A 30 años del inicio de sus actividades, el canal tiene menos adeptos.
MTV (Music Television), cadena estadounidense que nació como un canal especializado en videos musicales, inició sus transmisiones el 1 de agosto de 1981. Ayer cumplió 30 años y, a pesar de que en Latinoamérica está presente casi 19 años, los seguidores de esta señal disminuyeron debido a los cambios en su grilla. En Bolivia tuvo amplia aceptación, pero actualmente son pocos quienes aún ven la oferta de series y reality shows del canal.
Cambio obligado. Sergio Candia y Puka Reyesvilla, melómanos, opinan que, después de dejar de ser un canal que ofrecía música 24 horas al día, optaron por no verlo más. Y es que tras el nacimiento de YouTube, en 2005, la gente tiene la opción de decidir qué videos quiere ver, por lo que MTV redujo sus horas de música para dar paso a reality shows y series focalizadas en jóvenes entre los 12 y 18 años.
Esta idea es apoyada por Candia, quien dice que “todos veíamos MTV por ese afán de descubrir música. Ahora, el internet y las radios on-line son las que reemplazaron ese papel”. Comenta que quizás el programa, que al final es una empresa, vio que eso sucedería tarde o temprano y se puso a tono con la siguiente generación. “Los que ahora ven MTV, que no extrañan nada de lo anterior porque no lo conocían, lo extrañarán cuando el siguiente cambio mediático se dé y el canal se renueve una vez más”, apunta.
Por su parte, Reyesvilla afirma que para el éxito de MTV hubo una subjetividad generacional. “Nos tocó, para bien o mal, ser partícipes, generacionalmente hablando, de la llegada de la cadena de videos musicales a la grilla televisiva”. Si bien Reyesvilla no se considera un entusiasta de los clips, cree que el concepto de MTV cambió todo lo que hasta entonces existía, contra todo pronóstico que no le daba más de un año al aire.
Esencia perdida
De ser una cadena con una oferta diferente con los videos como base de su éxito, la búsqueda de un público joven es quizás lo único que mantiene, refiere el portal record.com.mx.
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