, alentándola a que haga algo en la Universidad, incluso le ofreció una beca para ir a Chile, pero como Bohórquez era muy joven, su familia no le dejaría ir sola ni a Yotala, según expresó la actriz.
De esa forma, junto con Hugo Poppe y el famoso poeta Ameller Ramallo, fundaron el Teatro Universitario. “Así comencé en el teatro”, señala.
Bohórquez interpretó una serie de papeles, por ejemplo, junto con otros actores todos los domingos presentaban en el Teatro 3 de Febrero, una comedia al estilo del Chavo del Ocho, con estudiantes y maestros.
También participó en las obras “El baile”, “Del brazo y por la calle”, “Ha entrado una mujer”, “Usted tiene ojos de mujer fatal”, “La sirena varada”, “El amante complaciente”, “Cosas de papá y mamá”, “Living room”, “La pasión de Jesús” (un éxito taquillero que estuvo en escena durante varias semanas), “Melgarejo”, “Las tres perfectas casadas”, “Allá entró una mujer”, “La herida luminosa”, “La dramática insurgencia de la mujer” (escrita especialmente para Miriam por Luis Carranza Siles), “Las mariposas son libres” y “Los árboles mueren de pie”.
Junto con Rosemary Vidal, Santiago Martínez, el entonces sacerdote jesuita José Cabanach, Gilberto Valenzuela y otros actores de esa época, marcaron el teatro con letras de oro. “Formamos un grupo muy lindo, hicimos teatro durante unos 20 años, después incursioné en la televisión con el programa Hola Señor, en Canal 13 Universitario”, pero ahora como son otros tiempos ya no va al teatro, no le gusta porque tratan “temas chabacanos, que pasan a la vulgaridad y eso no puede ser. El teatro tiene que ser para educar”, sentencia. Radio Loyola le distinguió en 1964 como la mejor actriz de Sucre.
Radio
En 1965, cuando Bohórquez trabajaba como maestra y actriz de teatro, ingresó a trabajar en radio Loyola después de ganar un concurso. Esa vez el director de la emisora era el padre Ramón Aguiló.
Bohórquez reconoce que entre las tres actividades que desarrollaba la radio fue su principal pasión. Empezó grabando propagandas. Luego su exquisita voz, lectura y soltura para hablar, le abrieron camino para conducir programas dirigidos a niños, mujeres y programas musicales. Durante diez años acompañó en la conducción del informativo central al periodista Gabriel Peláez, asimismo condujo junto a José Cabanach, experto en cine, el programa “Pantalla Sonora”, donde se emitían los avances de estrenos en la capital, música y comentarios del cine mundial.
Así la voz de Miriam Bohórquez se hizo conocida y para la población se consolidó como un sello de radio Loyola, “la voz de los sin voz”, durante 30 años. “Ahora somos unas ilustres desconocidas porque nos invadieron de todas partes, ya duele un poco, pero qué se le va hacer. Aunque hay algunas personas que no nos olvidan, hoy por ejemplo, al entrar en una oficina un señor no muy mayor me dijo, cuando era niño siempre oía sus cuentitos cada día”, comenta.
A pesar de ello, Bohórquez reconoce que para ella no fue fácil trabajar en radio. “Tenía que leer y leer, llegué al extremo de ser doctora corazón, porque muchas mujeres me buscaban en mi casa para pedirme consejos, que no me animaba a dar por temor de inmiscuirme en vidas y problemas ajenos, entonces prefería decirles que busquen a los sacerdotes. Siempre he pensado y dicho que lo que para mí puede ser una solución, para otro puede ser un problema”.
Esta mujer vanguardista, también incursionó en la grabación de radionovelas con otros colegas de teatro que se animaron porque tenían mucha experiencia ypara ellos era fácil leer los libretos.
Recuerda, riendo, que los efectos sonoros se hacían de forma primitiva, por ejemplo, si se necesitaba lluvia usaban un balde con agua que hacían chorrear de a poco. “Generalmente íbamos a grabar a las 21:00 y terminábamos a las 2:00, nos invitaban un chocolate y nosotros éramos felices porque todo salía bien”.
Ahora Bohórquez escucha muy poco la radio porque los conceptos cambiaron completamente. “Antes la radio era cultural y tenía buenos periodistas, no nos inventábamos. La radio actual deja mucho que desear, no hay formación ni preparación; ahora, a veces, no saben ni el significado de una palabra cuando la obligación es saber de qué se está hablando, creo que en cualquier trabajo uno tiene que tener respeto por uno mismo”, señala.
“Seguro que he debido tener muchos errores, pero a mí me facilitaba el hecho de que era profesora de lenguaje. Si cometíamos algún error lo enmendábamos, además lo curas eran bien preparados y exigentes, si cometías un error te suspendían unos ocho días”, explica.
El Gobierno Autónomo Municipal de Sucre, entregó en 2013 a Bohórquez el Escudo de Armas, por su destacada labor en la locución y radiodifusión.
El presente
Bohórquez dice sentirse feliz al hablar del pasado porque tuvo mucha suerte en la vida. Sus padres fueron muy buenos y le dieron lo mejor, asimismo supo aprovechar las excelentes oportunidades que se le presentaron.
Añora y valora a su esposo fallecido porque fue un hombre que la entendió y amó con todos los problemas que puede haber dentro de una familia. “Construimos un bonito hogar y viajamos, pero se fue muy pronto, éramos una unidad”, recuerda con lágrimas en los ojos.
“Me dediqué íntegramente a todo lo que hacía, traté de cumplir con todos, con mi esposo, mis hijos y mis amigas. Yo creo que la vida me ha premiado porque tengo cuatro hijos que me han dado muchas satisfacciones, entre ellos seis hermosos nietos, dos mujeres y cuatro varones. La mujer debe hacerse respetar por su condición pues cumple más de un doble trabajo y hay que vencer al varón para sobresalir, pero sin olvidarse de asumir su rol en la maternidad”, aconseja.
Ahora Bohórquez es miembro de varios grupos: El Club del libro Jaime Mendoza, Mesa Redonda Panamericana, La época de oro del magisterio, La cofradía de la virgen de Lourdes, del Grupo de Descendientes del Presiente Aniceto Arce y del Movimiento Familiar Cristiano.
Empero, a pesar de sus muchas actividades dice que sus días son solitarios. “Ya puedo despedirme de este mundo tranquila, yo vivo de los recuerdos, me hubiese encantado tener una hija”, finaliza.•
Biografía
Bohórquez nació en Potosí, su padre fue Ernesto Bohórquez y su madre Mery de Bohórquez, es única hija, sus progenitores se divorciaron y cada uno hizo su vida por su lado. Estudió en el colegio Santa Ana, desde nivel inicial hasta salir bachiller.
Es profesora de literatura y castellano, trabajó durante varios años en colegios, posteriormente fue invitada a dictar docencia en la Escuela Normal de Maestros de donde se jubiló. “Yo quería ser maestra de kínder, pero como no tenía buen oído y tampoco sabía tocar un instrumento, opté por literatura y me sentí muy bien. Después enseñé literatura infantil en la carrera de Prebásico”, cuenta.
Se casó a los 22 años con el médico y actor de teatro Alfonso Arce, el compañero ideal de vida de Bohórquez, que siempre le impulsó y brindó todo su apoyo en las actividades que realizaba, murió hace 19 años, después de 47 años de matrimonio.
Con tantas actividades Bohórquez dice que estaba ocupada todo el día, pero se repartían las responsabilidades con su esposo y coordinaban los horarios y actividades de los miembros de su familia.
Procrearon cuatro hijos varones: Luis Alfonso (químico), ganó la beca Patiño y se fue a Suiza donde se quedó. Erick (médico), se fue a Alemania a los 17 años, a través de un programa estudiantil de intercambio donde estudió medicina y luego se especializó en Estados Unidos donde ahora vive. Francis (arquitecto) vive en Sucre y Sergio Arce Bohórquez (abogado y músico, el único que heredó las características histriónicas de su madre), es el vocalista de la banda de rock chuquisaqueña Maldita Jakeca.
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