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jueves, julio 03, 2014
John Ernesto Arandia Hurtado: “No busco alguien para llevar a la cama”
Nació en cuna de paja. “De buena paja”, aclara. A punta de becas y de trabajo terminó Comunicación Social en la Universidad Católica Boliviana. Perdió a su padre una semana antes de salir bachiller, y su madre solo pudo pagarle los primeros meses de la carrera.
John Arandia es grandote, salta a la vista cuando llega vestido con una chompa canguro a la entrevista en la oficina central de Cadena A en La Paz. Es más alto de lo que aparenta en la televisión, mide 1,88 metros y pesa 101 kilogramos. Tiene 42 años, está divorciado, es padre de dos hijos, Adrián (16) y Sebastián (11). Es director nacional de noticias de Cadena A, director del programa Todo a pulmón y presentador del noticiario nocturno. Se encuentra en la fase final para ser piloto, haciendo el curso de Aviación Comercial, tal como soñó siempre, y contra todo pronóstico económico de su juventud.
Cumplir esta meta le demanda viajar de La Paz a Santa Cruz y viceversa para pasar las clases, ya que en la sede de Gobierno no hay esta opción. “Quisiera pensar que en mi anterior vida he sido algo parecido a un piloto, o un angelito, el cielo me atrae mucho. Estar en un avión es paz, es ver la amplitud de la creación de Dios, sentirse más libre, disfrutar una especie de apoderamiento del mundo, ver cómo en minutos se puede estar en sitios tan diferentes”. Además disfruta de sumarse a entrenamientos militares, está habilitado como casco azul, está autorizado para ser corresponsal de guerra y corresponsal antinarcóticos de la Felcn (tiene hasta el chaleco en su oficina).
John Arandia es Espirita, cree en varias vidas, así que no se preocupa mucho por los riesgos que conlleva el pilotaje. “Nos encargamos de fortalecer el espíritu, la muerte es una deliciosa transición hacia el verdadero lugar de donde todos venimos, a lo único que temo es a no dejar las cosas en orden. La muerte llega nomás, la cosa es que lo pesque a uno sonriendo”, dice, y asegura que no es de los dientes para afuera. Según él, el periodismo también tiene sus peligros, “he arriesgado mi vida un par de veces, como cuando en una manifestación se disparó el arma a un policía”, recuerda.
Aunque es loco por las "latas" (aviones), dice que no pretende abandonar la comunicación por las aeronaves. “Este es el lugar donde Dios me puso, me gusta lo que hago, pero el pilotaje fue completar el círculo. La TV me da el poder, pero no de hacer y deshacer, sino de trabajar por los demás”.
John fue quien le tendió la mano a María Rene Duchén cuando nadie le daba trabajo después de su incursión en la política. “No tenemos por qué sepultar a las personas, ella nunca hizo algo grave, lo malo de la historia es que la gente mediocre trató de hundirla usando esa excusa y le hizo mucho daño, pero ella es de fierro y nunca dejó de ser periodista, el concepto que tengo de ella es que es la mejor conductora de TV de Bolivia, hasta hoy; ha logrado volver porque es la mejor y volverá cuantas veces quiera”.
En cuanto al romance, John estuvo solo por cinco años, al menos eso dice, aunque es cauto al afirmar que tiene un proyecto en la mira, del que se niega a dar el nombre. “No busco a una persona para llevar a mi cama, busco mi otra mitad, alguien con quién amanecer. Estaba inerte, dormido, pero al final Dios manda a una persona que patea tu puerta”.
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