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domingo, agosto 28, 2011
Patricia Janiot se confiesa con La Razón
— ¿Qué significa ser Patricia Janiot de CNN?
— Se siente una responsabilidad muy grande, porque nuestro trabajo es muy visible y tiene repercusión en todo un continente. A veces nos toca ser portadores de malas noticias que tienen que ver con la reputación de funcionarios públicos. Nos tomamos muy en serio este trabajo y espero que estemos contribuyendo a la democratización de la información en la región, a que los políticos recobren las virtudes de la buena política y a fiscalizar un poco la labor de los funcionarios públicos.
— ¿Qué sintió cuando la aceptaron en CNN después de un incesante casting?
— (Sonríe) Yo diría que fue un proceso muy largo, de mucha espera, pues había muchas aspirantes. Yo también decía que era como comparar el proceso con un certamen de belleza, fue una angustia que se prolongó por bastante tiempo.
— ¿Siempre estuvo convencida de que lo iba lograr?
— Fue un sueño hecho realidad. Uno de mis mayores objetivos en la vida era entrar a un canal de televisión que sea visto en mi país; para ese momento, yo ya había salido de Colombia hacía dos años. Para un periodista, es llegar a las grandes ligas.
— Usted es la prueba de que las bonitas no son tontas, ¿su belleza le ayudó a abrirse puertas en la comunicación? ¿No quiso aprovechar el título de exreina de belleza en Colombia?
— Nunca me fié de mi imagen para alcanzar mi objetivo en mi profesión. Al contrario, eso fue para mí un desafío para demostrar que yo estaba donde estaba porque era una buena periodista y tuve que trabajar mucho más duro para ganarme la credibilidad y que la gente me creyera. Incluso, al principio me arreglaba mal para que la gente no me viera como una exreina de belleza, sino como una periodista. Para eso me había preparado, para eso había estudiado, me había concentrado en esa meta. Finalmente lo logré y se dieron las cosas como yo no las había planeado, se dieron muy fáciles.
— ¿Siempre quiso ser periodista o fue una casualidad?
— Durante el reinado tuve la oportunidad de trabajar en televisión porque me desempeñaba bien frente al micrófono y yo dije: “Pues bien, si este va a ser mi rumbo y destino, voy a prepararme”. En aquella época, en mi país se necesitaba una licencia de locución para trabajar en televisión, lo que me obligó a tomarlo. El curso era como una mini carrera de periodismo y descubrí un mundo de posibilidades para mí, que si me iba bien me inscribiría en la facultad de periodismo y me metería de lleno en esta materia y no me arrepiento para nada, es más, creo que fue una de mis mejores decisiones.
— ¿Es cierto que una blusa le permitió entrevistar a Fidel Castro?
— No sé si fue gracias a la blusa, que era de un color muy vivo, yo me movía en el salón de prensa donde él estaba dando su conferencia, y me movía de esquina a esquina para llamar su atención, fue algo así como un plan estratégico. Al final de la rueda de prensa, cuando yo me le acerqué, me dijo: “Tú eras la que estaba al fondo, ¿qué era lo que pasaba?”. Y eso me ayudó a que él se concentrara por unos buenos minutos conmigo en una entrevista, en medio de un enjambre de periodistas. Esa fue mi primera charla con Fidel Castro, que era algo muy difícil de conseguir.
— Sus preguntas presionan y a veces acorralan a los mandatarios. ¿Qué pasa? ¿Acaso ellos no tienen la respuesta correcta o quizá usted tiene una pregunta letal?
— No sé, yo creo que hago preguntas que se hace el ciudadano común y corriente en medio de una coyuntura, son preguntas lógicas que se hace la ciudadanía en determinados momentos. Yo creo que en nuestra región hay mucha prensa palaciega, mucha prensa amiga y, de repente, los presidentes no le abren la puerta a periodistas críticos que cuestionan y de pronto cuando se enfrentan a nosotros, los canales internacionales, no están acostumbrados a recibir preguntas tan directas y en estos formatos que son tan rápidos, tan al grano. Pero yo creo que cada vez más, los presidentes, los gobernantes y los funcionarios públicos entienden que la prensa está ahí para fiscalizarlos y que ellos están ahí para responder por sus actos, para hacerse responsables de lo que sale mal y de lo que sale bien. Nosotros, como buenos periodistas, estamos siempre a la caza de lo que se hizo mal para ver quién es el culpable.
— ¿Cómo se sintió cuando el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, le dijo que faltó a la verdad?
— Esto fue en una rueda de prensa en Venezuela durante un proceso electoral. El Presidente es muy agresivo contra la oposición. Recuerdo que yo hice un informe sobre eso, que si no se aceptaban los resultados por parte de la oposición, él sacaría los tanques a la calle. Y él lo dijo, está grabado. Lo vio todo el mundo y es lo que yo dije en mi informe. Sin embargo, él aprovechó para decirme que yo lo había sacado de contexto. Son cosas a las que ya estamos acostumbrados, y no sólo del presidente Chávez, sino de otros mandatarios que piensan que la prensa independiente es un enemigo y opositor político.
Estos son temas con los que tenemos que lidiar.
— ¿Cómo es ahora su relación con él?
— Es un Presidente muy amable con los periodistas, es un hombre muy carismático y tenemos una relación muy cordial, a pesar de los ataques en público. Es muy jocoso, muy amable y me dice: “Debería venir a trabajar a Telesur, chica”.
Públicamente me ha elogiado algunas veces (sonríe): hace rato que no lo hace, pero a pesar de la tirantez que se tiene entre gobernantes y prensa, siempre prima la cordialidad y el respeto.
— Cuando hace una cobertura o una entrevista, parece que no siente miedo, ¿es así?
— Miedo sí tuve, lo que no tengo es vergüenza a enfrentarme a una situación bajo presión. Creo que esa es una de mis ventajas, trabajar con calma bajo muchísima presión y eso es lo que nos caracteriza. Siempre fui muy de no medir las consecuencias, desde colegio tenía problemas disciplinarios y eso como que me dio la libertad del atrevimiento, que a veces me metía en muchos problemas, pero yo creo que uno aprende más de sus errores que de sus aciertos. Miedo siempre hay cuando estás viajando y sobre tus hombros llevas el liderazgo de una cobertura que cuesta muchísimo dinero, estás manejando un tema delicado y eso es una responsabilidad. Yo creo que el día que perdamos el miedo nos convertiremos en unos irresponsables.
— ¿Cómo se prepara para hacer una entrevista?
— Yo creo que este negocio hay que tomárselo muy en serio y estar muy enfocado, hay que perder la vergüenza y con un poquito de miedo uno se prepara, vas muy bien armado para poder manejar diferentes temas que cambian día a día, de país en país, al temple hay que ayudarle con planificación, con preparación y con trabajo.
— ¿Existe alguna diferencia entre la presentadora y la madre, la amiga?
— Yo tengo una parte de mi personalidad muy fría, muy comprometida, muy apasionada y, otra parte de mi vida es muy divertida, pero yo diría que no soy dos Patricias diferentes, sino que se complementan.
— ¿A qué personalidades le gustaría entrevistar?
— Me encantaría entrevistar a Gorbachov, un personaje que cambió el rumbo de la historia. A nivel Latinoamericano, a Raúl Castro y al presidente Calderón, así que espero que el tiempo me de la oportunidad de tenerlos en frente y hacer un especial.
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