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jueves, diciembre 12, 2013
Premio Nacional de Periodismo Digital 2013 a Sol de Pando por reporte sobre narco-vínculos
“Bosques de Pando se reducen en favor de la frontera agrícola y del narcotráfico”, titula la investigación periodística publicada por el periodista Wilson García Mérida el 3 de mayo de este año en el diario digital www.soldepando.com. El trabajo fue calificado por el jurado del Premio Nacional de Periodismo 2013 como el mejor del año en la categoría de Periodismo Digital.
Sol de Pando recibió además un segundo galardón este año por el reporte titulado “El tapir que habita en la Amazonia boliviana concita interés de científicos de todo el mundo”, de la periodista Silvia Antelo Aguilar, quien además es Gerente Propietaria de esta empresa periodística y de servicios informativos.
Los premios conferidos por la Asociación de Periodistas de La Paz (Aplp) fueron entregados el pasado viernes 6 de diciembre en un acto que se celebró en el Club de La Paz, donde fue ungido con el Premio Nacional de Periodismo 2013 el destacado radialista Mario Castro Monterrey. En dicho acto fueron asimismo posesionados los nuevos directivos de la Asociación Nacional de Periodista de Bolivia (ANPB) a la cabeza del distinguido académico Ronald Grebe.
En el acto estuvo presente el ex presidente Carlos Mesa, Premio Nacional de Periodismo 2012, y en medio de la extensa entrega de más de 40 premios en diversas categorías, los organizadores amenizaron el evento con presentaciones artísticas como las del Ballet Folclórico y Coro Juvenil de la UCB, el grupo Savia Andina, el elenco humorístico “Confidencias”, entre otros.
Exhortación a la unidad gremial
Wilson García Mérida, el Director de Sol de Pando galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Digital, dirigió al Directorio de l Aplp, y al Jurado del Premio, una carta de agradecimiento afirmando que “recibimos estos reconocimientos en una particular circunstancia histórica para nuestro apasionante apostolado. Como trabajadores de la información, nos toca vivir una coyuntura rica en contradicciones, desbordante de paradojas”.
“El país atraviesa una crisis a la cual podríamos caracterizar como un sistema de rupturas que nos ubica a los periodistas en el centro de la tormenta” —afirmó García Mérida—, “y en medio de ella nos estamos planteando este dilema de hierro: ¿A dónde va hoy el periodismo boliviano? ¿Hacia su corporativización como un factor alterno de poder? ¿O hacia su configuración como un apéndice de los poderes constituidos?”
“Yo digo que ése es un falso dilema” —opinó el periodista—. “Imaginemos un régimen de Autonomía Informativa, utopía cada vez más lejana a estas horas casi aciagas; pero utopía realizable y necesaria al fin. Autonomía Informativa sugiere equilibrio y armonía que se basan en la buena fe de los sujetos históricos y en el culto a la verdad como doctrina social. (…). Autonomía Informativa significa diálogo permanente y reciprocidad inquebrantable entre sociedad civil y sociedad política, diálogo sin el cual no habrá Libertad de Prensa, reciprocidad sin la cual será muy difícil la Libertad de Expresión”.
Y agregó: “Hoy en Bolivia no existe ese diálogo permanente —todo diálogo posible está condicionado a la sumisión previa—; y tampoco hay inquebrantable reciprocidad —se quebró. La sociedad política tomó de rehén a la sociedad civil, las partidocracias tomaron por asalto las zonas de emergencia comunitaria y todo lo que nos depara es corrupción, criminalidad, miedo y mordaza”.
“¿Qué nos queda ante este panorama a los periodistas bolivianos?”, se pregunta el periodista. “¿Quizá tomar partido por una oposición mediocre, miope y mezquina? ¿O tal vez adscribirnos como voceros bien pagados de un oficialismo autoritario, prebendal e intolerante?”
Nada de eso, afirma: “Colegas, retomemos la bandera democrática la Autonomía Informativa como un fundamento extraviado en este proceso de cambio, recuperamos la Libertad de Prensa, salvemos la Libertad de Expresión, restituyamos el equilibrio que se quebró entre la sociedad civil y la sociedad política”.
¿Y cómo?, se preguntarán muchos.
Uniéndonos, fortaleciendo nuestros gremios, consolidando nuestros liderazgos y, sobre todo, empuñando las nobles armas de la verdad, que son armas que aspiran a ser innecesarias cuando se gobierna un Estado en favor de la Sociedad Civil sin mentir ni silenciar, sin perseguir ni proscribir. “Pero no estamos aquí para victimizarnos, no nos sentimos víctimas ni pretendemos serlo. No deberíamos… Estamos conscientes de que las fuerzas que nos arremeten las hemos generado, nosotros, con nuestro trabajo en la trinchera; sabemos que nuestra militancia en la verdad probable y probada nos pondría a tiro de quien no aceptará nuestro dedo en la llaga. Y por eso mismo no pedimos solidaridad. Pedimos refuerzos, si fuera posible, en esta batalla desigual”.
“El año que viene será más complejo que éste que culmina. Será un año electoral y de consecuentes polarizaciones. Los peligros que hemos experimentado este año se agudizarán sin duda” —advierte García Mérida—. “Si la manipulación y las rupturas se imponen a la unidad y la conciliación, para subordinar la información a estrategias de acumulación de poder, para liquidar todo vestigio de Autonomía Informativa en este proceso, no nos extrañe que nuestros verdugos estarán entre nosotros mismos, tal será la obra maestra del poder político que todo lo corrompe. Ahí sí seremos víctimas. Víctimas de nuestra propia autodestrucción en medio de la crisis. Está en nuestras manos y en nuestras conciencias evitar a tiempo ese fatídico instante”.
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