Enrique Salazar “Pensé que era fuerte, pero tengo límites”

Enrique Salazar se hizo extrañar. El presentador del programa de Red Uno, Que no me pierda, se ausentó de las pantallas el 12 de octubre, por motivos de salud. Ahora, más delgado, frontal, sin modestia y aceptando algunos defectos, se alista para volver el lunes con una nueva temporada del programa que cumplirá 10 años el 8 de noviembre. Salazar asegura que intentará tomarse las cosas con más calma, pero, ¿podrá el tigre dejar sus mañas sin perder sus manchas?

¿Qué lo alejó de las pantallas?

Hace tres semanas, después del programa, tuve un dolor de estómago muy fuerte e incontrolable. Me hicieron análisis y detectaron que las vías biliares estaban obstruidas, por lo que me realizaron una cirugía endoscópica. Dos días después me sometí a una cirugía laparoscópica, en la que me sacaron la vesícula para poder estabilizarme y corregir una pancreatitis. La pasé duro.

¿Fue una llamada de atención?

Yo pensé que era fuerte y esta situación me hizo darme cuenta que tengo un límite. Me agarró la ansiedad, me sentí impotente ante el dolor… mi vida estaba en manos de los médicos.

Mucha gente hizo eco de su ausencia en el Facebook

Admito que soy un ignorante en las redes sociales, pero agradezco las muestras de cariño.

¿Cuándo vuelve al aire?

El lunes. Quiero templar bien la voz y prepararme.

Se viene la nueva temporada…

Así es. El programa va a ir hasta las 00:30. Vamos a mantener el enlace nacional con César Galindo, la firmeza en los análisis y el espacio de ayuda social. En cuanto a contenido, vamos a implementar un sector llamado Mano a mano, donde voy a entrevistar a un personaje con preguntas concisas; un espacio para los titulares de los periódicos y, por primera vez, una joven me acompañará en un espacio dedicado a los comentarios de la gente, a través de mensajes de texto e internet. Habrá una banda permanente que amenizará la noche. En mi oficina ya están los instrumentos, pero no me atrevo a tocarlos (risas).

¿Cómo evalúa estos 10 años de programa?

El balance es positivo. Nunca pensé dirigir un espacio que tenga tanto acercamiento con la gente sencilla.

¿Dejar el programa fue, alguna vez, una opción?

La verdad que no. Me siento joven, con ideas, con ganas. Ahora vuelvo livianito, con 10 kilos menos y con ganas de cumplir 10 años más.

Es también el director nacional de noticias de Red Uno...

Y no hay uno a la vista que sea mejor director que yo. Me someto con cualquiera a nivel nacional, porque los resultados lo demuestran. Esto no es con ‘tacuara’, es con conocimiento y sentimiento… porque el que diga que esto es con frialdad, miente. Así como el que dice que construye una relación con el cambio social: esos son adheridos y son una vergüenza para el periodismo, porque les chupan las medias a los que están de turno.

¿Cómo ve la competencia en la franja horaria?

Puedo decirle que llevan duro con QNMP. No es falsa modestia. Mi programa está arriba, porque habla con sinceridad.

Que a veces se confunde con agresividad…

A mis 48 años no voy a mentir, en eso tengo que mejorar.

¿Hay algún personaje al que quisiera entrevistar?

A Evo Morales. Cuando lo entreviste, ni lo voy a estropear ni me voy a dejar estropear. Yo no soy (Ismael) Cala.

¿Qué es lo mejor y lo peor de tener su programa al aire?

Lo mejor es el cariño de la gente. Lo peor es el tiempo perdido con la familia. Quiero estar más cerca de ellos… cometí excesos laborales y pagué solito una factura muy alta. Voy a intentar serenarme más

EN PRIMER PLANO

Quiere calmarse y disfrutar de su familia

Está casado con Denise Campbell, con quien tiene tres hijos: Enrique, María Fernanda y Flavia. Su familia fue el pilar de su fortaleza durante los 11 días que estuvo internado.

“Si no se lo operaba, la infección podía derivar en una septicemia”, manifestó el cirujano Óscar Espinoza. La recuperación de Enrique fue lenta, pero favorable.

Salazar se sometió a varias cirugías estéticas, por lo que mucha gente pensó que se había hecho una tercera ‘lipo’. “Ya no estoy para esas janucheras”, dijo entre risas.