¿Cómo nace Mapamundi?
— Mapamundi nació de mi interés por el acontecer mundial. He trabajado durante siete años en la cooperación internacional y, entre 2011 y 2012, tuve el privilegio de representar al país en las Naciones Unidas. Además he sido periodista en ejercicio durante los 15 años previos, de modo que ahí estaba tal vez la combinación ideal. Al volver al país, en enero de 2013, decidí que era el momento de unir ambas experiencias, y la red Erbol me abrió las puertas para producir Mapamundi. El espacio se difunde de lunes a jueves de 08.15 a 09.00. Comienza después de Contacto Sur y da paso al programa matutino de Amalia Pando. Este 4 de marzo cumplimos un año.
— ¿De qué manera se prepara para hacer las entrevistas?
— Para un programa que dura 45 minutos invierto al menos unas dos horas en la preparación. La idea no es tanto informar, sino contextualizar. Dado que los oyentes ya cuentan con abundantes servicios de noticias, lo que busco es abordar los mismos temas, pero con cierta profundidad, mostrando conexiones novedosas. Aprovecho al máximo la internet, donde abundan materiales sonoros que los periodistas no explotamos adecuadamente. Lo que hago es informarme a fondo sobre los temas seleccionados y presentar datos y declaraciones grabadas en distintos ámbitos. Procuro no opinar en exceso, sino hacer que sean los hechos los que comuniquen. Me interesa mucho preservar un puente con Bolivia, es decir, mostrar que lo que pasa en el mundo nos afecta o beneficia de manera muy evidente.
— ¿Cuál es el secreto para que la gente comprenda con “chuis” asuntos complejos actuales?
— Es difícil hacer comprensibles asuntos que ocurren lejos de nuestra realidad. Esa, la didáctica, pretende ser una cualidad de Mapamundi. Trato temas internacionales desde la óptica boliviana. Para ello convoco a entrevistados nuestros que han sido testigos cercanos de acontecimientos diversos en otros países. Ellos son quienes mejor nos pueden explicarnos las cosas, porque manejan nuestros códigos culturales y pueden ponerse en el lugar del oyente. También usé la música como una forma de acercarnos a lo que nos es ajeno.
— ¿De qué manera encuentra al entrevistado adecuado para el programa?
— Al inicio pensaba que era muy complicado. Sin embargo he aprendido que a La Paz llegan muchos expertos extranjeros para dictar conferencias o tener reuniones con actores locales. Es increíble la cantidad de actividades de rasgo internacional que se organizan en nuestra ciudad. Entonces siempre hay una veta inagotable de gente interesante, a la que el periodismo no acude con la frecuencia aconsejable. Solo en el caso del Medio Oriente, por ejemplo, hemos podido tener la perspectiva judía, la de los palestinos y la de los kurdos. Por otra parte, se ha podido armar series de entrevistas sobre un mismo asunto.
Cuando se organizan seminarios es muy posible entrevistar a varios invitados extranjeros durante su estadía en nuestra ciudad. Ello ha permitido abordar temas en toda su complejidad.
—¿Cuál es la entrevista que más le ha gustado hacer?
— La entrevista más emotiva fue la que le hice a José Chingo Baldivia a pocas semanas de su muerte. Baldivia fue militante del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y su testimonio permitió conocer mejor la influencia en Bolivia de la Revolución Cubana. Sin embargo, en 200 programas hubo muchas conversaciones valiosas. Recuerdo mucho una serie de entrevistas con líderes indígenas de Perú, Guatemala, Ecuador, Colombia y Chile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario