Con motivo del Día Mundial contra la Censura en Internet, este 12 de marzo, Reporteros sin Fronteras hace pública la nueva lista de "Enemigos de Internet" y "Países bajo vigilancia". Este informe viene a actualizar la lista publicada en el año 2011.
Dos países, Bahréin y Bielorrusia pasan de la categoría "Bajo vigilancia" a la de "Enemigos de Internet". Venezuela y Libia abandonan la categoría "Bajo vigilancia", mientras que India y Kazajistán hacen su ingreso.
"Los cambios en esta lista reflejan la evolución reciente de la libertad de información online", precisa Reporteros sin Fronteras. "Los internautas han estado, durante 2011, en el epicentro de los cambios políticos que han afectado al mundo árabe. Junto con los periodistas, intentaron poner en jaque a la censura, pero han pagado a cambio un alto precio”.
"2011 pasará a la historia como un año de violencia sin precedentes contra los internautas. Murieron cinco mientras trataban de informar. Cerca de 200 blogueros e internautas fueron detenidos, un 30 por ciento más que el año anterior. Una cifra nunca registrada antes, y que probablemente crecerá a la vista de la violencia ciega desplegada, especialmente, por las autoridades. Más de 120 activistas de la Red están en la cárcel de hoy ", lamenta la organización.
"Con ocasión del Día Mundial contra la Censura en Internet, Reporteros sin Fronteras rinde homenaje a aquellos ciudadanos de a pie que a veces arriesgan sus vidas o su libertad para mantenernos informados y asegurarse de que la represión no queda en el silencio".
La organización añade que "a medida que la censura y el filtrado intensifican la fractura en la Red y la segregación digital, la solidaridad entre los defensores de una Internet libre y accesible para todos es más vital que nunca para construir y mantener puentes entre internautas, y para garantizar que la información sigue fluyendo".
El informe precedente, publicado en marzo de 2011, ponía de relieve el protagonismo de las redes sociales, así como el papel de la Red como herramienta para la movilización y transmisión de información en el contexto de los levantamientos populares en el mundo árabe. Los meses siguientes estuvieron marcados por una escalada de la violencia esgrimida por los regímenes represivos en contra de lo que perciben como intentos de desestabilización.
De forma paralela, países supuestamente democráticos flaquean en nombre de la seguridad o adoptan medidas desproporcionadas para proteger los derechos de autor. Aumenta la presión sobre los proveedores de tecnología, alentados en algunos países a desempeñar un papel de policía en la Red. Las empresas de seguridad se convierten en los nuevos mercenarios de una auténtica carrera armamentista online. Los hackers activistas ayudan con su experiencia técnica a los cibernautas atrapados en las garras de un aparato represivo. Los diplomáticos también entran en juego. La libertad de información online se convierte más que nunca en un problema importante para la política exterior y la nacional.
Bahréin y Bielorrusia se unen a Arabia Saudí, Birmania, China, Corea del Norte, Cuba, Irán, Uzbekistán, Siria, Turkmenistán y Vietnam en la lista de "Enemigos Internet". En estos países a menudo se combinan los problemas de acceso, un alto grado de filtro, el rastreo de los ciberdisidentes y la propaganda digital.
Bahréin es un caso de éxito de represión, un apagón de información conseguido mediante un impresionante despliegue de medidas represivas: bloqueando los medios de comunicación extranjeros; acosando a los defensores de los derechos humanos; deteniendo a blogueros e internautas (uno murió en la cárcel); enviando a la justicia a perseguir a los activistas de la libertad de expresión y emprendiendo campañas de difamación contra ellos; e interrumpiendo las comunicaciones, especialmente durante las grandes manifestaciones.
En Bielorrusia, a medida que el país se atrinchera en el aislamiento político y el estancamiento económico, el régimen del presidente Lukashenko trata de controlar la Red. Internet ha recibido un duro golpe por la violenta reacción de las autoridades a "la revolución por los medios sociales". La lista negra de sitios inaccesibles se ha incrementado y la web fue bloqueada parcialmente durante las "protestas silenciosas". Algunos usuarios de Internet y blogueros fueron detenidos, otros, invitados por la policía mantener "conversaciones preventivas" para disuadirlos de manifestarse o cubrir las protestas; ha habido ataques contra sitios.
Desde los atentados de 2008 en Bombay, las autoridades indias han reforzado la vigilancia de la Red y la presión sobre los proveedores técnicos, aunque desmienten en público las acusaciones de censura. La política de seguridad nacional de la mayor democracia del mundo debilita la libertad de expresión en Internet y la protección de datos personales de los usuarios.
Kazajistán, que se jactaba de ser un modelo regional desde que asumió la presidencia rotatoria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 2010, parece haber olvidado sus promesas para emprender de forma resuelta el camino de censura online. En 2011, un movimiento social sin precedentes aumentó la crispación a las autoridades y las empujó a reforzar el control de la información. El régimen ha bloqueado de sitios de información, interrumpió las comunicaciones en la región de Janaozen en el momento de los disturbios, e impuso nuevas normativas liberticidas para la Red.
En Libia, los retos son muchos, pero la desaparición del coronel Gadafi y la extinción de su régimen pusieron fin a una era de la censura. Antes de su caída, el que fuera Depredador de la Libertad de Prensa había tratado de establecer un apagón informativo cerrando el acceso a la red.
En Venezuela, el acceso a Internet es gratuito. La autocensura es ciertamente difícil de evaluar, pero la adopción, en 2011, de leyes potencialmente liberticidas para la Red aún no ha mostrado un efecto especialmente nefasto. Reporteros sin Fronteras mantiene una actitud vigilante mientras las relaciones entre el poder y los medios de comunicación críticos continúen siendo tensas.
Si Tailandia continúa con su ascendente política de filtrado y sus condenas a internautas en nombre del delito de lesa majestad, podría unirse al clan de los países más furibundos contra la Web.
Al otro lado de la línea, Birmania pronto podría salir de la lista de "Enemigos de Internet" si emprende las medidas necesarias. El país está inmerso en un período de alentadora apertura, marcada por la liberación de periodistas y blogueros y por el levantamiento del bloqueo de sitios web de noticias. Ahora debe concretar las reformas; abandonar del todo la censura; poner en libertad a los periodistas y blogueros aún detenidos; desmantelar el aparato de control de Internet, y derogar la Ley Electrónica.
Hay países que encarcelan a internautas o refuerzan la censura de la Red. Entre ellos se encuentra Pakistán, que acaba de abrir concurso público para contratar un sistema nacional de filtro de Internet comparable a la Gran Muralla. Si bien no figuran en estas listas, Reporteros sin Fronteras también sigue de cerca la situación de la libertad de información online en países como Azerbaiyán, Marruecos y Tayikistán.
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